Decía Vincent Bugliosi en su libro ‘Helter Skelter’ que los cañones de Hollywood y Beverly Hills son engañosos, un ruido que apenas es perceptible a un par de kilómetros de distancia se puede oír a unos cuantos metros a la redonda con total nitidez; aquella noche los sonidos fueron confusos en la cima rocosa de la ciudad de los sueños. El 9 de agosto de 1969 fue una jornada calurosa, aunque no tanto como en días anteriores. Para alivio de los habitantes de Los Ángeles las altas temperaturas estaban remitiendo, pero eso no impidió que los privilegiados que vivían en lo alto de los cañones abriesen las ventanas de sus lujosas mansiones buscando algo de brisa en esa noche de verano.
En medio del bochorno y el sofoco provocado por el smog, un joven llamado Charles “Tex” Watson se escurrió con agilidad por un terraplén que conectaba con el 10050 de Cielo Drive. Al saltar la tapia quedó deslumbrado por los faros de un coche que se acercaba a la verja de salida, en su interior se encontraba Steven Parent, un chaval de 18 años que regresaba de visitar a su amigo, el vigilante de la parcela, William Garretson. Lo último que vio el pobre Steven fue la figura de Tex acercándose a él y la boca de un revolver del calibre 22 apuntándole. Segundos después un disparo rasgó el aire y ese sonido, que no fue escuchado por los vecinos de las casas colindantes pero que sí resonó en los oídos de los angelinos que se encontraban a kilómetros de distancia, marcó el inicio de uno de los capítulos más sonados del crimen norteamericano.
Los asesinatos de Cielo Drive pusieron punto y final al sueño hippie, ese California Dreamin’ que entonaban The Mamas & the Papas se tiñó de sangre a manos de unos jóvenes que, en nombre de una revolución febril, acabaron con la vida de siete personas en dos noches consecutivas. El movimiento de psicodelia, pacifismo y libertad sexual que comenzó en las calles de San Francisco en 1967, en el conocido como «el verano del amor», tuvo su final también en un período estival, solo que en esta ocasion el sentimiento que dominaba era el odio.
Después de 52 años el imaginario colectivo no olvida lo que sucedió aquel 9 de agosto o, al menos, eso parece. Quentin Tarantino revivió a Sharon Tate en su última película ‘Once Upon a Time in Hollywood’, Emma Cline exploró la mente de las adeptas de Manson en su novela ‘Las chicas’ y David Fincher sentó al mítico asesino frente a los agentes Holden Ford y Bill Tench en la segunda temporada de ‘Mindhunter’. La iconografía pop que rodea la figura de Charles Manson es tan extensa que resulta imposible no compararlo con rostros tan conocidos como el de Audrey Hepburn, James Dean o Marilyn Monroe. Su mirada enfermiza, su rostro mesiánico y sus discursos antisistema continúan atrayendo a un sinfín de fanáticos que quieren saber más sobre el criminal más famoso de los Estados Unidos, pero… ¿Por qué?
¿Por qué genera tanta fascinación la familia Manson?, ¿Cómo unos jóvenes de clase media norteamericana pudieron convertirse en hippies asesinos que portaban cuchillos de caza y se colaban en las mansiones hollywoodienses en plena noche? En este especial dividido en tres partes analizaremos los orígenes de Charles Manson, la historia de la familia y el estilo de vida que llevaban en el viejo rancho de películas Spahn.
Si te apetece saber más sobre la secta más famosa del siglo XX, ponte cómodo, prepárate un café y bucea conmigo en la enfermiza mente de un psicópata que ha traído de cabeza a sociólogos y criminólogos de todo el mundo durante décadas.
Los nuevos chicos de San Francisco
Para poder comprender los asesinatos perpetrados por Manson y sus acólitos es necesario retroceder en el tiempo hasta el 12 de noviembre de 1934. Charles Milles Manson nació en Cincinnati (Ohio), su madre, Kathleen Maddox, era una joven soltera de 16 años con inclinaciones delictivas que nunca atendió adecuadamente a su hijo, la falta de cariño de su madre y la ausencia de una figura paterna empujaron al joven Charlie a ser un chico problemático desde la infancia. Pasó toda su juventud a caballo entre casas de parientes y reformatorios de los que se escapaba para volver a reincidir, cuando cumplió la mayoría de edad ingresó en prisión, de la que solo salió por breves periodos de tiempo. Uno de ellos le sirvió para casarse y convertirse en padre por primera vez, el otro para aterrizar en una sociedad en la que se gestaba una nueva corriente que se convertiría en su salvaguarda.
No es extraño pensar que para Manson la cárcel fue lo más parecido a un hogar. Tras pasar toda su vida entrando y saliendo de ella, pudo aprovechar el tiempo y conocer su verdadera pasión; la música. En prisión un compañero le enseñó a tocar la guitarra y, de forma paralela, convirtió el libro de Dale Carnegie, ‘How to Win Friends and Influence People’ en su biblia personal. Gracias a la obra de Carnegie, Charlie suplió las carencias físicas por su baja y enjuta figura para sustituirlas por técnicas de persuasión que le fueron especialmente útiles en 1967 cuando, tras ser puesto en libertad, se trasladó a San Francisco.
En el barrio de Haight-Ashbury, en pleno verano del amor, una nueva sociedad emergía dejando a un lado la Generación Beat para cambiar los jerséis de cuello alto y las boinas por los pantalones de campana y las melenas al viento. La contracultura agitó el país y la sociedad joven norteamericana se desvinculaba cada vez más del capitalismo y la idiosincracia del Tío Sam.
La guerra de Vietnam, la tarta de manzana, las gafas Ray-Ban Clubmaster y el Partido Republicano, cansaban a unos jóvenes diametralmente opuestos en ideología a sus padres. El clima de patriotismo, represión y violencia que se había instaurado en el mundo tras la Segunda Guerra Mundial asfixiaba a una generación que quería abrazar nuevas formas de vida inspirados por las culturas orientales. En mitad de ese elixir de festivales, amor libre y drogas, Manson conoció a Mary Brunner, una joven bibliotecaria de 24 años que pronto se convertiría en su amante. Brunner fue la primera de las chicas Manson y también un personaje respetado dentro de la familia, conocida como “Madre María”, era la figura clave entre las mujeres que agasajaban a Charlie. Fue su primera seguidora, su amante durante un lapso de tiempo y también la madre de uno de sus hijos.
Lo que en un inicio comenzó como una relación monógama pronto se convirtió en un acuerdo tácito poliamoroso. Ambos dejaron todo y comenzaron a viajar en un autobús escolar pintado de negro por todo el Estado mientras recogían a mujeres que iban encontrando a su paso. No pasó mucho tiempo hasta que se añadió al clan Lynette Fromme alias “Squeaky”, la más ferviente seguidora de Manson, y Patricia Krenwinkel alias “Katie”, una de las asesinas de Cielo Drive.
La suerte de Charlie daría un giro cuando en 1968, por casualidades del destino, conocería a Dennis Wilson, el batería de The Beach Boys, una de las bandas de música del momento. De esa amistad nacería la oportunidad que Manson llevaba tiempo esperando, pero también el germen de su odio visceral contra el establishment de Hollywood que culminaría en la masacre de 1969.
¿Quieres saber que tipo de relación unía a Manson y Wilson?, ¿Cómo se asentó la familia en el rancho Spahn?, ¿Qué tipo de rituales sexuales practicaban?, ¿Qué motivó a Charlie y sus seguidores a asesinar a Sharon Tate? Entonces no te pierdas la segunda parte de este especial dedicado a la Familia Manson.