El 15 de agosto se estrena en España la nueva película del siempre esperado Quentin Tarantino Érase una vez en Hollywood, protagonizada por los afamados Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. Este nuevo filme, el noveno del director y que, según él, podría ser el penúltimo de su carrera, es un homenaje a Sergio Leone, uno de los cineastas que más han influido en su filmografía.
Aprovechamos esta esperadísima ocasión para hacer un repaso a la filmografía del director, rescatando las particularidades de su cine que nos permiten reconocer su sello en cualquiera de sus historias.
Violencia y sangre
Si tuviéramos que quedarnos con el rasgo más característico del cine de Tarantino sería este sin dudarlo, ya que en todas sus cintas aparece explicitamente la violencia en mayor o menor medida. Sin embargo, gracias a la habilidad del director para utilizar este recurso de forma estética, no genera rechazo en el espectador, sino todo lo contrario: causa una sensación de atracción hacia escenas enrojecidas, llenas de tiros, luchas o patadas sin provocar el menor remordimiento.
En algunas de sus escenas más icónicas, la muerte por violencia puede incluso contar con una teatralidad y comicidad que nos aleja de la dureza de la situación y nos hace disfrutar de los movimientos y golpes frenéticos sin importar nada más. Es lo que sucede en las películas Kill Bill volumen I cuando observamos los chorros de sangre que salen disparados de los guerreros asesinados durante la lucha mientras Uma Thurman se va deshaciendo de ellos uno a uno. Quien ve la película percibe perfectamente la dureza de la matanza que se está perpetrando pero no puede quitar los ojos de ese baile de cuerpos que van cayendo uno a uno al ritmo de una coreografía perfecta bañada en color rojo, amarillo y negro.
De igual forma sucede en Malditos Bastardos con la escena del incendio en el cine, donde la quema y desaparición de toda la cúpula Nazi provoca una subida de adrenalina que además replantea con cierto disfrute una historia alternativa a la real.
Otros títulos evidencian este gusto por lo violento, como Reservoir Dogs y su icónica escena de la oreja arrancada, o Django desencadenado, donde los tiroteos a quemarropa se suceden durante toda la historia y que incluso nos ha dejado momentos sangrientos verídicos, como el corte de Leonardo Di Caprio en su mano mientras golpea una mesa llena de copas.
Bandas Sonoras
No es posible entender el cine de Tarantino sin una música detrás que nos introduzca en la historia y nos lleve al lugar exacto al que él pretende llevarnos, creando ambientes perfectos. Y es que, como buen melómano, en cada una de sus películas las canciones adquieren un peso más allá del mero acompañamiento para terminar teniendo un significado propio. Hasta tal punto llega la importancia del elemento musical en la obra del director que ha llegado a declarar en algunas ocasiones que incluso ha escogido las canciones antes de escribir el guion.
Al hablar sobre las bandas sonoras de las cintas de Tarantino, Pulp Fiction es probablemente el primer título que pueda venirnos a la cabeza debido a la infinidad de música surf, rock and roll y pop retro que aparecen como homenaje a piezas poco conocidas de los años 60. La música aquí además es utilizada para seguir una cronología y ubicarnos en el tiempo. La versión del tema de Neil Diamond, Girl, You’ll Be a Woman Soon, es el la composición más recordada de este largometraje.
Jackie Brown, una de sus películas más olvidadas o más injustamente tratadas, también rendía homenaje a la música de los sesenta. En este caso, al funk y al soul con algunos grandes como The Delfonics o Randy Crawford. La pieza más emblemática, sin duda, es la de Bobby Womack cantando Across 110th Street.
Aunque, como vemos, Tarantino presenta elecciones muy variadas en cuanto a la música se refiere, Ennio Morricone es un compositor constante en su filmografía, sobre todo en sus películas de su tan adorado género espaguetti western: Django desencadenado, Malditos bastardos y Los odiosos ochos, donde por primera vez toda la banda sonora era de él. También es de este compositor L´Arena, que sonaba en Kill Bill volumen II.
Mujeres empoderadas
Quizás este sea el aspecto más discutido en el cine del director, ya que la crítica en ocasiones ha llegado a tildar de misóginas algunas actitudes hacia las mujeres en sus películas. Sin embargo, que sus personajes femeninos sean violentos, crueles, interesados o de dudosa moralidad solo les hace igual a los masculinos, ya que, para Tarantino, sus personajes tienen más oscuros que claros y equipara a ambos géneros en esto, ofreciendo a la mujer la oportunidad de ser fuerte, atrevida y, sobre todo, villana, algo que no siempre es fácil de encontrar. También egoista, una cualidad que pocas veces se les permite tener a ellas en otras historias, casi siempre dedicadas a mantener el bienestar de los suyos aun a riesgo de sacrificar sus propios intereses.
Queda demostrado entonces que para el director la mujer es esencial en sus cintas, hasta cuando parece que tienen un papel secundario. De otra forma, no sería posible encontrar personajes femeninos tan memorables como Jackie Brown, interpretado por Pam Grier, que es quizás el más feminista de todos por decidir dejar de ser la persona de la que todo el mundo se aprovecha para coger las riendas de su vida y cambiar aquello que no le gusta ejerciendo la venganza con los que la han utilizado.
Uma Thurman encarna el papel de musa empoderada de Tarantino, al interpretar a dos de los personajes más memorables: Mia Wallace, la mujer fatal de Pulp FIction, y Beatrix Kiddo, la vengativa asesina de Kill Bill volumen I y II. Ambas salvajes, alocadas y decididas a acabar con sus enemigos pero también fuertes y admirables.
Cabe destacar también otras figuras emblemáticas como Shoshanna, intepretada por Mélanie Laurent en Malditos bastardos, la judía que termina matando de forma masiva a los mismos nazis que asesinaron a toda su familia delante de ella cuando era niña o las chicas de Death Proof, que denuncian la cosificación del cuerpo de la mujer convirtiendo al Especialista Mike en su objeto y utilizándolo para sus propósitos, poniendo en evidencia de esta forma actitudes que las mujeres tienen que aguantar continuamente y trasladándolas al género masculino.
Diálogos sesudos y planos contrapicados
La acción tiene mucho peso en el cine de Tarantino pero nunca a costa de sacrificar el diálogo. Muy al contrario, el cineasta elabora textos profundos, con largas conversaciones y mucho humor negro que quedan en la memoria tras ver sus películas. Diálogos como el de Christoph Waltz en el inicio de Malditos Bastados, cuando va a una granja a buscar a judios escondidos y va tensionando la situación cada vez más con sus palabras y gestos faciales. También las conversaciones que se desarrollan en Reservoir Dogs durante toda el metraje, desde el debate que tienen sobre la conveniencia o no de dar propina a los camareros hasta los enfrentamientos de los miembros del clan mientras están escondidos.
En Los odiosos ocho, las reflexiones verbales llevan de igual forma todo el peso de la historia, en un filme en el que prácticamente todo es nieve y cháchara.
En cuanto al estilo de rodaje, una de las particularidades de toda su filmografía es el uso del plano contrapicado, utilizado habitualmente para magnificar al objeto que se enfoca. De esta forma, centra nuestro foco de atención en él para anticiparnos a una situación desastrosa que va a suceder a continuación. Podemos ver este tipo de plano prácticamente en todas sus películas y forma parte de su estilo propio tan definido.
Otras caracterísiticas muy fácilmente reconocibles que definen su cine son el fetichismo por los pies femeninos, las escenas dentro de maleteros o las constantes referencias y homenajes a otras películas, en muchas ocasiones de serie B.