Viajeros locales de la nueva normalidad

Viajeros locales.
Viajeros locales.
En tiempos de pandemia nos transformamos en viajeros locales ávidos de redescubrir lo próximo, de un turismo reflexivo.

Las maletas comienzan a llenarse. Bañadores, chanclas, botas de montaña, telas ligeras, el cargador… se mezclan en el equipaje con mascarillas y geles hidroalcóholicos. El viaje ya no comienza reservando un vuelo, hemos dicho adiós a saborear con semanas de antelación nuestro destino, el turismo local se transforma en tendencia involuntaria, y todo ello trastoca un sector y una experiencia.

El coronavirus nos ha impuesto vivir en incertidumbre, reservar a última hora, saber con exactitud los kilómetros que nos distancian de nuestra casa. Y el turismo se transforma así en otro de esos elementos sobre los que toca reflexionar tras la realidad de una pandemia. Toca readaptarse, manteniendo la premisa (o quizás teniéndola más presente que nunca) de que lo importante es disfrutar. Aprovechar cada rayo de sol en la piel, cada carcajada de terraza, cada paisaje de postal (o de fondo de escritorio). Algunos medios de comunicación hablan de la reinvención del turismo pero en realidad, para el viajero, ese ser ávido de descubrimiento, simplemente es una nueva oportunidad.

Quizás es la excusa para hacer una visita a esos amigos que se cambiaron de ciudad hace ya un tiempo y cuya visita se ha ido posponiendo. O para coger un tour o el autobús turístico por nuestra ciudad. Transformándonos en viajeros locales dispuestos a recuperar la esencia de lo cercano.

Son tiempos de guiri patrio. El concepto de viaje para los que quieren descubrir otras culturas se trastoca, pero quizás descubrir más la nuestra es uno de los aprendizajes a los que nos llevan estos tiempos. Porque no tendrás que aprender rápidamente, guía en mano mientras vuelas, las palabras básicas de un nuevo idioma, pero quizás aprendas nuevas de la nuestra y regreses llamando cuarto al botellín o pidiendo un café sombra.

Turismo nacional.

El turismo en época de pandemia implica decir adiós a muchos objetos; cartas de restaurantes, audioguías en museos, programas de mano, flyers de chupitos gratis… que se transforman en códigos QR o en apps. Lo que conlleva renunciar a crear un álbum repleto de entradas y recuerdos al regresar. Pero de nuevo, nos permitirá acercarnos a mantener recuerdos, a crear imágenes en nuestra mente que a lo largo de nuestra vida se volverán a evocar a través de algún olor o de un paisaje.

El turismo nacional vuelve a ser reclamo tras décadas de grandes viajes, de circuitos que nos permitían conocer todo un país en una semana, porque es probable que no haga falta ni salir de nuestra provincia. Quizás mucho más cerca de lo que pensamos tenemos playas de ensueño, museos sorprendentes, monumentos históricos por descubrir, pueblos con encanto en los que perderse, restaurantes con los que maravillar el paladar… y así, aunque sea solo por un verano, convertirnos en viajeros locales.