Regalar es uno de esos actos que divide a los seres humanos. Por un lado están quienes disfrutan al máximo la oportunidad para dar rienda suelta a su creatividad y dedicar tiempo y esfuerzo a buscar un regalo que apasione al regalado. Por otro quienes se conforman con regalar lo de siempre y ni siquiera esperan sorprender. Pero regalar es un acto de generosidad, de alegrar a quienes nos importan, de ilusionarles. Por eso encontrar regalos originales es una tarea que casi todo el mundo se ha planteado y hoy conseguirlo pasa por regalar experiencias.
Quizás el mayor gozo de un regalo no está en quién lo recibe si no en que quién lo ha escogido vea su cara de felicidad. En que sienta por unos instantes que ha generado alegría en alguien. Por ello buscar regalos originales se convierte casi en un mantra. Nadie quiere a día de hoy regalar por regalar, sino regalar felicidad, regalar emociones.
Actualmente estamos realizando compras de productos casi a diario, si a alguien le gusta algo seguramente se lo vaya a comprar. Por eso regalar objetos está dando paso a regalar experiencias. Vivimos intentando tener más tiempo y se hace una tarea arduo complicada, por ello regalar tiempo y tiempo bien invertido es uno de los regalos más originales que podemos hacer hoy en día.
Pensar qué actividad disfrutaría al máximo la persona a la que vamos a regalar y dedicar tiempo a investigar opciones, lugares e incluso recorridos se ha transformado en una tendencia. Las experiencias son personales, y únicas, son vivencias que siempre se conservarán en el recuerdo. Y al final, lo único que nos queda es el recuerdo. Puede que regales un objeto maravilloso que sorprenda a quien se lo entregues, pero también es probable que con el paso del tiempo se olvide de él o incluso desaparezca. Una experiencia siempre formará parte de la memoria.
Además regalar experiencias es un catálogo inmenso de posibilidades. Pueden ser deportivas o de aventura, pueden suponer descubrir un nuevo destino, un nuevo lugar en el mundo, regalando estancias o viajes. Pueden centrarse en el bienestar con momentos de belleza o spa, pueden abogar por el aprendizaja con visitas culturales… Las opciones son múltiples y el único límite es encontrar qué experiencia es la que esa persona va a conservar en su memoria el resto de su vida.