El mar querer puede provocar el mal dormir pero aquí estamos para hablar solo de lo segundo. Que es el título del ensayo ganador del I Premio de No Ficción de la editorial Libros del Asteroide. En él David Jiménez Torres alza la voz sobre un hecho tan común que aún no tenía un libro propio. Aunque como desgrana el texto sí muchísimas referencias en la literatura.
El subtítulo de El mal dormir ya avanza gran parte de lo que va a encontrar el lector “sobre el sueño, la vigilia y el cansancio”. Y es que este libro reflexiona, analiza y personifica cada uno de estos conceptos en la experiencia del autor, en la de quienes conoce y en la de múltiples escritores y personajes, sin dejar de lado el acercamiento científico al insomnio.
El mal dormir es casi un modo de vida para quienes cada noche ven (vemos) avanzar el reloj a la par que avanzan los monólogos personales en su mente y las preguntas de si esperar el sueño o de si será mejor levantarse. Somos muchos, y parte de este ensayo se vuelca en que los insomnes no nos sintamos solos, pero también en que los biendurmientes se acerquen a una realidad que muchas noches ocupa el cuerpo con el que comparten cama, pero que desconocen. Las primeras palabras ya harán que los primeros se sientan identificados “siempre he dormido mal”. Afrontar la vida y las rutinas desde la mente de un maldurmiente es un proceso que varía, pero en el que a veces el mal dormir se presenta como un aliado.
Hay muchos maldurmientes. De ahí que El mar dormir reflexione en porqué hay tanta gente que le cuesta hacer algo tan innato, tan natural; “se nos resiste algo que hasta las lombrices saben hacer”. Y ese algo se vislumbraba incluso como una ventaja evolutiva cuando la supervivencia de la especie podía estar condicionada a un ataque nocturno. Ahí un insomne era importante. Hoy lo que fue una ventaja evolutiva parece no haberse adaptado a la actualidad.
A lo largo del ensayo va repitiéndose la pregunta de si es real la epidemia actual de la falta de sueño o si siempre ha estado ahí pero nadie ha alzado la voz. Por ello crear una comunidad, hacer al lector insomne sentirse parte de un grupo es parte del mensaje que desprende. Haciendo a la par un constante ejercicio por descubrir más sobre el sueño de nuestros antepasados, del que no hay suficiente información. Se entrecruza así la historia con los datos actuales en una continua dualidad sobre si realmente el mal dormir deriva del ritmo de vida actual o es algo mucho más ligado al ser humano desde que comenzó su existencia.
La lectura de El mal dormir entrecruza datos científicos, textos literarios con el insomnio como protagonista, análisis, y experiencias personales. A partir de ahí construye un relato que acerca al maldurmiente a asumir su realidad, que no a resignarse. Una realidad cargada de colchones, cambios de postura, remordimientos nocturnos, ritmos circadianos y todo lo que entra en juego en los momentos de vigilia. También la cafeína y la industria del sueño, aunque David Jiménez reconoce que nada le ha funcionado: “también me resigné al hecho de que hay algo salvaje en la mente del maldormido, un ímpetu que resiste la doma”. No esperéis técnicas para dormir mejor, no se trata (por suerte) de eso.
