Tenemos un idioma muy rico, ¿suena a tópico? Puede, pero lo es, aún dependiendo de diferentes puntos de partida como el étnico, el cultural o el político. Y en épocas de constantes debate lingüístico es sano recordarlo. Desde Autorretrato de un idioma. Crestomatía glotopolítica del español (editorial Lengua de Trapo) nos dan una herramienta multiusos para confirmar la riqueza del castellano, su constante evolución y la necesidad de cuidarlo en su evolución.
El texto está escrito por varios autores que son docentes o catedráticos de diferentes países. E indagan aquí sobre la totalidad del habla hispana, lo que da una visión globalizada de la actualidad y la evolución. Partiendo en todo momento de la lengua como herramienta comunicativa pero llevándolo mucho más lejos desde la función metalingüística. Englobando lo verbal, lo gramatical y el léxico.
El libro se compone de un compendio de textos fundamentales para bajar hasta lo más profundo del uso del lenguaje. Son 604 páginas cargadas de las diferentes realidades que afectan y conforman el castellano. Su lectura es de máximo interés para analizar los porqués y las referencias de nuestro habla y escritura. Desde una perspectiva que deja claro que no se debe confundir la normatividad con el prescriptivismo aborda la historia del castellano desde su expansión vinculada al imperio hasta las recientes polémicas del lenguaje inclusivo.
Todo ello con la glotopolítica, como indica en el título del libro, muy presente. Haciéndola casi transcendental en su lectura, en la que el lenguaje y lo político se entrelazan constantemente. Autorretrato de un idioma engarza prólogos y comentarios sobre las obras y autores que han marcado la normativa de nuestro idioma. Y lo hace en orden cronológico, algo lógico para comprender la historia pero también muy interesante para el lector que va observando la propia evolución del idioma en cada fragmento de texto (ya que se mantiene en ellos el castellano original de cada momento). Cada capítulo comienza así con un texto; leyes, diccionarios, obras literarias, reflexiones… que es analizado desde lo académico con una premisa estructuralista y una terminología técnica.
El ensayo comienza con unos frgmentos de textos del scriptorium de Alfonso X, como referencia a los primeros pasos dados por el monarca para transformar en la Edad Media el castellano en una lengua de poder. El primer intento para una lengua común y de estado que llegase a imponer un nuevo orden político. Continúa con Nebrija y su Gramática de la lengua castellana (1492), la primera vez que se demuestra que la lengua castellana puede describirse a partir de reglas. Incluso ligada a un concepto de imperio. Un imperio idomático que aún está por llegar y que supondrá un crecimiento exponencial en la diversidad del idioma. Vemos su deriva por ejemplo en el capítulo sobre el texto Para que los indios aprendan el castellano (1769, Antonio de Lorenzana y Buitrón) que recoge las regulaciones eclesiásticas para enseñar el idioma en latinoamérica.
Ya entrando al s. XIX pasamos por La Federación Literaria en la Miscelánea de Bogotá, donde buscan como asegurar la unidad del idioma en todos los nuevos estados de América. Por la Gramática de la lengua castellana de Andrés Bello, por la formación del diccionario hispano-americano de Ramón Sotomayor Valdés, con el que perseguía evitar desviaciones o vicios en el habla y la escritura (en base a la RAE como autoridad), por el proceso para crear y establecer academias interrelacionadas con la española en los países latinoamericanos en 1873; o por el debate por la Ley 984 que buscaba reglamentar la libertad de enseñanza en la República Argentina en 1878. Destaca a mediados de este siglo el capítulo dedicado a la Real Orden de 25 de abril de 1844, un documento firmado por Isabel II que imponía la ortografía de la RAE entre los maestros del reino con estas palabras: ”S.M. ha tomado en consideración este asunto que, si bien a primera vista parece de poca monta, es de suma trascendencia por los graves prejuicios que puede acarrear en documentos importantes la equivocada inteligencia de lo escrito por efecto de una ortografía adulterada”. Casi 200 años nos separan de este decreto que ya abogaba por la regulación del idioma en la enseñanza.
Continúan los fragmentos del s. XX donde el viaje de nuestro idioma nos lleva por colonias pero también por dialectos, por enfrentamientos con el inglés, y por nuevas reflexiones. Comienza con la publicación de la revista La Guinea Española que pretendía promover el idioma en estos territorios africanos en los que se enfrentaba al inglés. Recupera fragmentos de Su majestad la Lengua Española de Miguel de Unamuno donde demuestra como los debates lingüísticos de hace más de 100 años (se publicó en 1908) siguen vigentes. Indaga en la recolonización cutural de lo que comenzaba a llamarse Hispanoamérica a través de las palabras de Rubén Darío. Recae en la poesía índigena con Formación de una poesía típicamente filipina de Fernando María Guerrero, que de nuevo lucha contra el inglés.
Pasa por el papiamento, la lengua criolla del Curazao, con Rodolfo Lenz. Por el rechazo a la ortografía de Andrés Bello, mediante decreto, en el Chile de 1927. Por la llegada de los cursos de español a Nueva York con Federico de Onís. Por la fundación de la escuela sociolingüística catalana a raíz del Dilema valenciano de Lluís V. Aracil. Y finaliza con el discurso de Gabriel García Márquez en el que aboga por una simplicación de la ortografía del castellano.
En Autorretrato de un idioma el s. XXI, aún no habiendo llegado a su primer cuarto, ocupa casi lo mismo que los anteriores. Lo abre el discurso de Víctor García de la Concha en el II Congreso Internacional de la Lengua Española (2001) centrado en el español en la Sociedad de la Información, un nuevo orden mundial afecta también a los usos del lenguaje. Ese uso en los medios de comunicación y la realidad de un mundo cada vez más internacionalizado es también la base de Las cifras de las letras de Juan Ramón Lodares. Se hace notorio en todos los fragmentos incluidos del presente siglo que la antonomasia del idioma parece estar en duda, que esa grandeza expuesta en siglos anteriores podría deteriorarse. Lo deja claro también el Manifiesto por la lengua común de 2008 “Desde hace algunos años hay crecientes razones para preocuparse en nuestro país por la situación institucional de la lengua castellana”. El lenguaje inclusivo es otro de los debates que una parte de la sociedad actual parece querer llevar a la palestra, aquí se aborda desde Sexismo lingüístico y visibilida de la mujer de Ignacio Bosque, un texto que recoge la inexistencia de lingüistas en las guías de lenguaje no sexista que publican universidades, sindicatos o ayuntamientos, y que analiza las guía publicadas indicando “si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar”. Un debate de cualquier forma, politizado en la actualidad.
Autorretrato de un idioma deja patente que la búsqueda de una unidad lingüística ha sido una constante en el español, aunque poco a poco el lenguaje se abriese a modos más locales siempre ha persistido cierta necesidad de globalizarlo, de regularlo para que perviva con esplendor. El idioma conforma lo comunicativo pero también lo político (desde que los monarcas del s. XIII pusieran el foco en ello) y por supuesto lo social y la enseñanza. Este ensayo recopila así una evolución lógica y cargada de matices que, esperemos, sirva para que el castellano perviva con lucidez.