Que levante la mano quien no haya observado el infinito con mirada soñadora imaginando grandes aventuras y viajes. Y si además tenemos delante el mar la mente nos lleva a confines más allá de las tierras conocidas. El mar ha sido motivo literario desde los comienzos de las letras escritas y ha movido a la creatividad a diferentes culturas y épocas. Estas creaciones literarias suelen utilizar las imágenes del mar para explorar una amplia gama de temas incluyendo la inmortalidad, el hombre frente a la naturaleza y la fe. Vamos a seleccionar algunos títulos con los que poder iniciar eso viajes perfectos, estemos o no mecidos por el ritmo de las olas.
Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez
Los héroes se construyen, muchas veces, a pesar de la persona elegida. Luis Alejandro Velasco, un joven de 20 años que logra sobrevivir diez días, sin comer ni beber, en una balsa a la deriva tras la explosión de un navío de guerra. El matiz aquí viene de la mano de una concepción nada heroica del verdadero relato que el náufrago narra a García Márquez, en su faceta periodística, provocando un auténtico terremoto social.
El viejo y el mar, Ernest Hemingway
Fiel reflejo de cómo el gran azul se entrelaza en las vidas de quienes lo trabajan. Fue la guinda definitiva para el Premio Nobel del autor norteamericano y narra la historia de Santiago, un pescador cubano envejecido que se embarca en un viaje de pesca en solitario para ganarse su gran pieza. Un hombre solo frente a la naturaleza, la muerte y la vida, todo en una barca y el mar por delante.
La Odisea, de Homero
El mar Mediterráneo nos separa y nos une. Es el elemento vertebrador de varias de las grandes civilizaciones y en él se guardan algunas de las más trepidantes narraciones. Homero compone un poema épico en el que se mezcla lo divino y lo humano, sirenas, brujas, muerte, vida y amor. Y Penélope, pero sobre todo Ítaca, como un referente constante al que volver. Porque las personas pasan, pero el mar y tierra firme siempre permanecen.
20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne
Las aguas abisales, viejos lobos de mar, criaturas increíbles y mucha mucha aventura. El biólogo Pierre Aronnax y su criado Conseil son hechos prisioneros por el Capitán Nemo y son conducidos por los océanos a bordo del submarino Nautilus. El comandante de la embarcación es un personaje desgraciado y tremendamente brillante, con un pasado truculento y de grandes aptitudes científicas y artísticas. El perfecto acompañante para una gran aventura en el mar.
Magallanes, de Stefan Zweig
El mito del mar también lo construyen aquellos y aquellas que lo navegaron. Esta novela/biografía ficcionada de Stefan Zweig nos habla de la vida del marino portugués exiliado en España que convenció a Carlos I para que le diera su bendición para cruzar los mares con el fiel convencimiento de que existía un camino que conducía del océano Atlántico al océano Índico. “Dadme una flota y os demostraré cómo puedo dar la vuelta al mundo del este al oeste”.
La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson
Una equis marca el lugar y quizás, solo quizás, encontremos el tesoro escondido. El autor escocés empezó esta novela, una de la mayores novelas juveniles de aventuras, para entretener a su hijastro de 12 años. Un marino borracho, malhumorado y con una pata de palo, un niño que se ve de pronto con un mapa de una isla que guarda el botín de un bucanero, el pirata Flint, y alguien malvado que que también va tras tan preciado premio. Cóctel perfecto para un verano inolvidable.
Foto de Graham Cook (cc) / Cyril (cc) /john mchugh (cc)