Cuarenta años de Barco de Vapor y seguimos contando

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La colección de libros infantiles Barco de Vapor ha cumplido 40 años y, para celebrarlo, hemos engañado a algunos de sus lectores para que nos cuenten cuál de sus títulos marcó su niñez.

No necesita presentaciones. O no debería. Barco de Vapor cumple 40 años haciendo felices a los niños españoles. En una entrevista para El Confidencial Gabriel Brandariz, gerente editorial de literatura infantil y juvenil de Ediciones SM, cuenta que esta colección de literatura infantil no vive del pasado, sino que trabaja para el futuro. En cambio, casi dos generaciones de este país le deben a cada una de sus series el placer por la lectura y, como consecuencia, la capacidad de imaginar, de reflexionar, de elegir y de aceptar, entre otras ventajas.

Barco de Vapor es un pedazo de cada uno de sus lectoras y lectores, los que tuvimos la suerte de pasar nuestra infancia entre sus páginas y los que lo harán a partir de ahora. Para agradecer y celebrar sus cuatro décadas de vida, algunos de nosotros, la mayoría en la treintena, hacemos aquí el esfuerzo ímprobo de elegir solo uno de sus títulos y de explicar qué mecanismo lograron activar en las hojas en blanco que eran entonces nuestras mentes.

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Neila López, treintañera amante de Jurassic Park y traductora

Los habitantes de llano lejano (Carlos Murciano; serie blanca). Trata sobre unos animales que tienen envidia unos de otros y acuden a ver a un hada para que les convierta en otro animal. Ella lo que hace es mostrarles cómo sería su vida con el cambio, y a ellos no les gusta nada lo que ven… Sabemos cómo acaba, ¿no? El libro, como todos los del Barco de Vapor, tiene un trasfondo muy bonito: aceptarte como eres, pero a mí me lo leía mi madre antes de irme a dormir cuando era pequeña y yo tan profundo no llegaba. A mí me encantaba por las rimas, los dibujos y los nombres de los personajes (Oso Patoso, Vaca Retaca, etc…). Me gustaba tanto que, como no sabía leer aún, me lo aprendí de memoria enterito y lo iba recitando a la vez que lo leía mi madre. Y como me cambiara alguna frase, le echaba la bronca.

Pablo, 30 años, músico

Supergato (Paul Fournel; azul). Me lo compré directamente por la portada. Por entonces no tenía gato, pero siempre me habían provocado entre curiosidad y miedo.  No voy a mentir, no recuerdo muy bien la trama, pero sí que ese libro me hizo confiar más en los felinos, dejándome tranquilo respecto a su actitud distante; no son ariscos, son guardianes silenciosos, concentrados en su tarea de protegernos. Años más tarde tuve mi propio Supergato, y mis sospechas fueron totalmente confirmadas: son tan extraños como fascinantes.

supergatoManuela Astasio, 32 años, fundadora de Nokton Magazine

El pirata Garrapata (Juan Muñoz Martín; naranja). El pirata Garrapata me conquistó rápido porque, como yo, estaba un poco fondón y no era un gran nadador (en general, no era un gran atleta), pero hacía lo posible por llegar a todas partes sin soltar el timón de su vida. Además, me demostró que la irreverencia puede ser una de las mejores cualidades humanas, pese a que a los niños a veces intenten enseñarles lo contrario.

Patricia Muñoz de la Llave, 32 años, periodista SEO y colaboradora Nokton

Querida Susi, querido Paul (Christine Nöstlinger; azul). Descubrí desde bien pequeña que me encantaba leer. Devoraba todos los libros que caían en mis manos, muchas veces incluso me atrevía con libros que estaban recomendados para niños más mayores. No me importaba, me encerraba en mi habitación y me pasaba las tardes enteras leyendo. Eso me pasaba con varios libros de El Barco de Vapor, entre ellos el de Querida Susi, querido Paul. Recuerdo que era un libro que se podía empezar por la portada o por la contraportada, y que contaba la misma historia desde dos puntos de vista: las cartas que Susi le mandaba a Paul, y las cartas que Paul le mandaba a Susi. Creo que era la oportunidad de ver las dos versiones de una misma realidad lo que más me atraía de este libro. Se podía leer fácil y rápidamente en una sola tarde. Y fue uno de mis libros de cabecera durante buena parte de mi infancia.

José Manuel Sala Díaz, 29 años, profesor, crítico cultural y colaborador Nokton

Silvia y la máquina Qué (Fernando Lalana y José María Almárcegui; naranja)Silvia y la máquina Qué ha sido siempre para mí uno de mis libros favoritos, una mezcla entre realismo mágico (esos seis abuelos) combinado con una tradición de novela juvenil española de ciencia ficción. Además de jugar con un concepto que me ha vuelto siempre loco (la buena o mala suerte como energía capaz de ser generada por una máquina, la Transmutadora Universal Multialimentada), ese pueblecito de los Pirineos donde «nada marcha como debería» y esos inventores (¡víctimas del naufragio del Titanic!) Además, fue uno de los primeros libros «largos» que leí (¡doscientas páginas!), una auténtica odisea épica en miniatura. Imprescindible y muy a reivindicar.

Nerea Basterra González, 36 años y la arriba firmante

¡Shhh… Esos muertos, que se callen! (Miguel Ángel Mendo; roja). A diferencia de Barco de Vapor, a mí me quedan aún cuatro años para cumplir los cuarenta. Aunque ahora no me hace demasiada gracia, cuando era una adolescente de libro ser mayor no me parecía tan malo. Leyendo esta novela me sentí algo más sabia y sofisticada, como si dejara de llevar la L de la vida que luego tardé tanto en quitarme. Cuando recuerdo su historia esperpéntica y oscura me provoca un pellizco de angustia y me identifica: me siguen enamorando los antihéroes y sueño con luces de bohemia.