Dentro de las redes sociales más populares hay espacio para los perfiles literarios y es ahí donde ha surgido una nueva tendencia que enseguida se ha transformado en debate: leer en diagonal. Para algunos es una técnica útil. Para otros una trampa. En realidad el modelo de lectura en diagonal siempre ha existido, especialmente ligado a textos profesionales o estudiantiles en los que hay que rescatar el contenido relevante en poco tiempo. Pero, ¿es aplicable a la literatura?
En las redes sociales con gran presencia de perfiles enfocados a la reseña literaria, como Threads o TikTok, ha saltado este debate a raíz de que algunas personas confesaban leer en diagonal como excusa para leer una gran cantidad de libros al mes. Ante todo, cada persona es un mundo y no es posible ir preguntando uno a uno si leen en diagonal. Por lo que somos conscientes de que son una minoría y la mayoría de lectores apasionados dedican gran parte de su tiempo libre a la lectura y tienen la suerte de poder terminar varios títulos a la semana. Sin embargo el debate está servido y, en él, hay diferentes opiniones; están quienes consideran que leer en diagonal no es leer, quienes opinan que si hay una trama del libro que no te atrapa mientras el resto sí no hay ningún problema en pasar esas páginas leyendo en diagonal, e incluso quienes (según una reciente tendencia en TikTok) defienden saltarse los párrafos largos o incluso leer solo los diálogos.
Es innegable que ningún lector podrá disfrutar de un libro leyendo solo párrafos sueltos. La literatura trata precisamente de lo contrario, de hilar cada palabra, de transformar cada párrafo, página o capítulo en una emoción diferente, de capturar con los detalles más nimios. Aunque sí puede ser comprensible que a lo largo de una novela haya un personaje o trama determinado que no estés disfrutando y, a veces hasta de forma inconsciente, se lea en diagonal.
Sin embargo el debate va mucho más allá porque está relacionado con cierta tendencia actual a valorar el hecho de leer cuantos más ejemplares al año mejor, el ponerse metas altísimas de lectura en Goodreads y verse obligado a cumplirlas por pura autoexigencia. Lo que al final conlleva una lectura por consumismo, por sumar títulos al perfil, y no por el mero entretenimiento o aprendizaje.
Quizás incluso influye el hecho de que en la actualidad algunos entornos no ven aceptable abandonar. Nada, tampoco un libro. Sin embargo, ¿no es mejor abandonar un libro que no nos está atrapando (quizás no sea nuestro estilo o no estemos en el momento vital más adecuado para leerlo) que obligarse a terminarlo? ¿Acaso no hay miles de libros ideales para nosotros esperándonos? En las propias redes relacionan esta tendencia de leer en diagonal con otras costumbres como multiplicar la velocidad de los videos o las series para ver más en menos tiempo, lo que conduce a un profundo planteamiento sobre el consumo cultural. Que, al igual que el resto de consumos, bebe de la inmediatez y de la carga de estímulos.
Es difícil determinar cuántos lectores se ven más saciados por sumar libros «leídos» a su lista que por la mera lectura pero, al fin y al cabo, son tendencias que no hacen más que confirmar que para algunos la lectura es de consumo rápido. Lo que no implica que para la mayoría de lectores la cultura siga siendo puro deleite.