Hace unas semanas iniciábamos el camino que nos va a llevar, saltando de tuit en tuit, a concertar “citas en verso” con algunos de los nombres más interesantes de la joven poesía. Entre chorradas, ocio e información más o menos objetiva, en las redes sociales, nueva herramienta clave de difusión literaria, encontramos mirillas a través de las que descubrir creadores y creadoras que serán el futuro de la literatura. Hoy cruzamos el charco para hablar con Jesús Carmona-Robles (Chihuahua, 1992), ha publicado Tengo ganas de vomitar, Tos y el plaquette Pólvora. Versos suyos aparecen en antologías de la última poesía mexicana como AstroNave: panorámica de la poesía mexicana (1985 – 1993) y en Somos un lugar inventado.
Nokton Magazine: ¿Qué relación tienes con las redes sociales? ¿Cómo las ves como plataforma de difusión literaria?
Jesús Carmona-Robles: Soy adicto a Twitter porque es un caso extraño en donde la frivolidad no resulta ser algo despreciable. Por ejemplo, el libro de Selected Tweets de Tao Lin y Mira González me parece una muy buena broma que se salió de control y que muchos han tomado como una sincera y cristalina propuesta literaria. Por mucho, Tao es un escritor hecho y derecho: una selección de tuits jamás robustecerán lo que ha hecho ni lo que hará. En todo caso, Twitter y Facebook son plataformas y aquí se plantea esa gran distinción entre dos conceptos que muchas veces llevan a confusión a los poetas jóvenes: el quehacer literario dista mucho de ser la carrera literaria. Conozco muchos escritores, descomunales, que en su vida han pisado un congreso, que jamás han hablado con un editor, que jamás se han metido cocaína con alguna celebridad literaria y que nunca han aparecido siquiera en una revista independiente. Muchos podrán usar las redes sociales como una plataforma para hacer que su trabajo circule, y está muy bien, pero no creo que estas plataformas sirvan para marcar un precedente en la forma de hacer literatura.
NM: ¿Consideras que la creación poética está condicionada por las nuevas tecnologías? ¿Es el tuit el nuevo haiku?
JCR: Dudo mucho que las nuevas tecnologías condicionen el proceso de la escritura, pero sí existe una influencia en nuestra manera de entender la realidad de los otros. Siento que el poema, entre muchas otras cosas, es un ejercicio de empatía que de ser bien efectuado nos permite dimensionar otras realidades, que muchas veces, no tienen nada que ver con la nuestra. Las redes sociales permiten acortar la brecha que existe entre las personas, pero también se crea otra realidad que no necesariamente va acorde a la realidad en la que el poema sucede. El tuit no es el nuevo haiku. Es un divertimento, cosa muy necesaria en la literatura.
NM: ¿Cómo empezaste en esto de los versos?
JCR: Siempre me gustó leer y siempre tuve la facilidad de tener libros cerca. Mis padres son profesores y en casa nunca faltaban. Estudié siempre en escuelas públicas y tuve la fortuna de tener profesores que entendían que al niño no se le debe forzar a leer, se le debe facilitar el libro. Cuando tenía 8 años, mi amigo Mario y yo encontramos en la pequeña biblioteca de la escuela un libro que nos cambió la vida: Amor y Dolor y Taj Mahal, de Tormod Haugen. Luego me di cuenta que me era más sencillo acercarse a las muchachas que me gustaban escribiéndoles cartas. Una cosa llevó a la otra.
NM: ¿Tienes un hábito de escritura o lo haces cuando te asalta la inspiración?
JCR: Tenía hábitos con la poesía, ya no. De los tres libros de poemas que he escrito, los dos que se han publicado fueron producto de una disciplina a la cual ya no quiero volver, o por lo menos no en algún tiempo. Seguía consejos de algunos talleristas o profesores, como si el escribir un libro de poemas se tratara de hacer un platillo en donde cada proceso debe tener un neurótico sentido de orden. No digo que esté mal, simple y sencillamente creo que no está mal hacer cuadradas las ruedas del coche. Hace un año comencé a escribir un libro de relatos y me encontré con ese verdadero sentido de disciplina con el lenguaje. Creo que el poema es una celebración del inconsciente, pero también es una celebración del aburrimiento. Algo, como un relato, cuya columna vertebral es algo sólido e inamovible, sí que te exige hábitos, disciplinas y reglamentos. Soy una persona perezosa, y sin miedo a equivocarme puedo decir que los poemas que más me dan satisfacción han salido de estos momentos. Ahora que estoy en este libro de relatos, tengo un horario y una cantidad determinada de palabras que debo escribir cada noche. Tengo lecturas obligadas que refrescan mi relación con el idioma y un sentido de disciplina que no encuentro en la poesía, porque en la poesía no es tan necesario.
NM: En tus versos aparecen referencias a grafitis, tatuajes… ¿Cómo se filtran otros lenguajes artísticos en tu poesía?
JCR: No lo sé, si se filtran es porque fue una consecuencia de haber retratado muy ingenuamente los grafitis de las calles de México o los tatuajes de mi mejor amiga. No hay ningún afán de buscar interdisciplinariedad. Estoy muy a gusto haciendo poesía y relatos y traduciendo, así como me siento muy a gusto no queriendo abarcarlo todo. El único artista interdisciplinario que existe es el cineasta, el resto son farsantes bienintencionados. Si algo “interdisciplinario” me gustaría hacer, en un futuro, sería el guión para un videojuego.
NM: ¿Crees que las posibilidades para los poetas son similares en ambos lados del Atlántico? ¿Cómo ves la creación poética en español en ambas orillas?
JCR: Las posibilidades son similares porque son situaciones políticas casi idénticas. Tanto España como México viven el gobierno de un grupo de gente podrida por la corrupción, el nepotismo y el cinismo, y hablo de los gobiernos de estos dos países porque a ambos los he visto de cerca y porque, por más que le duela a muchos, las posibilidades de hacer una carrera literaria van muy de la mano con las posibilidades que te brinda un gobierno. Dentro de los círculos literarios más despreciables que hay en México utilizan mucho la palabra “legitimar” porque, quizá de manera inconsciente, ven al escritor como un ser reducido e insignificante por su naturaleza. Tristemente, esto también lo vi en España. Pero el panorama no es oscuro ni desalentador porque ante estos azotes, tanto en México como en España, la mayoría de los escritores jóvenes hemos recordado y adoptado la palabra dignidad y, sin miedo a equivocarme, sé que muchos entendemos a Danilo Kiš cuando dice “No estés del lado del poder y de los príncipes, porque estás por encima de ellos”. Hay mucha poesía muy brillante tanto en España como en América Latina. Hay también un sentimiento de camaradería y solidaridad. Esto es lo que verdaderamente importa: es mejor que la poesía te de amigos a que te de el vacío reconocimiento de los que no son tus amigos.
NM: ¿Qué papel tiene la poesía en una sociedad en la que parece pesar tanto la inmediatez?
JCR: Ninguno, porque si algo puede hacer la poesía por la sociedad es descifrarla y evidenciarla. Esto de la inmediatez no fue una revelación, simplemente lo entendimos y lo adoptamos. Tal vez peque de optimista, pero sigo creyendo que la inmediatez no ha incidido en las cosas verdaderamente trascendentes.
NM: Una influencia fundamental para ti
JCR: Me influyen personas que saben contar historias y que, sobre todo, tienen cosas necesarias que contar. La poesía polaca y checa llegó cuando estaba en la universidad y fue algo muy bueno, porque de allí entendí que la academia, estudié Letras Españolas, jamás podrá abarcar todo lo que es el fenómeno de la poesía. La amistad de Mohsen Emadi es crucial cada vez que me siento a escribir. Me inspira la gente que es feliz y que lucha por encontrar y compartir momentos de felicidad a pesar de saber que el mundo es una pesadilla; me dan flojera las personas que siempre están tristes quizá porque yo soy una persona que está algo tristona casi siempre, pero siempre es gasolina el estar rodeado de personas que sonríen y ríen. Me inspira la gente que no entiendo y que sé que hay pureza en las cosas que las hacen indescifrables, porque me emocionan. Por eso quiero volver a España y buscar a Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, de verdad quisiera tomarme una cerveza con ellos.
NM: Algún nombre de la última poesía al que deberíamos prestar atención
JCR: Alex Pena Morado, un gallego casi mexicano que tiene una voz muy particular dentro de lo que los jóvenes hacemos hoy en día. Noah Cicero, porque si la alt lit sirvió de abono luego de que muriera, el árbol más bello y más útil que ha salido han sido los dos últimos libros de Noah. Robin Myers es de las mejores poetas jóvenes que hay en el continente americano. En México sigo mucho lo que hace Luis Eduardo García y Paula Abramo. Y muchos más. Es muy emocionante todo lo que está ocurriendo.
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