Xixón Sound, el indie español nació con sal

Fragmento de la portada del disco "Invasión pirata", de Undershakers.
Hace 20 años que se publicó "Nadie hablará de..." Nosoträsh, una de las bandas más interesantes de lo que se llamó el Xixón Sound durante la década de los 90 y significó el germen del indie español que escuchamos hoy. Valga esto para hacer un recorrido por sus bandas.

Gijón siempre ha sido un referente en el norte de España. Bien sea por los cachopos, las sidras, esa playa de San Lorenzo, el wáter de King Kong o porque fuera lugar de nacimiento y/o encuentro de varios de los nombres más importantes del primer movimiento musical independiente (básicamente, el indie que ahora llena los carteles de los festivales musicales del país). El Xixón Sound, junto con la escena granadina con bandas como 091 y Los Planetas, la zaragozana con El Niño Gusano «envenenando manzanas» y los últimos coletazos de la Movida madrileña, fue/es un referente en todo lo que vino después.

A principios de los 90 empezaron a reunirse en un bar llamado La Plaza, que para más inri estaba regentado por el bajista de Manta Ray, uno de esos grupos que empezaban a sonar, grupos como Austalian Blonde o Dr. Explosion. ¿Y por qué hemos decidido volver la vista ahora a la costa asturiana durante la última década del siglo pasado? Por dos motivos: porque Gijón siempre es buena idea (y más en vacaciones) y porque se acaban de cumplir 20 años de un señor disco. En 1997 se lanzaba Nadie hablará de… Nosoträsh, una banda digna heredera del riot grrrl americano que despertó el interés de las grandes discográficas. Cuenta una de ellas, Covadonga de Silva, que no llegaron a firmar nada “gordo” porque se negaron a aceptar el intento de ensayo de mercadotecnia estética que les quería obligar a llevar a cabo. Algo nos hace pensar que jamás les propusieron a sus compañeros de escena masculinos. Aquí os traemos algunas de las mejores ejemplos de ese indie noventero con acento bable.

Australian Blonde

El bombazo que supuso que uno de sus temas sonara en la banda sonora de la que se convertiría en una suerte de película generacional en nuestro país fue gordo. Dirigidos por Montxo Armendáriz, Juan Diego Botto y Jordi Mollá eran unos chavales que se ponían hasta las cejas de alcohol y otras chucherías en Historias del Kronen mientras Francisco Nixon y su banda tocaban su gran éxito.

Manta Ray

Se separaron en 2008 tras tres lustros de post-rock con buenos sonidos. Como ya apuntamos, su bajista Paco Álvarez además era dueño del bar donde pasaba todo, por lo que Manta Ray jugaba un papel de catalizador de aquella escena musical asturiana. Grabaron con Subterfuge su disco de debut el que para muchos fue el mejor disco español de 1995. No es cualquier cosa, pero en este caso, permítannos elegir una versión y no un tema original.  Es que les quedó de lujo.

Dr. Explosion

Van súper bien vestidos y tienen actitud para repartir, pero si algo les gusta a esta banda, y citamos palabras suyas, es «hacer el subnormal» en el escenario. Quizás no tuvieron el mejor comienzo del mundo, pero algo vieron los de Subterfuge en este trío que les llevó a ficharlos para el sello. Hacen un rock que huele a los 60 por todos lados, con un directo divertido y con temas que les han llevado a tocar por todo el mundo porque se lo pasan realmente bien, y eso se nota.

Nacho Vegas

Lleva más de 20 años girando en solitario y con banda. Pasó por también Manta Ray, pero este asturiano que susurra más que canta empezó en Gijón tocando en Eliminator Jr. A finales de los 90 se emancipó y desde entonces ha dado a luz siete discos, varios EP, colaboraciones y un largo etcétera. Son muchos los chistes que se han hecho con su forma de cantar, incluso de ver la vida o su posicionamiento político, pero es cierto que es un nombre de referencia claro en el panorama musical español.

Screamin’ Pijas

Algo que les une a casi todos los que pertenecen a esa etiqueta del pop-rock asturiano es que comparten vínculos con el músico y productor Paco Martínez. Seguro que no os dice nada ese nombre, pero es el que aparece en el DNI de Paco Loco, posiblemente el productor más importante del país. Los Screamin’ Pijas se juntaron en Oviedo y hacían un punk-rock más digno de garaje que de sala de ensayo convencional.

Cantan Las Odio, haciendo una crítica al campo de nabos que es el indie español, que «yo no soy la novia; no soy la amiga. No soy la prima, ni la vecina. Deja de buscarme, no estoy en la lista. Mira mi pulsera, ¡¡yo soy la artista!!». En el Xixón Sound había mucha y muy buena representación femenina.

Nosoträsh

Van mucho más allá del tontipopi con el que algunos las etiquetaban. Gijón pilla a mitad de camino entre Euskadi y Galicia y recibían influencias desde los chicos donostiarras de La Buena Vida, con un pop más calmado y luminoso, hasta los ramalazos punks de bandas como The Killer Barbies. Ganaron un concurso de maquetas de Rockdelux que tenía como premio fichar por una de las grandes multinacionales que ya llevaban a Los Planetas o a El Niño Gusano, pero en la que no acaban de encajar por las sugerencias de cambio de estética y el empeño de monetizar temas facilones. Con todo, éste que dedicaron a Amelia Earhart suena más que bien.

Undershakers

Duraron escasamente 6 años, empezando a cantar en inglés pero pasándose rápido al castellano. Ellas, al igual que los Screamin’ Pijas, venían de Oviedo. Hacían un rock sesentero con toques de garaje que dispensaban en monodosis (sacaron dos EP antes de lanzarse a un largo con, como no, Subterfuge). Otras dignísimas representantes del riot grrrl en España y que además tocaban con una fuerza alucinante.

Pauline en la playa

Parece que las hermanas Álvarez, Mar y Alicia, que también tocaban en Undershakers, fueron de las últimas en llegar cuando el Xixón Sound ya se estaba apagando. Nada más lejos de la realidad. Si su primer proyecto se disolvió porque el grupo sentía que aquello que hacían ya no era lo del principio, ellas apostaron, ya desde antes, por un pop más melancólico. Las canciones descartadas en su banda eran recogidas por ellas para crear pop para pasear por las playas del Cantábrico cuando no hace muy bueno