Desde la época en la que se memorizaban los listines telefónicos de los reyes godos ha pasado mucho, pero siempre queda una duda sobre cómo se enseña, se entiende y se transmite la historia. Debates como los que surgieron ante el claro revisionismo ideológico de ciertas entradas del diccionario creado por la Real Academia de la Historia pusieron al frente, una vez más, el problema del conocimiento. ¿Puede haber una historia neutra que muestre los hechos tal y cómo fueron? Ante la incapacidad de responder a esa pregunta, partiendo de la base de la ausencia de la objetividad en todo lo relacionado con el hombre, mejor sumar puntos de vista y crear un propio pensamiento. Para eso hay herramientas como Témpora Magazine, una puerta de entrada una nueva mirada en la historia. Nokton Magazine ha hablado con sus creadores, Salvador Martín Expósito y Emmanuel Otero-Trassens.
Nokton Magazine: ¿De dónde surge la necesidad de crear Témpora Magazine?
Salvador: La creación de Témpora era una necesidad personal, pero también profesional, la intención de crear una herramienta que pudiera ser un espacio para la gente joven como yo que hemos estudiado historia, casi inexistente en otros ámbitos, para escribir sobre lo que más nos gusta personal y profesionalmente.
Emmanuel: También surge de la idea de renovar la forma de comunicar la historia. Al distanciamiento que suele haber entre historia y nuevas tecnologías, y sobre todo, el abandono sistemático en términos de diseño atractivo que suele existir en el sector.
NM: ¿Es necesaria la historia y su estudio en la sociedad de hoy en día?
E: En periodos de inquietud y movilización social es importante la puesta en escena de las herramientas teóricas y de análisis que nos brinda la historia; no podemos perder de vista que una de las herramientas clave que nos brinda la historia es la equidistancia, un valor que considero debería estar en alza en una sociedad que busca las formas de contestar los marcos establecidos, y ningún proceso de contestación se sostiene sin análisis. La historia tiene una importancia manifiesta a la hora de crear ciudadanos formados y responsables.
S: Nuestra disciplina no debe ser únicamente útil a nivel académico, sino que por el contrario, debe ser una herramienta que esté a disposición de la gente que quiera utilizarla. De esta forma se puede ser crítico con la realidad que nos rodea, sin que seamos engañados por algunos políticos, medios de comunicación, tergiversadores del pasado, etc.
NM: ¿En qué punto se encuentra la divulgación académica institucional?
S: La historia sigue muy encerrada en la academia y debe salir más hacia la sociedad.
E: Hay dos facetas que explican bastante bien el estado de la cuestión: por un lado rara vez hay historiadores opinando sobre los temas importantes de la actualidad y por otro se puede observar el auge de la novela histórica quedando en mano sólo de escritores el “contar” la historia. Y volvemos al mismo punto, los problemas de los canales de difusión y comunicación. Parece que todo lo que cuente la historia no interesa. La historia lleva tiempo asumiendo una potente renovación en la forma de comprenderse a sí misma, pero se ha quedado de puertas para adentro y no ha sabido dar el paso hacia de apertura comunicativa fundamental para el encuadre de la disciplina en la sociedad.
NM: ¿Cuál es vuestra vinculación a las instituciones consagradas en esta materia: academias, universidades, etc.?
E: Nuestra vinculación con las instituciones se reduce, más allá de las afiliaciones personales de cada uno de los miembros del equipo, a colaboraciones puntuales. Por ejemplo, en marzo organizamos unas jornadas sobre la Crisis en la historia contemporánea en la ciudad de Granada y para ello contamos con el apoyo del Departamento de Historia Contemporánea de Sevilla y también de la propia Universidad de Granada a través del Colegio Mayor Isabel la Católica que nos brinda el espacio y la financiación para realizar el proyecto.
NM: ¿Qué riesgos entraña la revisión de la historia? ¿Cómo buscáis avalar la calidad de vuestros contenidos?
S: No podemos seguir aceptando como axiomas todas las historias heredadas, es importante someter a crítica y a la renovación de enfoques los estudios históricos. La revisión histórica es positiva, pero siempre que sea seria, rigurosa y que contribuya a seguir avanzando a favor del conocimiento más rico y complejo de nuestro pasado. No ponemos cercos a los enfoques historiográficos que en Témpora se vierten, pero sí somos inflexibles con todo contenido que no se pueda sostener con argumentos sólidos y rigurosos.
E: La historia es una representación verosímil pero no es la verdad, y por tanto, al tiempo que la disciplina crece y se perfecciona es absolutamente lógico y necesario someter sus contenidos a revisión. La noción de “historia definitiva” forma parte de un pensamiento anclado en el siglo XIX y ese concepto como tal no existe.
NM: ¿Cómo veis el distanciamiento de la gente de la reflexión y el análisis histórico?
E: El distanciamiento es fruto de nuestros fallos a la hora de comunicarnos, como también creo que tampoco podemos hablar de un distanciamiento como tal. Existe una cierta tendencia a asumir que la historia es plomiza como lectura, pero no se puede negar que a todo el mundo le gusta hablar u opinar de algún hecho histórico. Creo que de la misma manera que la sociedad está viviendo un resurgir político, éste irá de la mano de un resurgir histórico.
NM: ¿Qué perfiles buscáis incluir en las selecciones de colaboradores? ¿Cómo gestionáis la elaboración de contenidos?
S: Contamos con gente cercana, que sean buenos profesionales, jóvenes y sobre todo que tengan ambición y ganas de contribuir con la divulgación en historia. En cuanto a los contenidos, tenemos a nuestros excelentes editores Sergio, Blanca, Antonio, Daniel y Antonio Luis que trabajan codo con codo con su equipo de redactores y en esa relación editor/redactor se gestiona el producto final, en el que de forma consensuada se corrigen posibles errores, se sugieren aportaciones, etc.
NM: A los historiadores se les acusa de cuentistas y de hablar desde un punto separado de la sociedad, ¿cómo os enfrentáis a esas críticas? ¿Cómo entendéis la divulgación? ¿Qué tipo de actividades contempláis llevar a cabo para acercar vuestro proyecto?
S: Contemplamos la divulgación como si fuera una especie de acto de servicio a la sociedad. Como historiadores que somos tenemos una misión fundamental, tratar de acercar la historia a la sociedad en la que estamos insertos, con todo lo que ello supone: fomentar la crítica, ser escépticos con los discursos cerrados, acercar recursos de análisis social, político, cultural y económico, algo que hoy en día está en boca de todos. Además de la revista tenemos en marcha una plataforma, Proyecto Témpora, cuya misión es llevar a cabo actividades en las que se fomente el debate, se realicen jornadas de conferencias hechas por jóvenes historiadores que no suelen tampoco tener ese espacio muy habilitado y accesible y en definitiva seguir contribuyendo con la divulgación histórica.
Fotos cedidas por Témpora Magazine