Enclaves para el turismo de sequía que emerge de los embalses

Dolmen Guadalperal al descubierto por la sequía.
Dolmen Guadalperal al descubierto por la sequía.
El turismo de sequía emerge de los embalses con la escasez de lluvia dejando visibles dólmenes, construcciones romanas, pueblos olvidados...

Necesitamos agua. Es una realidad incuestionable. El agua no se crea ni se destruye, pero su disponibilidad sí se altera y queda muy claro que en nuestro país las lluvias, digamos que, ya no son lo que eran. Esto afecta a la agricultura, la ganadería, el aumento de incendios, la temperatura del mar… y al turismo. A este último en una doble versión, por un lado la escasez de agua puede ser un aspecto negativo por cómo afecta a los parajes y sus actividades tradicionales, por otro, comienza a surgir un nuevo tipo de viaje, el turismo de sequía.

Cuando algo ocurre con poca frecuencia el ser humano tiene tendencia a buscarlo. Quizás por ello el ver resurgir de las aguas pueblos, ruinas y monumentos que –esperemos, desde el punto de vista medioambiental- volverán a ocultarse en cuanto las lluvias regresen genera una expectación única, una extraña sensación de inmediatez y de oportunidad perdida. Lo que motiva al turismo de sequía que persigue visitar un espacio que se desconoce cuando volverá a poder visitarse.

Un recorrido por las noticias locales de estos pueblos que desvisten su historia con la sequía deja claro que, aunque en ocasiones los monumentos quedaban a la vista, este año ha ocurrido mucho antes y está durando mucho más. Por tanto el turismo de sequía no es nuevo, pero la cada vez más imperante escasez de agua hace que estos espacios ocultos por tantos años pervivan a la luz actualmente largas temporadas facilitando a los visitantes acercarse a conocerlo.

El turismo de embalse da paso así al turismo de sequía, y es probable que los mismos que hace unos años visitaban estos enclaves para, por ejemplo, practicar algún deporte náutico, ahora lo hagan para observar la arquitectura que quedaba oculta, la que se mantenía muchos metros por debajo de su tabla de paddel surf tras el expolio que supusieron los embalses.

Pueblos de turismo de sequía

El caso de Portomarín es uno de los más populares, el pueblo quedó inundado en 1963 por la creación del embalse de Belesar. Y aunque este enclave del Camino de Santiago trasladó antes de la inundación parte de sus monumentos al pueblo actual, la sequía permite ver aquellos que aún perviven bajo las aguas.

Portomarín. Enclave popular del turismo de sequía.
Portomarín.

El turismo de sequía no entiende de latitudes en España. En el Sur la bajada de las aguas del embalse de Iznájar (que ocupa varias provincias) deja a la vista del viajero una necrópolis íbera así como algunos restos de la civilización romana. Si quien busca este tipo de turismo quiere encontrar construcciones aún más antiguas puede hacerlo en el embalse de Valdecañas (Extemadura) donde la sequía deja al descubierto, además de edificios del s. XIV, el Dolmen de Guadalperal, un conjunto megalítico que algunos definen como el “Stonehenge español”.

En el norte también la escasez de lluvia deja que antiguas edificaciones se muestren al público por un tiempo. En Cantabria ocurre en el pantano del Ebro, del que emerge la popularmente conocida como “Catedral de los peces” (que es la torre de la Iglesia de San Roque) y otras construcciones como el puente Noguerol (un viaducto construido a mediados del s. XX). En Asturias es el antiguo pueblo de Salime, del s. XVII, el que emerge del embalse mostrando sus construcciones de pizarra y sus calles. Hacia el oeste el turismo de sequía saca a la luz un monumento más antiguo, el campamento romano Aquis Querquennis que ocupaba el pueblo de Bande (Ourense) que quedó bajo el embalse As conchas. También en Ourense el embalse de Lindoso ha dejado emerger el antiguo pueblo de Aceredo.

La lista es larga, en Peñarrubia (Málaga) la antigua ermita que tachó del mapa el embalse de Guadalteba ha reaparecido. En Aragón es el pueblo de Mediano, bajo el embalso homónimo, el que recupera sus casas y su iglesia. En Guadalajara la bajada del cauce del río Guadiela destapa el Real Sitio de la Isabela construido en el s. XIX (en una zona popular por sus baños desde época romana) y desaparecido en 1955 al crear el embalse de Buendía, una zona popular por sus baños desde época romana. En Palencia el embalse de Aguilar ha mermado hasta dejar visible el puente medieval de Villanueva del río Pisuerga, en Úbeda (Jaén) la presa Giribaile deja a la intemperie el puente Ariza. Sau (Barcelona) resurge haciendo reaparecer su antigua iglesia dentro del Espacio de Interés Natural de les Guilleries-Savassona…

Real Sitio de la Isabela.
Real Sitio de la Isabela.

Los rincones que ahora ofrece al visitante el turismo de sequía en España son variado y, por desgracia, es probable que vayan aumentando. En algunos casos esta situación no da pie al turismo, sino que permite profundizar en la investigación histórica. Concretamente la investigación sobre el yacimiento íbero que se encuentra bajo el embalse de Sierra Boyera (Córdoba) donde los expertos de la Universidad de Granada están aprovechando para profundizar en estas ruinas que daban vida a la zona entre los s. VI y II a.c. y que se descubrieron en 2017.

Con un sentimiento contraditorio nos enfrentamos a esta dualidad que conlleva la necesidad de lluvia pero que implica que esta nos oculte algunos tesoros arqueológicos.

 Fotos: Portomarín / Dolmen Guadalperal / Real Sitio de la Isabela