Huelga de consumo, de cuidados, laboral y estudiantil. Este 8 de marzo se celebra, como todos los años, el Día de la Mujer y por ello queremos volver a salir a la calle a gritar que nos queremos vivas, libres e iguales. Al igual que otros años, desde las comisiones 8M y sindicatos, se prioriza la huelga porque simboliza la carga que llevamos en nuestro día a día: desde el hogar y la crianza, a la lista de la compra y rendir ocho horas en el trabajo. Si nosotras paramos, se para el mundo. Somos la mitad de la población.
Ha pasado a lo largo de la historia, cuando la sociedad toma impulso para que el futuro sea más inclusivo, más igualitario y con más derechos para todos, siempre hay un movimiento a la contra para que esto pare y se derrumbe. Este año el 8 de marzo es más importante, aún si cabe, porque el marco político está más escorado a la derecha con VOX y sus dos homólogos jugando a quién es quién. Se están poniendo sobre la mesa leyes que han sido más que debatidas, superadas y con esos derechos ya adquiridos, como son la del aborto y la de la violencia machista.
Vemos a VOX hablando de denuncias falsas, a Pablo Casado diciendo que una mujer no sabe lo que lleva dentro cuando se queda embarazada, a Ciudadanos hablar de la gestación subrogada como un gesto altruista (cuando está demostrado que es una forma más de explotación a las mujeres con menos recursos) y no podemos más que echarnos a la calle, hacer huelga por las que no pueden y seguir reclamando derechos.
La huelga del 8 de marzo de 2018 supuso un revulsivo para el movimiento feminista y quedó como uno de los días más importantes de las últimas décadas, para esta cita los motivos no han cambiado ni un ápice y durante este año hemos seguido saliendo a la calle ante la justicia patriarcal en el caso de «la manada» o con el asesinato de Laura Luelmo, demostrando que estamos hartas, que no vamos a dar ni un paso atrás y que estaremos vigilantes porque cada vez somos más.
Lo cierto es que las mujeres ya no nos quedamos calladas y se está viendo en movimientos como el #Metoo, #TimesUp o #Cuéntalo donde 800.000 víctimas de agresiones sexuales contaron sus experiencias. Historias que de otra manera hubiesen quedado ocultas han salido a la luz, empoderando en la medida de lo posible, y haciendo partícipe a más gente de ello para dar fuerza y valor.
Desde la iniciativa School of feminism para sacar los textos feministas a las calles, han hecho carteles donde se reivindica la labor de las feministas y su legado, ya nuestro, y nos hacen reflexionar sobre todo lo que se ha luchado y logrado, a pesar de vivir en un sistema patriarcal que nos discrimina automáticamente solo por el hecho de ser mujeres. Como dice Rebecca Solnit en Los hombres me explican cosas: «Solo hay que echar la vista atrás para ver todo lo que se ha conseguido, solo que a corto plazo siempre nos parece poco».