Es relativamente común que nos planteemos hasta donde llegaríamos ante determinadas situaciones. ¿Podríamos llegar a agredir a alguien que está haciendo daño a otra persona? ¿Seríamos capaces de abandonar nuestra vida actual por un futuro prometedor? ¿Quizás nuestros principios se vendrían abajo si afectan a algún allegado? Pero, ¿hemos pensado alguna vez cuál sería nuestro límite si fuesen a cerrar la biblioteca de nuestro pueblo?
De ahí parte La última biblioteca, una novela de Freya Sampson (productora ejecutiva de la BBC) que publica en España la editorial Maeva dentro de su apuesta por el feel-good. Donde ya hemos leído otros interesantes títulos, centrados también en los libros, como El panadero que horneaba historias. Y es que la literatura sobre libros está viviendo un pequeño, y merecido, boom los últimos años demostrando que a los lectores les apasiona vivir historias en las que los propios libros son protagonistas.
La última biblioteca reúne muchos de los elementos que consiguen hacer de un libro una experiencia emocionante, y Freya Sampson los maneja a la perfección para lograr que el lector forme parte de la causa; salvar a la pequeña biblioteca de Chalcot para que no sea cerrada por el gobierno local. Tenemos a la tímida protagonista, June Jones, que tras la muerte de su madre (quien también, como ella, trabajaba en la biblioteca) ha parado su vida, tenemos un idílico pueblecito de Reino Unido que respira aparente calma, una comunidad variopinta, mucha pasión por los libros e, incluso, un gato. Pero quizás la magia radica en los personajes que recorren la obra que no son otros que los que recorren la biblioteca. Los hay que tienen objetivos más loables como el de la joven que no puede estudiar en casa o el del anciano que cada día acude a leer el periódico y los hay que menos, como el de la señora que solo va a quejarse de que ninguna novela le gusta. Sin embargo, sea el motivo que sea el que les genera la imperiosa necesidad de frecuentar la biblioteca (y algunos son realmente duros) lo importante es la unión.
Ante la amenaza de que se cierre el espacio cultural en La última biblioteca vemos como efectivamente la unión hace la fuerza. Porque ante una situación catastrófica todos se olvidarán de sí mismos para colaborar. Por supuesto, a unos les costará más que a otros. Y ahí se encuentra lo más fascinante; en la evolución de cada uno, en sus motivaciones, en la imperante necesidad de trabajar en conjunto. Además la novela recorre la vida más personal de June Jones y avanza a medida que lo hace la propia lucha por salvar la biblioteca. Lo hace con un estilo muy fluido que sabe tratar con humor cualquier situación y nos mueve entre escenas cómicas y profundas. Porque, al final, los libros son como la vida misma.