Jon Echanove ha viajado por muchos países y ha trabajado en distintos oficios y, de hecho, actualmente se encuentra en alguno de ellos fuera de España, pero lo que más nos interesa es su faceta como escritor, con El ángulo de la felicidad y Los planes de Dios como ejemplo de su, segura, larga trayectoria literaria.
Nokton Magazine: Jon, dicen las reseñas que en El ángulo de la felicidad el lector podrá encontrar un motivo de gratitud, sin embargo, comienza con un escenario bastante gris. ¿Qué nos puedes decir sobre esto?
Jon Echanove: La novela cuenta una historia de maduración, de ser capaz de mirar a tu vida con honestidad y a hacerte cargo de tus decisiones en el contexto en el que uno vive. El principio de la novela describe una situación de estancamiento en que el personaje principal ha asumido que ya no puede esperar más de la vida, ni para bien, ni para mal. Y, sobre todo, que la realidad del presente está definida por su propio pasado y por lo tanto es inmutable. Imagino que la gratitud nace en descubrir que nuestro pasado nos explica como personas, pero no nos determina.
NM: El protagonista de El ángulo de la felicidad cambiará su vida viajando a China. ¿Por qué este país? ¿Qué va a aportar a la trama?
JE: Yo he tenido la fortuna de conocer China de un modo cercano y personal y, en algunos casos, lejano de los estereotipos culturales o de la geopolítica. Ubicar al personaje principal en China era una oportunidad de enseñar otros aspectos de la vida de la gente ordinaria en China que mi entorno en Europa desconocía.
Un elemento esencial de la trama es la exposición a un entorno totalmente ajeno. No solo desde el punto de vista en que el personaje no conoce a nadie ni puede fácilmente verse reflejado en los comportamientos de la gente que le rodea, también desde la perspectiva en que nadie le conoce y por lo tanto las expectativas sobre él son radicalmente diferentes a las de su mundo familiar. Son una novedad que invita a la reflexión sobre lo que uno es o quiere ser.
NM: ¿En qué tipo de género dirías que se van a mover tus novelas, presentes y futuras?
JE: Mis historias actuales están muy marcadas por el deseo de mostrar, a través de un desarrollo minucioso de los personajes, una realidad, pasada o presente. De momento, pensando en las posibles novelas futuras, todavía hay una necesidad de acercarme a entornos que me hubiera gustado conocer y comunicar a terceras personas: la realidad de otros países, de otro nivel sociocultural, de otro tiempo histórico.
Sin embargo, dentro de ese viaje consciente a describir esas culturas o tiempos que a mí me hubiese gustado vivir o evitar vivir, me gustaría explorar otros géneros como la ficción histórica o el terror.
NM: ¿Hay algo de autobiografía personal en tus obras?
JE: Tanto en El ángulo de la felicidad como en Los planes de Dios, los personajes se mueven en entornos que yo he conocido, al menos parcialmente. La descripción de esos entornos son los más cercano posible a mi experiencia, en un intento de evocar la misma fascinación, curiosidad o espanto que a mí me provocaron en su momento. De algún modo, la combinación de las experiencias de todos los personajes son una parte de mi vivencia emocional de esos entornos. Pero lo que les ocurre a los personajes y sus reacciones no son en modo alguno autobiográficos.
NM: El ángulo de la felicidad estaría enmarcado, para ti, en el coming–of–age. ¿Podrías hablarnos sobre este género?
JE: Coming-of-age es un género que se centra en el proceso de maduración personal y en mostrar la evolución psicológica y moral de los personajes. En el caso de El ángulo de la felicidad, la evolución que trato de mostrar no es tanto un tránsito de la juventud a la madurez, sino un tránsito al empoderamiento de nuestra propia historia, al proceso de desligarse y aprender a perdonar tu propio pasado, para decidir, ojalá con más libertad, el tipo de vida que uno quiere tener o a la que aspirar. Una hipótesis de la novela es que tanto el trauma como el aislamiento de estar inmerso en un entorno completamente desconocido y ajeno, son una oportunidad para iniciar ese proceso de maduración.
NM: El encuentro con momentos del pasado en escenarios nuevos es el hilo conductor de El ángulo de la felicidad, cuéntame más.
JE: En mi experiencia, nuestra cotidianidad evoca un tipo de recuerdos determinados con una carga emocional determinada. Simplificando grotescamente, se podría decir que las personas de nuestro entorno construyen en nosotros una experiencia de nuestra persona determinada por su relación con nosotros, y limitada a esa relación. En otras palabras, yo no puedo sentirme un Jon diferente en relaciones que tienen la expectativa de un Jon que sea congruente con mi relación con ellos, pasada y presente.
Sin embargo, nuevas relaciones, nuevos entornos pueden evocar recuerdos diferentes, o emociones diferentes a los mismos recuerdos, que los que evoca habitualmente mi cotidianidad.
El modo en que me recuerdo construye lo que soy. Recordarme de otro modo, me permite ser diferente.
NM: ¿Cuáles son tus futuros proyectos literarios? ¿Qué otras cuestiones vas a indagar?
JE: Ahora mismo estoy metido de lleno en una ficción histórica, Aprendiz, la primera novela de una trilogía centrada en el comercio de comienzos del S XVII en España. Mi propósito ha sido acercarme lo más posible a la cotidianidad de los comerciantes, marineros y esclavos que vivieron el comercio, ya estable, con la Nueva España. Yo crecí fascinado por aquellos aventureros que se lanzaron a lo desconocido, a conquistar los océanos buscando nuevas rutas comerciales. Sin embargo, más de cien años después del primer viaje a América y más de cien años del comienzo del colapso del sistema de Flotas, había una intensa actividad mercantil y global que, al menos en mi experiencia, queda difuminada por las heroicidades de los primeros marinos y el drama de la disolución del imperio español. Yo busco descubrir ese tiempo, empezando en Sevilla.
NM: A un escritor se le puede conocer mucho a través de lo que escribe, pero también a través de lo que lee. Déjanos saber cuáles han sido los libros que te han marcado (algunos de ellos).
JE: Me cuesta muchísimo discriminar. He disfrutado de tantísimos libros y de tantísimas autoras y autores, que señalar a uno o a una es un pequeño e involuntario desprecio a lo que he aprendido de otros.
En los últimos años he leído bastante de Dostoevsky, de Coetzee o de Knausgård y también George R. R. Martin. Pero en la interminable lista de autores y autoras que me han marcado no podrían faltar Asimov, Zola, Wolf, Block, Dumas, Stevenson, Delibes, Gordimer, Scott Card, Tolkien, Boyd o Verne.
NM: ¿Qué esperas de tu carrera literaria, Jon?
JE: Ganar el reconocimiento mínimo del público o el suficiente interés del mundo editorial para poder arañar aún más tiempo a escribir. Que yo siga escribiendo novelas no dependerá de cuánta gente me lea, pero es posible que poder dedicar más tiempo a ello si esté relacionado con el número de lectores que estén deseando conocer mi siguiente obra.
En mi mundo de fantasía, hay un día en el que mi trabajo es dedicarme en exclusiva a escribir. Ese escenario lo veo aún lejano, y no dejo de verlo como un sueño, un sueño maravilloso.