Inma Nieto y Elisabet Gelabert: «Las mujeres de Shakespeare son muy poderosas»

Nieto y Gelabert invitan a 'Lady Anne' al escenario
Nieto y Gelabert invitan a 'Lady Anne' al escenario

La segunda escena del Ricado III de William Shakespeare consuma la profecía que inició su ciclo en los años 90 cuando dos actrices se conocieron en el Centro de Estudios de la Fundación de La Abadía y se forjó una amistad que deparó en alianza. El trágico pasaje, en el que el monarca pretende desposar a la esposa y nuera de los hombres que ha asesinado, es el punto de partida de Lady Anne, texto escrito, dirigido e interpretado por la actriz Inma Nieto, con Elisabet Gelabert como protagonista. Dos tótems que unen fuerzas y producción bajo el sello Las hijas de Eva en un primer montaje en el que la voz femenina cancela el mute al que pasado y presente le encorsetan a partir de la dualidad de una actriz al borde del colapso personal y creativo. Ser o no ser, la gran cuestión por excelencia, no fue nunca patria única de Hamlet.

Nokton Magazine: Formasteis parte de las primeras generaciones de la ‘escuela’ de La Abadía y participasteis en los populares Entremeses que en 1996 dirigieron José Luis Gómez y Rosario R. Rodgers. ¿Estrenar aquí significa regresar a casa?

Inma Nieto: Es muy emocionante, estamos felices. Nos conocimos aquí e hicimos uno de los primeros montajes emblemáticos que se recuerdan en este teatro. Y que de repente nos acoja e impulse para este montaje tan propio… Nos sentimos muy agradecidas.

Elisabet Gelabert: El proyecto ha nacido de las mejores intenciones y de la mayor experiencia. Las dos tenemos una carrera muy larga a nuestras espaldas y la idea de formar compañía nos ronda hace muchos años. Por fin hemos agarrado el toro por los cuernos. Hacerlo en La Abadía, que es el teatro en el que nos conocimos y en el que empezamos a desarrollar nuestras carreras de una manera muy intensa, es como cerrar un círculo.

NM: ¿Generar proyectos y penetrar en otros oficios artísticos es asumir el curso natural del río?

IN: Sí, creo incluso que a veces ese curso natural va despacio porque uno mismo se resiste (ríe). En nuestro caso, el deseo era abarcar la creación de una manera más entera y tener otro prisma para mirar y ser partícipes de este momento tan interesante en el que las mujeres se están empoderando con equipos tan diversos y tan ricos.

EG: El salto que estamos haciendo, de Inma a la escritura y a la dirección… es muy placentero. Intuyo que vamos en buena dirección. También hay una necesidad. A nosotras, como a muchos compañeros de profesión, se nos ha ido estrechando más el zapato y hay menos papeles. Siempre eres “la madre de…”. ¿Por qué perdemos interés con la edad? Queremos romper con ese vínculo, con los géneros. ¿Por qué no? Vamos a esponjar los papeles y la visión que puedan tener directores y directoras de determinados roles.

NM: Con la fundación de Las hijas de Eva, ¿dais un paso al frente?

IN: Hay una parte de la historia de las mujeres que no está escrita y si no se cuenta, no existe. Es verdad que últimamente se está abriendo ese melón y la gente nos está apoyando. Aparece una sororidad que nos empuja hacia delante. En los últimos años las mujeres hemos avanzado mucho más rápido. Ahora, tenemos que hacerlo más sólido.

EG: Y es muy bonito que el texto sea un homenaje a nuestra profesión, a las actrices. Inma ha unido la dramaturgia de la propia Anne, en esa escena en el que el poder la arrastra a una decisión que ella asume pero que no comparte, con lo contemporáneo de una mujer y una actriz de hoy en día. Conecta de una manera directa con el personaje de hace cuatro siglos.

IN: En la época de Shakespeare no había actrices, las mujeres estaban prohibidas en un escenario. Ese era solo un reflejo de la sociedad isabelina de esa época. Podían estar en casa y cuidar a su marido y a sus hijos, pero no podían ir a la Universidad ni entrar en política. Era Inglaterra, pero nos suena bastante aquí.

NM: ¿Lady Anne pide la palabra para resarcirse en otro rostro y otro tiempo?

IN: Literalmente. En Shakespeare es muy habitual que aparezcan espectros, fantasmas… que generan acción. Ella necesita un canal para decir lo que no pudo.

EG: Anne necesita a la actriz, así es. Según me pongo sus ropajes me voy transformando. Es una personalidad muy potente. Mi personaje transita por muchos cambios, va tomando poder y abriéndose espacio, en un proceso de encuentro del intérprete con el personaje en el que ocurren a veces cosas mágicas, como hemos visto retratado en otras ocasiones en cine y televisión.

Elisabet Gelabert interpreta a una actriz  en el proceso de ensayo del personaje de 'Lady Anne', bajo las directrices de una intransigente directora de escena (Inma Nieto).
Elisabet Gelabert interpreta a una actriz en pleno ensayo del personaje de ‘Lady Anne’, bajo las directrices de una intransigente directora de escena (Inma Nieto).

NM: ¿Los clásicos responden raudos a los códigos de nuestros días?

IN: William Shakespeare toca los temas más magnéticos de la historia, de antes y ahora: Poder, muerte, amor, venganza… Tiene una vigencia absoluta. Quiero pensar que en mi aproximación he hecho lo que él con la historia de Inglaterra. Anne Neville existió y se casó con Ricardo III.  Él tomaba el hecho y creaba su tragedia. Seguimos tirando del hilo y jugando. También mi personaje se lo dice en un momento dado al de Lady Anne: “Shakespeare sin ti hoy no es nadie, es uno más que está ahí dentro”, refiriéndose a un féretro. El arte se mueve también con la evolución social.   

EG: Y otro aspecto que caracteriza a Shakespeare en cualquiera de sus funciones es que todos sus personajes dicen unas cosas… No hay personaje insignificante ni pequeño. No es tan extraño que se haya producido un espectáculo a partir de una sola escena. Da para mucho porque el valor de Anne no es por todo lo que habla, sino por todo lo que calla. Creo que de ahí bebe lo que le generó a Inma esa ensoñación.  

IM: También me lo generó Eli. Yo trabajaba el texto en casa, luego lo hacíamos en común y volvía a casa y continuaba, y así, sucesivamente. Digamos que todo lo hemos hecho para nosotras y, bueno, Anne está para Eli y Eli para Anne. Ha sido un puzle precioso de construir.  Me preguntaba sobre lo que le hubiera gustado hacer a Lady Anne en aquel momento.

NM: Y Lady Anne tuvo desde el primer renglón el semblante de Elisabet, ¿cierto?

IN: Absolutamente. Es una de las mejores actrices de este país. Todos tenemos nuestras inseguridades y yo tengo muchas e igual más que todo el mundo. La creación es muy difícil. A veces la búsqueda es deliciosa y, otras, dura. Cuando Eli sale al escenario, siento que ya está todo y, además, pasa algo muy especial: También me representa a mí. Somos absolutamente diferentes, pero la conozco bien. Cuando la veo hacer cosas mías me veo en otro espejo.  Todo está generado en el momento, en el impulso.

EG: ¡Inma me ha hecho un regalo maravilloso! He sido testigo del proceso y de su crecimiento desde el folio en blanco. Por mi parte, me sentía muy pequeñita porque me preguntaba cómo podía ayudarla de alguna manera. Tengo que decir que hay una parte que me asusta cuando dice que lo ha escrito pensando en mí, pues me pregunto cómo me ve (ríe). Porque esta actriz que represento… ¡está un poco como un cencerro! (vuelve a reír).

IN: Yo soy la que está como un cencerro (replica a su compañera a carcajadas).

NM: Estar cuerdo en un campo de minas suena a misión imposible.  

EG: Sí, no hay otra manera de sobrevivir y hacer una carrera larga en esta profesión.  Necesitas tener una disponibilidad, una apertura y una sensibilidad que luego choca de frente con la realidad del mundo, que es cruel, lo que nos hace ser personas peculiares.

IN: De eso Shakespeare sabía mucho. Siempre metía un bufón que decía las verdades. Pero he de decir que si bien Eli y yo nos lanzamos a la sala y siempre hay mucha pelea y esfuerzo, luego acabamos y nos vamos a comer a un sitio que nos guste y disfrutamos la comida e intentamos compensar (ríe).

NM: ¿Qué legado traen a nuestros días las mujeres de Shakespeare?

EG: No tener miedo, agarrar la vida por las solapas y tirar. Los hombres han tenido muchas oportunidades y se han arropado mientras nosotras temíamos meter una patita. Entre nosotras, nos hemos criticado y puesto un listón muy alto. Hemos pensado o, nos han hecho creer, que había espacios que no eran para nosotras. Hemos de echarle valor. Las mujeres de Shakespeare son súper poderosas. Julieta es una heroína, Lady Macbeth una malvada terrible… No somos santas, podemos resultar miserables también.

IN: Tenemos derecho a serlo. Me gustaría legalizar la parte oscura de las mujeres. Cuando leo a Shakespeare veo a alguien que sabía lo que estaba escribiendo o escribía de una determinada manera a su pesar. Sus mujeres son grandes misterios en sí mismas. Encubren amplios universos a descifrar, dejan preguntas prendidas en cada espectador. Lady Anne abre una puerta. Espero, en el viaje, poder montar una Medea en el futuro.

‘Lady Anne’ se representa en la Sala José Luis Alonso del Teatro de La Abadía hasta el 19 de mayo. Sábado a las 20h y domingo a las 19:30h.