Alejandro Monteverde: «Cabrini luchó al máximo por la justicia social»

"Una mujer italiana (Cabrini)" retrata la personalidad y determinación de una figura clave.
"Una mujer italiana (Cabrini)" retrata la personalidad y determinación de una figura clave.

En 2023 una película independiente se convertía, por sorpresa, en uno de los diez títulos más taquilleros en Estados Unidos. El fenómeno de Sound of freedom, que denunciaba la pedofilia y trata de niños a partir de una historia real, no tardó en expandirse, objeto a su pesar de controvertidos debates en torno al poso ideológico o el altruista sistema de entradas de su producción. Superado el maremágnum, el director Alejandro Monteverde (México, 1977) presenta nueva película, Una mujer italiana (Cabrini), en la que relata la inspiradora historia de Francisca Javiera Cabrini (Sant’ Angelo Lodigiano, 1850 – Chicago, 1917), la primera santa americana. La reconocida como Patrona de los Inmigrantes, es retratada por el realizador en esencia, como una mujer de espíritu emprendedor e irreductible que no cedió ante nada ni nadie en su labor de asistir a los emigrados italianos que malvivían en el Nueva York del S. XIX.  

Nokton Magazine: ¿La figura de Cabrini abandera la esperanza ante las adversidades?  

Alejandro Monteverde: Sí, su historia es luz en medio de unos tiempos difíciles. Cuando los italianos llegaban a EEUU, sufrían mucho racismo.  Madre Cabrini tenía tal determinación que no daba peso a la ignorancia y las debilidades de los que la rodeaban. Me parece un mensaje fuerte. Ella estaba muy enfocada en su misión: Ayudar a aquellos que habían perdido su dignidad como seres humanos, en especial niños y huérfanos. Si lo pensamos hoy, se habla de la gente racista cuando la mayoría no lo es. Se magnifica la polémica para dividir. Es un problema ahorita tener noticia continua de la decadencia de la Humanidad. Deprime.  

NM: ¿Con más motivo para revivir el arrojo de una mujer que se propuso transformar el mundo?

AM: La historia de Cabrini merece ser llevada a la pantalla grande porque ella vivió su vida de una manera muy artística. Fue una mujer a la que le dijeron que le quedaba solo un año de vida, que llegó como inmigrante a un lugar donde las mujeres no tenían ni voz ni voto y eran un cero a la izquierda. Y en lugar de quejarse, ¿qué hace? Cambia lo que le rodea. En cierta forma, tuvo un gran impacto en la historia de los EEUU. Cambió la vida del inmigrante italiano, abrió uno de los mejores hospitales para inmigrantes en Nueva York y después se fue a abrir sesenta y tantas instituciones. Demostró el poder de la mujer. Como dicen allí, the power of one.

NM: Cuando dicen que es tan largo el olvido, ¿pesa más la condición femenina o vestir hábitos?  

AM: Es una mezcla de los dos. Tú dices “la vida de una monja” y ya trae un prejuicio. En cierta forma, este hecho hizo que la sociedad se olvidase de alguien que hizo tanto. Yo no sabía quién era. En lo personal, fue como un shock cuando descubrí su historia. Quise hablar de una mujer que llegó absolutamente sin nada como inmigrante en un país en el que las mujeres no podían ni siquiera ser dueñas de unas tierras y revolucionó todos los aspectos de los desplazados. Luchó al máximo por la justicia social.

NM: Cristiana dell’Anna (Gomorra) realiza una excelente interpretación en su primer gran protagonista en el cine. ¿Cómo desarrollasteis el personaje?

AM: Sí, es magnífica. Encontrarla fue una de las cosas más difíciles. Trabajé con ella desde cómo caminaba a la forma de mirar. La mirada de Cabrini debía ser enfrentadora, pero por otro lado estar llena de amor y compasión con los niños. Estuvimos meses y meses platicando sobre el personaje y reescribiéndolo.

Retrato del director Alejandro Monteverde.
Retrato del director Alejandro Monteverde.

NM: La recreación de la época, los tonos de la fotografía… aportan impresiones escénicas.

AM: Es una película de experiencia operática, donde la audiencia puede sentarse y subirse a una odisea cinematográfica. Un baile, literal, visual. Es la vida de alguien que logró un imperio igual de grande que los Rockefeller, pero el suyo fue un imperio de esperanza, en el que regresaba todos los recursos para ayudar a más y más seres humanos.  

NM: Desde la perspectiva de una producción independiente, ¿qué dificultad técnica encontrasteis?

AM:  Lo más difícil de querer crear una experiencia visual es que todo se coreografía y, con muy bajos recursos, los planos eran muy complejos de lograr. De cierta forma, ha sido una película atrevida. Casi que fue editada en cámara, ya que no podía cubrir las escenas, por lo que, si no funcionaba, no había forma de arreglarla. Fue arriesgado, pero también muy glorioso el poder ver que sí funcionó. Deseábamos una película muy expresiva, como las vivencias de ella.  

NM: ¿Crece la responsabilidad cuando empiezas un proyecto habiendo sido el anterior un gran éxito?

AM: Lo único diferente es que en Sound of freedom no había expectativa. Todo fue ganancia. Se trataba de una película olvidada que de repente se hizo viral. En esta película, la expectación era alta, así que siempre me iba a quedar corto. En EEUU Cabrini recaudó casi 20 millones de dólares, lo que al lado de Sound of freedom se hace poquito, pero desde el punto de vista de película independiente es un logro.  Creo que va a trascender muchas generaciones. Es ese tipo de historia como It’s a wonderful life (¡Qué bello es vivir!) o The Shawshank Redemption (Cadena perpetua). No va a ser tan inmediata como su predecesora, sino que la gente la irá descubriendo con el paso del tiempo.

NM: ¿Cada película tiene su epifanía?

AM: Sí, todas te enseñan algo. Me gusta crear proyectos donde el propio proyecto se genera desde su energía. Casi que tenga voz y él mismo te diga lo que quiere. En este caso, la idea fue muy ambiciosa, a pesar de no tener un gran presupuesto. Cabrini siempre decía: “Begin the mission and the means will come” (Comienza la misión y los medios llegarán). Muchas de sus líneas las usaba cuando rodaba. Repetíamos mucho “We are bold o we die” (O somos atrevidos o se acabó). Cuando una toma era riesgosa, nos preguntábamos “¿lo hacemos o…?”.

NM: ¿Y cuál llevarás siempre a mano en el bolsillo?

AM: Una de las más grandes enseñanzas: “Podemos rendirnos y servir a nuestros vicios y debilidades o a nuestros propósitos”.

NM: ¿Significa que estás trabajando en un próximo filme?

AM: Sí, ruedo una película sobre la Virgen María con el enfoque de un thriller espiritual. Yo soy de los de Cabrini, siempre tengo puesto el foco (ríe).