‘Stranger Things’: la adolescencia llega a Hawkins

Eleven y Max acercan posturas en esta temporada.
Eleven y Max acercan posturas en esta temporada.
El elemento esencial de 'Stranger Things' se queda a medio camino de impresionar y explota la fórmula de las temporadas anteriores.

Ha pasado año y medio desde que se estrenase la segunda temporada de Stranger Things, un tiempo precioso en el que los seguidores de la serie se han estado mordiendo las uñas por saber que sucederá con Mike, Eleven, Dustin y compañía. Los hermanos Duffer fueron muy claros con respecto a sus intenciones, los críos estaban creciendo y había que dejar pasar el tiempo, por lo que el parón en la producción de la ficción era inevitable.

¡Alerta, spoilers!

https://youtu.be/9AI93vCWgaU

El pasado 4 de julio llegó el momento, después de mucho tiempo esperando, al fin, Netflix estrenó la tercera temporada de la serie. En esta ocasión el cambio principal en la trama, dejando de lado la efervescencia hormonal de sus protagonistas, es el hecho de que la historia transcurre en verano. El instituto de Hawkins, las animadoras, los pasillos kilométricos y las taquillas escolares, que habían sido escenario de las dos primeras entregas de la serie, esta vez quedarán en el olvido.

El personaje de Billy tiene un gran protagonismo en esta temporada. Foto: IMDb

Por el contrario, en mitad de ese ambiente de relajación veraniego, los problemas comienzan por el propio cambio que sufren los personajes. El grupo de amigos que se encerraba en un sótano a pasar la tarde ha cambiado los juegos de mesa y fantasía por pasar tiempo con sus novias o visitar el centro comercial.

La serie refleja muy bien el boom comercial de mitad de los años ochenta en Estados Unidos. En el que la comida basura, los grandes almacenes, los videoclubs y los recreativos eran el destino favorito de cualquier ciudadano norteamericano.

Sin embargo, el elemento esencial de Stranger Things se queda a medio camino de impresionar. Después de tres temporadas el esquema sigue siendo el mismo. Los personajes investigan por su cuenta y en el último momento juntan sus fuerzas para derrotar a los seres fantasmagóricos que continúan acechando la pequeña ciudad en el estado de Indiana. Es más, de lo mismo, sin nada nuevo o innovador. Continúan haciendo guiños a películas ochenteras como Alien o Terminator, pero ese cariz nostálgico no surte el mismo efecto en el espectador.

Hooper pedirá ayuda a Joyce para afrontar la adolescencia de Eleven. Foto: IMDb

Algo parecido pasa con los personajes, la mitad de ellos se han quedado estancados y no están teniendo la evolución que se espera de ellos. Probablemente es ese uno de los mayores fallos que se aprecian en esta nueva entrega de la ficción de Netflix, los secundarios son más carismáticos que los protagonistas, como es el caso de Steve Harrington, Robin, compañera de trabajo de Steve o Erica Sinclair, la hermana pequeña de Lucas. Sucede lo mismo con las tramas, algunas se vuelven soporíferas y otras divierten. La resolución final es la misma:

¿Es Hawkins seguro o seguirá acechando el mal que habita en el Upside Down?

El personaje de Robin es encarnado por Maya Hawke, una de las nuevas incorporaciones de esta última temporada. Foto: IMDb

Los hermanos Duffer han confirmado que habrá una cuarta temporada, esperemos que cambien la fórmula y aporten elementos novedosos ya que, de no ser así, tristemente nos encontraríamos ante un producto al que se le acaba la mecha.