Armando del Río: «No creo en las verdades absolutas»

Pedro Bachura da vida a 'Barrabás', el condenado al que el pueblo prefirió frente a Jesús de Nazaret.
Pedro Bachura da vida a 'Barrabás', el condenado al que el pueblo prefirió frente a Jesús de Nazaret.

Antes de que Dimas y Gestas, el buen y el mal ladrón, fueran crucificados cada uno a un lado de Cristo, hubo otro hombre, al que por voto “democrático” el pueblo preservó de una muerte segura. Su salvación tuvo por consecuencia la condena definitiva de Jesús de Nazareth. Barrabás, del que los evangelistas dieron versiones similares, pero no definitivas, emerge de sus sombras para pedir audiencia con el público. El actor, director y productor Armando del Río (Zaragoza, 1970) le cede la palabra de Richard France para que en brazos de Pedro Bachura -acompañado de Enrique Asenjo– el famoso ladrón tenga una última oportunidad antes de ser nuevamente excomulgado por la Humanidad.

Nokton Magazine: Aunque has dirigido antes (pequeños montajes, microteatro…), ¿esta sería tu puesta de largo como director escénico?

Armando del Río: En lo referente al teatro, sí. He cogido este texto, un monólogo, porque me resultaba más sencillo trabajar con este formato, con mucho trabajo actoral, que es con lo que yo estoy más familiarizado, pero al final nos hemos metido en ciertas cosas que técnicamente requieren bastante trabajo: Hay mucha proyección y efecto de sonidos. He dirigido un corto, piezas de publicidad, y quería darle un toque audiovisual. Tener arropado al actor con vídeo, muchos sonidos… y meter al espectador en el mundo de Barrabás.

NM: ¿Qué te despertó la curiosidad de trabajar al otro lado?

AR: Siempre me ha interesado, monté una productora teatral y audiovisual y tengo varios textos escritos. Escribí una obra, Calígula, en la que actué dirigido por Raquel Pérez. Me gusta tocar todos los palos. Hay muchos oficios de esta profesión que me interesan. En vez de estar pendiente de una llamada, prefería generarme los proyectos yo y es lo que estoy haciendo.

NM: ¿De Barrabás te atrapó su personalidad outsider?

AR: Sí y que es un personaje bíblico muy poco conocido, hay muy poca información sobre él. Tiene un viaje muy particular. Nos dicen que era un ladrón, otros un celote, en realidad era un luchador contra la invasión romana, ahora que esa parte del mundo viene muy a colación. Siendo un luchador es un perdedor también, pues se ve en unas circunstancias que no se espera cuando va a ser crucificado y lo salvan en vez de a Jesús de Nazareth. Se ve señalado, no sabe qué hacer con su vida. Solo cree en sus sentidos, tiene el corazón cerrado, lleno de violencia, locura e ira. 

NM: Un personaje con un largo y hostil camino para perdonarse a sí mismo…  

AR: Partimos de que es una obra de ficción sobre un personaje más o menos histórico. Él está en las sombras durante toda la peregrinación de Jesús, más que nada porque Judas es su amigo del alma, un miembro de la hermandad que lo acogió cuando era joven. Por amor a Judas, es un poco el que hace el trabajo sucio, el que prepara los pseudo-milagros o consigue el dinero. Conoce a Jesús, pero no se quiere acercar para no caer rendido en sus redes como la mayoría que le acompañan. Le caracteriza la desafección hacia los sentimientos, hacia lo que da este autoproclamado Mesías.

NM: ¿Desde el presente significa revisar mitos y creencias?

AR: En este caso no nos referimos a otro Elegido más. Es el hijo de Dios, adorado en la religión cristiana. Durante miles de año se ha creado toda una corriente de seguimiento mediante la Iglesia. Lo que es cierto es que ponemos en tela de solfa el hecho de que la gente hace lo que sea para estar cerca de los profetas y cómo se pelean todos los discípulos para expresarle que son lo que más le quieren. Barrabás odia esto, le parece que son un rebaño que simplemente sigue al pastor, pero sin saber muy bien por qué.

Retrato del actor, director y productor Armando del Río.
Retrato del actor, director y productor Armando del Río.

NM: Hemos conocido a Barrabás en la piel de Anthony Quinn o de Pietro Sarubbi, en La pasión de Cristo. Sarubbi habla incluso de una experiencia espiritual. ¿Habéis partido de otras interpretaciones?  

AR: He leído alguna cosa, en la película de Mel Gibson se produjeron bastantes sincronías, como que Jim Caviezel tenía 33 años cuando rodó. No hemos tomado tanto el perfil de Quinn porque es una mirada bastante antigua, parte de otro de punto de vista. En el caso del de Gibson, el enfoque era un poco histriónico, no iba por ahí el nuestro. Tampoco es que haya muchos… Hemos visto un poco el Barrabás que hizo Bill Fain e intentado dotar de razones al personaje para comprender su forma de ser y justificar su actitud y su conflicto interno.

NM: ¿El espectador empatizará con él?

AR: Absolutamente, es alguien que lucha por lo que cree, que tiene un gran amigo y al que le toca pelear en el bando de los perdedores. Él se plantea existencialmente ciertas dudas. No es que no crea en Dios o en el hijo del hombre, tiene sus dudas. Ni siquiera algunos milagros se los puede explicar, aunque estaba allí. Le crea unos interrogantes que muchos tenemos.

NM: Richard France, el autor, comentaba que este texto era el testamento contra cualquier mundo dominado por tiranos.

AR: Hablamos de una dominación romana que tiene subyugado al pueblo judío, en este caso en Galilea. Cuando te encuentras con tiranos, al final, hay dos opciones: Someterse o luchar. Y en esa seguimos en el mundo 2000 años después, aunque estemos en un momento de cambio brutal.

NM: ¿Cómo traducir la convulsión de nuestros días?

AR: En estas etapas dicen que siempre surgen los monstruos. Nos hallamos a un tiempo de dar un paso evolutivo o un paso atrás y volver a las andadas. Vemos problemas con el cambio climático que conducen a muchas migraciones y a intereses creados por el petróleo, por las energéticas, por los bancos… Los intereses de unos pocos nos arrastran al resto. Fíjate, ya sucedía cuando Caifás y los sumos sacerdotes se llevan el dinero para el templo…

NM: ¿Ese pequeño universo, que es la escena, puede ofrecernos respuestas?

AR: El teatro no puede salvar a nadie, es una forma de poner un espejo ante la sociedad y hacerles pensar y reflexionar a los que acuden, no tiene mayor repercusión. La Historia siempre la cuentan los ganadores desde su prisma, creando una ideología. Hay muchos historiadores que reclaman nuevos puntos de vista: A Calígula, estudiarlo no como un loco, y a Barrabás, sin crucificarlo. Barrabasada se asocia siempre a algo malo.

NM: ¿Qué valores nos lega Barrabás?

AR: No creo en las verdades absolutas, de todo se puede sacar punta. Hay una escala de grises que se están obviando cada vez más. Desde el blanco y negro es imposible entender o empatizar con alguien. Quizás el mayor valor de la obra es el amor. Si se descarta, probablemente tengas una vida bastante vacía, lo que le sucede al personaje. Y lo que decía Jesús de Nazareth.  

Barrabás se representa en la Sala negra de Teatros del Canal (Madrid) hasta el próximo domingo 18 de febrero: A las 19h, el 14, 16 y 17 de febrero; a las 20:30h el 15 de febrero y a las 17:30h el 18 de febrero.