Art Madrid, feria de referencia en el arte contemporáneo que el pasado febrero celebró su decimotercera edición, estrena ahora Art Madrid Market, una plataforma de compra online para acercar las obras al público. Esta iniciativa permite acceder al trabajo de artistas internacionales como Blak Le Rat o el español Okuda San Miguel. En Nokton Magazine hemos hablado sobre ella con Alberto Cornejo, director de Art Madrid.
Nokton Magazine: Art Madrid Market supone una gran apuesta por las posibilidades de Internet. ¿Crees que puede ser una iniciativa pionera a la que otras ferias se adhieran después? ¿Cuáles son sus mayores ventajas?
Alberto Cornejo: No cabe duda de que es una propuesta pionera. La principal novedad de Art Madrid Market en relación a otras iniciativas de comercio online es que ofrece un servicio 360º a las galerías y los artistas, con una fuerte inversión en la comunicación cultural online pensada para difundir los proyectos expositivos por todos nuestros canales. En ese sentido, Art Madrid representa un sello de calidad que está detrás de esta plataforma, y aporta su experiencia y conocimiento del sector.
NM: ¿Cuáles son los criterios de selección para escoger a un artista sin galería?
AC: Este es uno de nuestros objetivos a medio plazo. La plataforma, como quien dice, acaba de nacer, y debemos de dinamizarla antes de explotar todas las opciones que tenemos en mente. En todo caso, podemos adelantar que habrá un criterio de selección propio, un comisariado real que seleccione a los artistas con los que empecemos a trabajar.
NM: En Art Madrid 18, los responsables de algunas galerías detectaron un cambio en el perfil del comprador debido al empuje de jóvenes con buenos ingresos que no son necesariamente coleccionistas y tampoco tienen siempre estudios de arte. ¿Cuál es el perfil del comprador en esta plataforma?
AC: Estamos empezando y quizás sea un poco aventurado sacar conclusiones firmes; pero sí podemos decir que la plataforma es un puente hacia el mercado exterior y que muchas compras se producen desde el extranjero. Por otro lado, tanto en la feria como en nuestra comunidad de usuarios, se percibe un relevo generacional. Los compradores de ahora no responden necesariamente al concepto clásico de ‘coleccionista’, además de que se acercan al arte por pura pasión. Compran algo porque les gusta, y eso es lo fascinante de este proyecto.
NM: ¿Cómo os afecta que, en España, el IVA a las transacciones en el mercado del arte se siga manteniendo al 21%?
AC: Desde luego es un contratiempo considerable. El sector cultural es muy sensible a los cambios de tarifas, y la subida del impuesto, que en su momento supuso un choque indudable, sigue teniendo consecuencias negativas. Es difícil trabajar en la profesionalización del sector cuando en pleno repliegue económico se sube el impuesto del 7% al 8% en 2010, y finalmente al 21% en 2012. Si a esto le sumamos el carácter discontinuo del trabajo de los artistas y que no se trata de un producto de consumo habitual, los efectos han sido devastadores. Y supone, también, un agravio comparativo en relación a los países de nuestro entorno que, pese a verse obligados a adoptar medidas recaudatorias anticrisis, han mantenido sus tipos impositivos reducidos para la cultura. Un 21% tiene un efecto disuasorio para el comprador, y más aún cuanto mayor es el precio de la obra. Esperemos que pronto se escuche esta reivindicación unánime del sector y bajen el impuesto. Sería un gran impulso para el arte y la cultura.
NM: De las diez ‘obras destacadas’ que aparecen en su plataforma de compra online, nueve son de hombres y sólo aparece una autora, Candela Muniozguren*. En el catálogo general, el porcentaje de mujeres también es reducido. ¿Qué medidas se pueden tomar, desde una feria de referencia como Art Madrid, para intentar combatir la desigualdad en el ámbito del arte?
AC: La verdad es que la posición de las ferias está bastante limitada en este sentido. Quienes participan en las ferias son las galerías, que traen sus propuestas expositivas con los artistas con los que trabajan y a los que representan. No seguimos un criterio específico a este respecto. El hecho de que haya más artistas hombres que mujeres es pura casualidad.
NM: Perishable Rush es un artista, presente en su catálogo, que ilustra la paradoja del artista crítico que gravita en torno al arte urbano de denuncia y paralelamente forma parte de las estructuras del mercado. Según su descripción en Art Madrid Market, Perishable Rush «trata de descomponer las imágenes que se nos presentan como ideales para que, ampliadas y recolocadas, muestren lo absurdas e inútiles que son en realidad». Da la sensación de que el mercado del arte hoy fagocita las manifestaciones más contestatarias y en cierto modo, al convertirlas en producto, las neutraliza (el ejemplo más claro es el británico Banksy). ¿Qué opinan al respecto?
AC: Está claro que el arte ha servido siempre para dar salida a un discurso que invite a la reflexión, más allá de que conviva con un criterio estético y de que se busque la belleza y la armonía. Si algo caracteriza el arte contemporáneo es precisamente eso. Vivimos en un tiempo en el que, por fortuna, no estamos encorsetados por una censura encubierta y las libertades han alcanzado un grado máximo de expansión. No creo que el mercado esté neutralizando las manifestaciones críticas con el sistema, sino más bien lo contrario, les da un lugar que antes no tenían. En concreto, la exposición que acabamos de organizar sobre Iconos del Arte Urbano saca a la palestra este estilo artístico, iniciado en los 70, que antes solo se concebía como algo marginal y antiestético. El mercado debe albergar todas las manifestaciones, no únicamente las institucionalizadas y las comúnmente aceptadas. Será después decisión de cada artista determinar cómo quiere difundir esas expresiones.
NM: ¿Qué significa comprar arte?
AC: Sonará romántico, pero comprar arte es sentir pasión por algo. El comprador al que le gusta una obra, se la imagina en su casa, la quiere tener cerca para disfrutarla, contemplarla… Por eso decía antes que con el arte se entabla una relación personal entre el comprador y la pieza, y muchas veces ese comprador inicial se convierte después en un coleccionista.