En 1992 fue estrenada Reservoir Dogs, la primera película de Quentin Tarantino. Desde entonces, ha dirigido otros nueve largometrajes y se ha convertido uno de los directores más reputados, afamados, y también criticados de la actualidad. Con motivo del 30 aniversario de su primera película, hacemos un repaso de su trayectoria.
Secuencias brutales de violencia gratuita, criminales de todas las clases, furiosas ansias de venganza o diálogos interminables sobre hitos de la cultura pop. Estas son algunas de las características que podría nombrar cualquier espectador sobre el cine de Quentin Tarantino, probablemente el director de cine más conocido de la actualidad incluso entre aquellos que no son seguidores del séptimo arte.
Desde que estrenó Reservoir Dogs (1992), su primer largometraje, Quentin Tarantino ha recibido críticas de los sectores más conservadores alegando un uso reiterado de la violencia gratuita, de la sangre en pantalla, de un estilo marcadamente literario que se aleja del uso tradicional de los medios cinematográficos e incluso ha sido acusado de “plagiar” todo aquello que rueda. ¿Son ciertas estas acusaciones? ¿Es Quentin Tarantino un director mediocre que debería desaparecer de las listas de los mejores autores actuales? No seré yo quien dé una respuesta a estas preguntas, pues considero que deben ser respondidas por cada espectador bajo su propio criterio. Sin embargo, en mi humilde opinión, creo que merece realmente la pena invertir un poco de tiempo en analizar su estilo y su peculiar trayectoria.
Videoclubs, ‘baja cultura’ y ríos de sangre
Quentin Tarantino nunca fue a una escuela de cine. Su escuela, de hecho, fue el propio cine. A donde sí asistió, sin embargo, fue a una escuela de interpretación, que no tardaría en abandonar, dejando atrás una frustrada carrera como actor que, por suerte o por desgracia (por suerte, para nosotros), le permitió invertir su tiempo en escribir, dirigir y rodar sus propios proyectos.
Para poder ver películas incesantemente, el joven Quentin encontró trabajo en un videoclub y se dedicó a discutir sobre cine junto a otros entusiastas del séptimo arte (entre ellos el director Roger Avary, por ejemplo) y a recibir toda clase de influencias cinematográficas pertenecientes a un sinfín de culturas diferentes. Entre los géneros que más influyeron a Quentin Tarantino se encuentran: el Spaghetti Western, sobre todo El Bueno, El Feo y El Malo (1966) de Sergio Leone, que ha nombrado como su película favorita en más de una ocasión y que se convertiría en el referente principal de películas como Django Desencadenado (2012) o Los Odiosos Ocho (2015); el cine asiático de Artes Marciales, evidenciado en Kill Bill Vol. 1 & 2 (2003-2004), una de sus películas más conocidas; el Rape and Revenge, subgénero donde mujeres que ha sido secuestradas y humilladas se vengan de su secuestrador: de este género nacen los argumentos de Kill Bill Vol. 1 & 2 (2003-2004) y de Death Proof (2006); Blaxplotation, género del cual rescataría a su figura más conocida, Pam Grier, para convertirla en la protagonista de Jackie Brown (1997); o las Gagster Films de autores como Howard Hawks, Martin Scorsese y, sobre todo, Brian de Palma, uno de sus cineastas favoritos, que se convertirían en las influencias principales de Reservoir Dogs (1992) y de Pulp Fiction (1994), sus dos primeras películas.
Para Quentin Tarantino no existe lo que normalmente se conoce como “alta” y “baja” cultura. Para él, la cultura es homogénea y no responde a clasificaciones elitistas que degradan a las clases populares. De hecho, es curioso como él mismo, mediante su propio cine, ha conseguido fusionar elementos que de forma tradicional han pertenecido a la una o a la otra para crear un estilo que permanece flotando en un punto intermedio y que pone en problemas a la crítica a la hora de catalogarlo en cualquiera de las dos. Es por eso que, en una misma película, podemos encontrar complejas estructuras narrativas y reflexiones sobre la condición humana mientras los personajes hablan en la mesa de un bar sobre sus canciones favoritas del último disco de Madonna. Tan desconcertante como humano.
Somos lo que matamos comemos
Las influencias de Quentin Tarantino han tenido una repercusión directa en su carrera como cineasta, lejos de sutilezas o de referencias cuidadosamente camufladas. Y es que el estilo de Quentin Tarantino es una especie de amalgama de otros tantos estilos adaptados a los tiempos contemporáneos y reinterpretados desde el punto de vista de la posmodernidad. Su cine es un cine que responde a la época en la que se desarrolla: el cuestionamiento y la relativización de los valores morales tradicionales, la alteración en la percepción del tiempo y el espacio, la libertad de interpretación que se aleja de mensajes claros o de tesis definitivas, la intertextualidad evidente o la ruptura de la suspensión de incredulidad del espectador. Todos estos factores dialogan directamente con la realidad contemporánea y sirven como punto de conexión entre argumentos tan aparentemente ajenos como los de Pulp Fiction (1994) o Kill Bill Vol. 1 & 2 (2003-2004) y la vida cotidiana de cualquier espectador. El cine ya no se hace para representar la realidad, sino para representar ideas. Las formas clásicas del realismo desaparecen y el carácter ficcional de la película se reitera una y otra vez dentro de la misma para recordar al espectador que, efectivamente, está siendo testigo de una mentira, y que no por ello tiene menos valor.
Violencia… ¿Gratuita?
No hay una sola película de Quentin Tarantino en la que los personajes principales no terminen enzarzándose en un tiroteo, fulminando a alguien con un lanzallamas o incluso cercenando miembros indiscriminadamente con una katana.
La violencia en el cine de Tarantino es un aspecto crucial, y no es en absoluto aleatoria, sino narrativa. Lo que la hace realmente efectiva no es la espectacularidad ni la cantidad de sangre que aparece en pantalla, sino la construcción de la ficción y la caracterización de los personajes. Una vez ha quedado claro que el espectador no está siendo testigo de la realidad, sino que está sentado en una butaca viendo una película, Tarantino se da el placer de utilizar cuanta violencia y brutalidad le plazca. Y lo mejor es que al espectador le resulta gratificante, pues la violencia no es repartida de forma arbitraria entre los personajes de la película: la recibe quien debe recibirla, una vez que su carácter ha sido definido por sus acciones y pensamientos. La recibe por quién es, por cómo es y por lo que ha hecho o dejado de hacer. La violencia, en el cine de Tarantino, sirve como castigo y como recompensa al mismo tiempo, como una fase por la que debe pasar un personaje si en ella desembocan sus acciones. Después de todo, estamos viendo una película, ¿no? Un par de disparos no hacen daño a nadie.
Homenajes… ¿O plagios?
Existen estudios sumamente detallados que comparan los planos y secuencias del cine de Tarantino con otras películas, y es estremecedor ver la meticulosa exactitud con la que son reproducidas. ¿Es esto un homenaje o un plagio? No existe un consenso entre la crítica acerca de este asunto. Muchos tildan a Quentin Tarantino de no ser capaz de hacer cine si no lo copia. Otros dicen que su manejo de la cámara resulta ser una suerte de homenaje hacia todas las influencias de las que se ha nutrido.
Si entendemos el cine como un conjunto de elementos aislados que adquieren significado por sí mismos, es probable que pensemos que Tarantino se está aprovechando del trabajo de otros para su propio beneficio. Sin embargo, nadie juzga una película por lo que haya ocurrido plano por plano. Los planos se unen escenas, las escenas en secuencias y las secuencias en largometrajes completos. El cine se concibe en su conjunto y adquiere significado una vez concluye, nunca a mitad ni aislando sus componentes. Además, es de sobra conocida por cualquiera que haya intentado desarrollar un estilo de arte propio la labor indispensable de dedicarse a copiar todo lo anterior para desarrollar algo nuevo. Así es como progresa el arte. Como decía Pablo Picasso: “Los grandes artistas copian, los genios roban”.
En ese caso, ¿son los planos de Tarantino idénticos a los de otras películas? Sin duda. Pero, ¿son las películas de Tarantino idénticas a las de algún otro cineasta? Responda quien le plazca.
Cine… ¿O literatura?
Uno de los aspectos fundamentales en el cine de Quentin Tarantino es la influencia que ha recibido de la literatura. La estructura de sus guiones bebe muy claramente de la tradición literaria clásica más que de la cinematográfica: las partes de la película se dividen explícitamente en capítulos y los personajes se desarrollan a partir de una gran cantidad de líneas de diálogo.
Este es otro aspecto que, en ocasiones, le ha sido criticado. La teoría cinematográfica clásica dice que un personaje debe definirse por la acción, por lo que hace, y no por lo que dice o piensa. Teniendo en cuenta el carácter eminentemente visual del cine, parece un presupuesto lógico. Sin embargo, Tarantino es capaz de construir a los personajes por lo que piensan y por lo que dicen, al igual que sucede en la literatura, mientras juega con acciones que suelen ser antitéticas a los diálogos para construir una tensión narrativa muy peculiar y efectiva.
Por último, prácticamente ninguno de sus guiones se construye de forma lineal. La percepción del tiempo, dividido en capítulos, es difusa y desordenada. En ocasiones ocurren acciones simultáneamente que más tarde nos son narradas en forma de prolepsis o analepsis, jugando así con la información que se le proporciona al espectador y construyendo puzles narrativos que rompen con el horizonte de expectativas. De nuevo, se trata de técnicas narrativas muy poco usuales en el cine de los años 1980s, influidas notoriamente por la literatura posmoderna de la segunda mitad del siglo XX. Toda una mezcla de disciplinas artísticas que resultó una revolución en el mundo del cine y marcó el inicio de una nueva época.
Director… ¿De orquesta?
Quentin Tarantino ha declarado en varias ocasiones que construye muchas de sus escenas en base a la música; hasta esos límites llega para él la importancia de una buena banda sonora. Tarantino continúa con la tradición de directores como Martin Scorsese, que un par de décadas antes habían iniciado la tendencia de dejar de lado las orquestas clásicas para utilizar canciones de pop, rock, rock & roll y otros géneros de masas a la hora de construir la banda sonora de sus películas; algo que hoy en día nos resulta lo más normal del mundo. De hecho, sería imposible entender el cine actual de no ser por esta clase de factores.
La pasión y el conocimiento de Quentin Tarantino por el mundo de la música puede explicar hechos como que el director se gastara gran parte del presupuesto de Reservoir Dogs (1992) en obtener los derechos de “Stuck in The Middle With You” para la escena de la tortura del Sr. Rubio. En un principio pareció una locura, pero resultó ser un acierto, pues la escena ya pertenece a las más icónicas del director y de la historia del cine.
Debido a la extensión del artículo, me veo obligado a dividirlo en dos partes. En esta primera mitad he repasado algunas de las características esenciales para entender el cine de Quentin Tarantino, principalmente las influencias que más lo han marcado como cineasta y el estilo tan particular que lo hace hoy uno de los directores más característicos del panorama cinematográfico internacional. También he anticipado muchas de sus películas y señalado algunas de las características por las cuales se le considera uno de los autores más importantes de la historia reciente.
En el siguiente artículo, comentaré los inicios de Tarantino en el mundo del cine y haré un repaso de su filmografía completa hasta la fecha.