Dicen que filosofía y literatura se diferencian en que la última busca que los lectores se sientan identificados con lo que leen. Puede que esta sea la razón por la que devoramos novelas, escuchamos canciones y vamos al teatro. Cuando por un momento, durante la obra en cuestión, vemos reflejada nuestra vida y/o pensamientos, la emoción nos arrebata y sentimos que por fin se ha hecho justicia en el mundo.
Por suerte, no todas las obras consiguen este efecto en nosotros y la sensación es mucho más especial cuando damos con aquella que sí lo hace. Lo complicado, lo que riza el rizo, es encontrar una que haga pleno: que toque la tecla exacta de todos los espectadores que van a verla. Me atrevería a decir que 3 maneras de NO tener hijos toca cada una de ellas.
Desde el viernes 4 de mayo, la madrileña sala Nave 73 acoge esta producción teatral de Jokoan Producciones y Tía Pla, la ópera prima sobre las tablas de dos guionistas con años de experiencia en televisión, Aurora Pérez (Gominolas, Aída, BbyC, Cleo & Cuquín) y Libe Ortiz (Aída, Gym Tony, La hora de José Mota, Sabuesos), quienes se atreven con la libertad y el vértigo del teatro en una comedia sobre esa etapa vital que arranca con la eterna pregunta: Y los niños, ¿para cuándo?
Lejos de agobios y dramas generacionales, las coautoras y codirectoras eligen el humor para hablar sobre un tema que a veces resulta incómodo, la NO maternidad/paternidad. Como dice Aurora: «Tomarse algo en serio no está reñido con tomárselo con humor. Tener hijos puede que sea una cosa seria, pero no creo que nadie sobreviva a ello sin sentido del humor, ¿no?».
Y aunque ambas vienen precisamente de eso, de hacer humor, confiesan que en esta aventura han aprendido muchas cosas sobre cómo trabajar con él: «En teatro hemos encontrado nuestros propios límites del humor. Hemos escrito cosas tan salvajes que nosotras mismas nos hemos censurado y eso está muy guay. Porque lo escribes y lo dejas ahí porque puedes y no tienes a tu jefe para quitártelo, pero cuando lo vuelves a leer a los tres días piensas: joer, me hace más daño que gracia”, nos cuenta Aurora. Sobre la diferencia de crear historias para televisión, como explica Libe: «Las prisas de la tele pueden acabar con los nervios de cualquiera. La calma de no tener que responder a un calendario encorsetado ha sido muy importante para poder manosear las historias, los personajes, el escenario… imaginártelo todo y luego darle forma poco a poco».
Así han parido (como les gusta decir), 70 minutos de diálogos ágiles, irreverentes, llenos de referencias a la actualidad política y cultural pero, sobre todo, tan reales que es imposible que no activen, en algún momento de la obra, la capacidad del ser humano para liberarse de una carcajada. Esto se lo deben, como las dos se encargan de recordarnos, al elenco de 3 maneras de: «Los tres actores, Marta Morujo, Joseba Priego y Noelia Márnez, nos han enseñado mucho y nos lo han puesto muy fácil. Son unos actores con muchísimas tablas que en cuanto les explicas un poco el chiste te lo sacan y lo hacen más grande de lo que estaba en mi cabeza», nos dice Aurora. Si había un método para trabajar con ellos, Libe hace memoria: «Me recordaba bastante a una revisión de guión: les explicábamos lo que sentía su personaje en cada momento para que estuvieran en sintonía con nosotras y pudieran hacerlo suyo».
Una rockera trasnochada (Marta Morujo), un soltero de oro (Joseba Priego) y una opositora hipocondríaca (Noelia Márnez) dan vida a una corrala de vecinos en la que el tendedero empieza a verse salpicado de baberos y de dudas sobre si traer un niño a este mundo arruinará su vida o la salvará. Como cabe esperar, no hay nada escrito y el espectador no va a salir de la sala con las cosas más claras sobre este punto. En 3 maneras de el objetivo es, simple y llanamente, poner la situación sobre la mesa y reírse con ella. Como dice Aurora, «llevan toda la vida diciéndonos que los pasos son: crecer, estudiar, trabajar, comprarse una casa, casarse, tener hijos y… morir… Estamos ya en los treintaytantos a punto de llegar al fin del camino planificado y eso da vértigo«. Así que reírse puede rebajar un poco la tensión. Más aún, la obra se propone dividirla entre hombres y mujeres pues, como opina Libe, «creo que es un cliché relacionar a las mujeres como las que llegamos a ese punto (la maternidad) antes que los hombres».
En la obra Jaime, el personaje interpretado por Joseba, representa ese espectro masculino que desea ser padre: «Nos supuso un esfuerzo perfilar el personaje de Jaime de manera que sus deseos de ser padres no lo feminizaran, porque el personaje de Jaime queríamos que hablase de paternidad y no de maternidad. Aunque sobre eso no sé si existen muchas diferencias…», continúa Aurora.
Y mientras, las cuerdas de tender, las pinzas de la ropa y los felpudos intercambiables son testigos mudos en una corrala cómplice, que escucha los avatares de sus vecinos y sonríe comprensiva. Asegura Aurora que en la mitad de los pisos en los que ha vivido en Madrid no ha conocido ni a la mitad de los vecinos. Porque no había corralas. En ellas, hablando con el del segundo izquierda, puedes tomar las decisiones más importantes de tu vida.
Es esta mezcla entre lo cotidiano y lo universal lo que hace tan fácil identificarse con los personajes de 3 maneras de y, durante algo más de una hora, ponerse en el lugar de alguno de ellos. Desde su perspectiva Libe parece haber llegado a la misma conclusión: «Supongo que lo que me satisface es que un espectador se preste a escuchar las dudas de una chica con un embarazo no deseado por muy antiabortista que sea. Solo eso, escuchar». Que no es poco.
Fotografías y vídeo teaser: Lorena Gutiérrez