Una vez vivimos un tiempo extraño, tan extraño que no te lo creerías. Salías de casa y te encontrabas solo, sin whatsapp, sin móvil para hacerte fotos con tus amigos y subirlas a Facebook. Estabas solo, pero no te importaba. Por aquel entonces no bastaba con teclear el nombre de una película en Internet. No, en aquellos días el único cine se encontraba en pequeñas islas de tesoros ocultos, refugios conocidos con el nombre de videoclubes.
Manuel Riquelme ha descrito en las páginas de Videoclub 84 un relato sobre esos días de películas rebobinadas anteriores a la llegada del DVD, donde las series se consumían de forma semanal en la tele sin importar el orden de las temporadas. Videoclub 84 va de un momento en concreto, de ese “último verano» que vive el protagonista, Óscar, cuyo padre tiene el Videoclub 84, y de sus amigos. Y sobre todo de una chica: Selene.
“Es curioso que cuando empecé a compartir la novela, algunos amigos me dijeron que esa época no interesaba, que no sería interesante para las nuevas generaciones.», cuenta Manu a Nokton Magazine. «Pero es que la historia de Videoclub 84 tenía que hablar de aquel momento… Si algo demuestra es que ser adolescente es lo mismo, con o sin teléfono móvil. Esa chica de la que no puedes evitar enamorarte, esos amigos que sólo con estar ahí te ayudan…”.
Durante la entrevista le confieso que lo que más me llama la atención de Videoclub 84 es su naturaleza de lección de Arqueología. Como él mismo dice, la novela trata de “la generación puente, la que vivió los últimos días del mundo analógico y la llegada de lo virtual. La novela cabalga entre lo viejo y lo nuevo, la referencia cinéfila y la idealización del primer amor, los primeros besos y también las primeras pérdidas». Guionista de cortometrajes, Manu salpica la historia con referencias de la cultura popular y dialógos coloquiales llenos de cariño. “Para bien o para mal somos una generación tocada por los Goonies y Regreso al futuro. Historias que de algún modo conectaban a toda la familia”.
Cuando le preguntamos qué le parece la promoción del libro y la auto-publicación en Amazon, Manu nos responde bastante satisfecho. “Aunque está más orientado al mercado americano, lo cierto es que dan muchas facilidades”. Para la presentación de Videoclub 84, Manu organizó una fiesta temática con DJ LWarlock en el Café Ficciones de Murcia, donde regaló el primer capítulo a los asistentes. Además, Manu ha creado una lista de Spotify para escuchar canciones de la época mientras la lees.
Comentamos los peligros del pasado, de quedarse atrapado creyendo que cualquier otro tiempo fue peor. Por suerte, somos optimistas. “Antes nos sorprendíamos por cualquier cosa y ahora nos encontramos sobresaturados de información. Los libros y las películas hay que volver a disfrutarlos a ciegas, sin saber nada de ellos. Sólo tenemos que aprender a cómo volver a ilusionarnos por las cosas».
Y Manu tiene razón. ¿No fue John Irving quién dijo aquello de que es ahora cuando tenemos que recordar, ahora que somos jóvenes? Recordar lo que fuimos, lo que somos y lo siempre seremos. Con su final agridulce, Videoclub 84 se convierte en un pequeño obsequio, esos que se abren de noche con la luz apagada. Un libro que no será uno más en la lista de Amazon, sino una pequeña gema llena de honestidad, que resucita ese tiempo no muy lejano pero extraño, tan extraño que quizás no te lo creas. Un tiempo que al ser recordado cobra vida y que nunca, nunca desaparecerá.