Lenguaje es, según la tricentenaria Real Academia en su diccionario, el conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente, una manera de expresarse, el estilo y modo de hablar y escribir de cada persona en particular o el conjunto de señales que dan a entender algo. Hay lenguajes que permiten entendernos más allá de las fronteras: el informático, el binario, el de signos, pero quizás el más universal sea la música. Cuando la música es el centro de la comunicación nos damos cuenta de que ya no somos sólo de nuestra casa, barrio o nuestra ciudad. Cuando la música es la que habla pasamos a ser ciudadanos de un lugar que no tiene límites, de un lugar llamado mundo.
Este espacio que permanece en el aire y que se escapa en las notas y canciones del ritmo que nos marca los auriculares, de nuestros equipos de música o de las bandas callejeras que nos podemos encontrar en cualquier esquina de nuestra ciudad, se materializa cada lunes, cerca de la media noche, en la parrilla de Canal + y los sábados por la tarde en las ondas de Europa FM con el apoyo de San Miguel y de la mano de tres nombres que son sinónimo de trabajo bien hecho: el productor musical Javier Limón, el periodista Toni Garrido y el director David Trueba. La misión que desempeñan es sencilla: hacer que la buena música recupere el espacio de calidad que se merece en la pequeña pantalla y en la radio.
La materia prima con la que trabajan es de la mejor y con tan buen producto es imposible que las cosas salgan mal. Músicos de todo el mundo y que abren puertas a un universo paralelo a través de sus canciones. Editors, Frank T, Lori Meyers, Kiko Veneno, Annie B Sweet, Iván Ferreiro, Young Dreams, Manel, Los Coronas, Rinôçérôse . Estilos, nacionalidades, idiomas, formas de mirar y de sentir distintas que cristalizan en experiencias únicas en directos en los que la única norma es dejarte llevar por la música a ese espacio al que todos pertenecemos. Porque no hay frontera que no caiga ante la fuerza de la cultura y la música.
Foto: Fernando García Redondo (cc)