La verdadera historia de una orquídea, un clown y una mariposa

Alberto Quirós nos abre una ventana a su lado más íntimo con un espectáculo sobre el amor y el desengaño.

¿Cuánta agua necesita una orquídea? No demasiada, para que no se ahogue, ni tampoco muy poca, para que no se seque. Lo mismo ocurre con las relaciones de pareja. El madrileño Alberto Quirós nos advierte, con esta metáfora, de que al amor hay que mimarlo y, también, aprender a dejarlo marchar cuando se marchita. Todo esto nos lo cuenta en La Mariposa en La Llama, espectáculo que ya había representado en la asociación cultural La Casa de los Jacintos y en la sala El Montacargas, entre otros espacios, y que ahora muestra en un lugar muy acorde con su historia: como de cuento y salpicado de romanticismo. Un sitio en el que la taquilla es un barril y un caballito hecho con neumático custodia, suspendido en el aire, una coqueta barra en la que tomarse algo antes de ver la función; la sala Kubik Fabrik.

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Alberto Quirós en un momento de la función.

En La Mariposa en la Llama Alberto Quirós se expone solo, con su verdad, mostrando sus recovecos más íntimos y haciendo al público partícipe de un tropiezo amoroso que sufrió en carne propia. “Quería montar un espectáculo que me gustase hacer, contar, interpretar…y un tema importante era el amor. La obra es muy autobiográfica, tiene muchas partes de mí y de un momento que compartí con Ana (su pareja y fuente de inspiración)”, afirma Quirós. Pero, ¡quietos ahí!, no os precipitéis a coger un pañuelo confundidos por sus declaraciones. No estamos ante una obra dramática ni un baño de lágrimas, sino ante un show de clown planteado tal y como él entiende este arte. “La manera de hacer clown que a mí me gusta es muy teatral, pero posee al mismo tiempo algo muy real. Me gusta el clown que tiene que ver con la cotidianidad, todos somos muy clown en el día a día ya que hacemos cosas muy absurdas sin darnos cuenta, y con la emoción en general, no sólo con la risa, también con cualquier tipo de emoción, con la emoción compartida sobre todo.” Esto que nos cuenta lo vemos reflejado en escena, donde entre gag y gag nos va mostrando todos los estados de ánimo que una ruptura conlleva: el inicial bloqueo, la negación, el ataque de dignidad y rencor, el intento frustrado de asumir la soledad y, finalmente, la aceptación. Y para poder revivir estos momentos nada mejor que, durante la función, echar mano de objetos de gran valor para él como unos zapatos, “fabricados por mi padre y que me transmiten una energía especial cuando me los pongo”, o un clarinete y un caleidoscopio,ambos “regalos de Ana”. Todo aderezado con una música que su propio hermano se encargó de componer.

Con este espectáculo, según el propio Quirós cuenta, consigue emocionar al público mostrando un personaje sentimental y delicado, pero sin caer en la melancolía. “Mi clown no es melancólico, es más poético y emotivo, pero no melancólico. Hay algo de tristeza para mí en esa palabra y en realidad mi clown es muy positivo, muy optimista.” Un estado de ánimo que también lo acompaña en la vida real gracias a la satisfacción de poder representar una obra que llevaba largo tiempo preparando, “nueve meses de ensayo, tres días a la semana, cinco horas cada día”. Un periodo de creación que, por su forma de describirlo, se asemeja a montarse en una montaña rusa, con subidas y bajadas constantes, satisfacciones varias y unas cuantas frustraciones.

Objetos personales como este caleidoscopio conforman el atrezo de la obra.
Objetos de gran valor personal, como este caleidoscopio, conforman el atrezo de la obra.

El proceso de gestación de La Mariposa en la Llama empezó en Chile, donde vivió un año, (aunque en ese momento Quirós no era del todo consciente de ello) y, según comenta a Nokton Magazine, “la idea de este espectáculo nació como una necesidad inicial de estar en el escenario, de compartir esta pasión que es el clown y de no tener en aquel momento una compañía teatral o a las personas alrededor que tuviesen la misma predisposición de tiempo, de esfuerzo…de todo”.

Al preguntarle por sus pinitos en el mundo artístico nos habla de su paso por la (antiguamente subvencionada) Escuela Municipal de Circo de Alcorcón (EMCA). Fue allí donde, entre cursos de acrobacia, pantomima y de danza, descubrió que lo de ser payaso era lo que más le motivaba. Algo que en un principio le sirvió de forma personal, “me ayudaba a relativizar las preocupaciones, a quitar importancia a todo, a conectarme conmigo, con el cuerpo, con mi emoción”, y que, posteriormente, orientó hacia lo profesional, tanto en su faceta artística (se hace llamar Sutil Clown y ha formado parte de compañías teatrales como el grupo Malandrukos y el dúo Confabula2) como pedagógica (lleva unos cuatro años impartiendo clases de clown).

Entre sus maestros se encuentran nombres como los de Gonzalo Arias, Hernán Gené, Gabriel Chame y Michel Dallaire. Y como referentes destaca sin dudarlo a Roberto Benigni, «el mejor payaso ahora mismo», a Leandre Ribera y a Daniele Finzi Pasca, ya que “a la hora de crear La Mariposa en la Llama tenía un libro de él al que iba a echar mano para inspirarme. Leía algún texto suyo y me ponía a ensayar con una energía diferente”.

httpv://www.youtube.com/watch?v=poM2jpej4A8

De su espectáculo recogemos una enseñanza: “La vida, como un caleidoscopio, si no la mueves durante algún tiempo, comienza a aburrirte”; sin embargo, si la mueves muy rápido puede que no te dé tiempo a observar los cambios. Por este motivo es necesario encontrar un equilibrio y, al igual que indica el nombre artístico de Quirós , ser sutil, muy sutil.

No dejéis de revolotear alrededor de la llama encendida por Alberto Quirós en Kubik Fabrik, 
(c/ Primitiva Gañán nº5). Horarios: domingos 18 y 25 de mayo a las 19.30. 
Precio: desde 12 euros en entradas.com 

 

Fotos: Ana Valenzuela