El relato siempre ha tenido su público, los lectores que buscan historias cortas pero intensas que no necesiten subtramas ni profundizar en los personajes pero que sin embargo son apasionados de las grandes historias, las que no se delimitan por el número de caracteres, siempre han estado ahí. Pero parece existir cierta tendencia a volver a poner a este género en el lugar que se merece. Los libros de relatos permiten disfrutar de una aventura diferente cada vez que abrimos sus páginas facilitando el vivir muchas historias en el mismo tiempo en el que leeríamos solo una novela. Y el verano enfatiza esa necesidad de cuentos cortos.
Las estanterías de las librerías comienzan a llenarse de cara a la temporada estival de títulos sugerentes, de lecturas ágiles o cargadas de misterio que parecen saborearse mejor junto a la piscina o en la playa. De libros con los que amenizar las tardes al sol. Por ello hemos hecho una selección de tres libros de relatos publicados en los últimos meses que serán un acierto.
Libros de relatos:
En la celda había una luciérnaga, Julia Viejo
La antología de treinta y cuatro relatos que componen En la celda había una luciérnaga, de Julia Viejo (publicada por Blackie Books), consta de textos bastantes breves –será difícil leer solo uno cada rato de lectura- pero cargados de emoción. Las historias giran por diferentes temas; desde el amor, como el cuento cuyo primera línea da título al libro, a otros cargados de actualidad como Segurísimo en el que una venta telefónica de un seguro con póliza de suicidio acaba por motivar al comprador a suicidarse o El mundo del fin del mundo que plantea una sociedad que escoge mediante un rutinario formulario la última cena que tomará.
Todos los relatos incluidos están tratados con destreza consiguiendo tejer situaciones surrealistas que brillan por indagar en lo cotidiano.
Relatos para amantes de los libros, varios autores clásicos
Los libros que juegan con la metaliteratura suelen ser apasionantes, y conseguirlo con uno de relatos hace de este una rara avis. Pasan por Relatos para amantes de los libros textos de Antón Chéjov, Fracis Scott Fitzgerald, Rosalía de Castro, Clarín, Fiódor Dostoyevski, Emilia Pardo Bazán, H.P. Lovecraft… todos ellos seleccionados por tener a los libros como protagonistas.
Un total de veintiún relatos que dan forma a esta edición cuidadísima –dentro de la colección de clásicos ilustrados de la editorial Alma- con ilustraciones de Natalia Zaratiegui, una paginación salpicada de colores y una página previa a cada cuento ubicando al lector en el autor y en el relato.
La mejor descripción es la propia sinopsis editorial: “el presente volumen contiene una selección de relatos de grandes autores de la literatura cuyo nexo común es el universo del libro. Escritores en busca de la perfección, libreros dispuestos a matar por ejemplares únicos, editores apasionados, aspirantes a genios y letraheridos de toda condición pasean por estas deliciosas páginas para hablarnos del amor por la literatura.Esta antología, realizada con el cuidado y el cariño de un bibliófilo, calmará la sed de tinta de los lectores y les descubrirá la vida secreta de los libros, esos preciosos objetos de deseo a los que ya no volverán a mirar de la misma manera”.
Y ya que estamos hablando de libros para el verano y de Alma editorial, si sois de los que os gusta darle al coco con pasatiempos clásicos u originales os recomiendo sus juegos de ingenio.
Gente que ríe, Laura Chivite
En Gente que ríe, Laura Chivite (editorial Caballo de Troya), el libro de relatos navega por la vida de un mismo personaje al que conocemos en 2060 y seguimos en sus vivencias, viajando hacia atrás en el tiempo, hasta 1985. Chivite plantea escenas cercanas a la ciencia ficción en el relato más futurista del libro y también lleva al lector por las amistades, el amor, las dudas y las situaciones de una mujer a lo largo de su vida, con esa magia de conocerla a la inversa, de viajar con ella de la adultez a la juventud.
Simplemente por el magistral relato Cómo olvidar a Berta narrado en una segunda persona veloz y arrolladora ya merece la pena esta lectura. Pero además Gente que ríe engancha, convierte al lector en un devorador de páginas, le hace decirse constantemente ese «venga, solo un poquito más» que no tiene nada que envidiar a las novelas más adictivas.