La televisión, los realities el hecho de ver otras realidades más allá de nuestra burbuja nos ayudan a desconectar en estos tiempos de incertidumbre en los que necesitamos espacios para el divertimento que no impliquen sentirnos culpables por ver lo que algunos denominan como telebasura. En este combo que hemos descrito entraría lo que Telecinco ha emitido este último mes: La isla de las tentaciones. Un espacio donde las parejas ponen a prueba su amor, dejándose llevar (o no) por otras personas por las que se sienten atraídas, comprobando la fuerza de su relación o dándose cuenta de que a pesar del tiempo que llevan junto a su chicx, esa relación no va a ningún sitio.
En este programa vemos cómo todos quieren combatir al enemigo: los celos, pero como es obvio ahí no queda la cosa, los patrones de conducta se repiten y ahí es donde entra la dependencia y las conductas tóxicas. María Esclapez, psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas ha analizado semana tras semana en su cuenta de Instagram las conductas y reacciones que hemos podido ver en el reality.
Lo que nos muestra María con sus análisis lo podemos ver si miramos con conciencia crítica el programa, pero no siempre miramos los shows televisivos desde ese punto de vista. Por ello, el examen de la psicóloga es más importante que nunca para saber a simple vista cuáles son esas actitudes que debemos evitar a toda costa en una relación sana.
«Locas, exageradas, histéricas…» A las mujeres se nos ha identificado demasiadas veces con esos adjetivos y en este programa no iba a ser menos. «Ante los celos y enfados en ellas, ellos confrontan con una imagen de inocencia y discurso victimista. Luego, entre ellos, se ríen de sus parejas con comentarios como los citados anteriormente. Esto invalida las emociones de ellas y les genera sufrimiento, frustración e incomprensión», podemos leer en uno de los comentarios de la psicóloga.
Ver este programa con las gafas violetas nos hace darnos cuenta del patrón en común que sufren las chicas, todas se sienten poco valoradas por sus parejas, afirman que no se quieren a ellas mismas y vemos una dependencia emocional en ambas partes que puede traspasar los límites de la relación. Y, al igual que ocurre en la realidad, en el programa también queda patente que si no hay sexo de por medio con otra persona no has pasado ningún límite, pero ¿qué ocurre con los demás sentimientos? En este caso se premio la fidelidad, pero se dejan de lado la frustación que supone vivir en una relación donde los cimientos se basan en los celos, la poca confianza o en abandonar todo por la otra persona.
¿Qué hemos aprendido de ‘La isla de las tentaciones’?
A pesar de que el programa fomenta todo lo contrario hemos visto sororidad entre las mujeres, también cómo los cimientos del amor romántico se caen en casi todos los aspectos de las parejas porque sobre esos pilares no hay relaciones sanas sino construidas sobre unos valores que a largo plazo no sirven. Como dice el escritor Roy Galán, aquí no deberíamos estar hablando de: «Cuánto puedes sacrificar de ti para que el otro te ame. El cimiento de los vínculos afectivos es la honestidad. Esa que supone decir quién eres, qué deseas, cuáles son tus miedos, mostrar lo que hay sin querer agradar para que el otro (u otros) decida si quieren acompañarte. El amor no puede consistir en perderse en el otro porque el amor es una oportunidad para encontrarte junto a otra persona. La posibilidad para ser tú».