Rocío Márquez y Bronquio unen talento bajo ‘Tercer cielo’

Hay caminos destinados a encontrarse. Como los de Rocío Márquez y Bronquio.

Hay caminos destinados a encontrarse. Como los de Rocío Márquez y Bronquio. La onubense y el jerezano ya se cruzaron a en aquel insólito homenaje que el festival Monkey Weekend rindió a ‘La leyenda del tiempo’, el inmortal disco de Camarón de la Isla, y en el que también participaron Soleá Morente, Antonio Arias, Lorena Álvarez y Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, entre otros artistas. Aunque entonces no colaboraron juntos, poco después de aquella curiosa cita, a finales de 2019, Bronquio se atrevía a remezclar con éxito Empezaron los cuarenta, una rondeña que Rocío Márquez rescataba en ese álbum tan conceptual y tan proclive al arte de la reutilización como es Visto en El Jueves, otra de las joyas engarzada con maestría en su trayectoria. Parecía obvio a todas luces pues que, más temprano que tarde, los pasos de una y otro acabarían cruzándose de nuevo.

Y ese momento por fin ha llegado: Rocío Márquez y Bronquio se alían este 2022 para alumbrar ‘Tercer Cielo’. Un proyecto conjunto que fructificará por un lado en un álbum que verá la luz el próximo 27 de mayo, y por otro en una gira de conciertos que prometen ser toda una experiencia musical y visual. Un paraíso en el umbral donde los artistas se han permitido explorar desde sus respectivos backgrounds musicales, en un viaje que va de lo conocido a lo desconocido, de la tradición a la creación. El resultado es un lenguaje propio que trasciende compartimentos estancos de los géneros musicales para seguir ensanchando el flamenco del siglo XXI. Tradición y vanguardia. Pasado, presente y por supuesto futuro, mucho futuro.

De los 18 cortes que contendrá «Tercer Cielo», hoy podemos saborear un suculento adelanto, la hipnótica «Un ala rota», ya disponible en plataformas digitales. La propia Rocío Márquez nos da más pistas sobre este primer sencillo: «‘Un ala rota’ parte de un estilo flamenco tradicional llamado garrotín. Le hemos cambiado la letra y el sentido, pues nos interesaba reflexionar en torno al concepto de libertad en tiempos de crisis del capitalismo. Cómo el tratar de llenar un vacío consumiendo nos termina encerrando más en nuestra propia jaula».

En ‘Tercer Cielo’, el cante de Rocío explora armonías, polifonías y disonancias, cohabitando con susurros, spoken word, balbuceos y expresiones agónicas. Una voz desplegada en mil voces que suena a veces limpia y otras filtrada y distorsionada por Bronquio. Pero ‘Tercer Cielo’ es sobre todo un disco de flamenco: en él encontraremos estructuras rítmicas, líricas y melódicas de bulerías, rumba, pregón, seguiriyas, tangos, garrotín, milonga, debla, toná, soleá o verdiales. Claro que abordadas desde diferentes estilos de la música electrónica, pues el álbum también contiene reminiscencias de techno, UK garage, electro o break.

Desde estos pilares se construye ‘Tercer Cielo’, un espacio-tiempo mental y creativo. Entre pasado y porvenir, emoción y pensamiento, memoria y deseo, sueño y vigilia. Hay en su interior espacio para letras de autoras contemporáneas como Carmen Camacho, Macky Chuca, Luis García Montero, Antonio Manuel o la propia Rocío Márquez, quien vuelve a firmar muchas de las letras. Pero una vez profundicemos en la escucha, hallaremos referencias poéticas a San Agustín, Federico García Lorca, Miguel de Unamuno o el mismo Antonio Mairena.

Las dos colaboraciones del álbum funcionan además como una declaración de intenciones. De un lado, la legendaria Lole Montoya quien interviene en el tema A ti. Del otro, la cantante urban 41V1L, quien comparte interpretación en la pegadiza rumba De mí.

No hay puntá sin hilo en ‘Tercer Cielo’: para la concepción del proyecto y la definición del relato, Rocío Márquez y Bronquio han trabajado mano a mano con el músico, gestor cultural y periodista musical Emilio Rodríguez Cascajosa y el escritor y flamencólogo utrerano Juan Diego Martín Cabeza.

Conociendo estos detalles, bien podemos asegurar que ‘Un ala rota’ es tan solo la primera piedra de una obra catedralicia, que iremos descubriendo en los próximos dos meses y que en mayo amenaza con remover los cimientos de nuestra escena con tanto ímpetu como compás.