Volver a los clásicos, en cualquier género, se hace un ejercicio necesario para entender la actualidad. Solo volver a mirar la historia nos dará la perspectiva necesaria para comprender el presente. Por eso en este caso vamos a recuperar los clásicos de la pintura antigua a través de las obras más buscadas en Google.
Obras más buscadas de pintura antigua
Mona Lisa / La Gioconda
Era fácil intuir que esta misteriosa mujer de enigmática sonrisa sería la primera de la lista. Creada por Leonardo da Vinci entre 1503 y 1519 su presencia en el Museo del Louvre de París atrapa a miles de personas que cada año queiren visitarla llegando a generar una experiencia museística muy lejana a la que los amantes del arte desean. Su pequeño tamaño (77 x 53 cm) la transforma en centro de teleobjetivos y flashes complicando en ocasiones su disfrute.
Quizás Lisa Gherardini, una de las mujeres que los historiadores señalan que podría ser la modelo, transformaría su mítica sonrisa al encontrarse ante tanto público. Lo que es innegable es que el hecho de ser uno de los primeros retratos italianos enfocados tan de cerca en la retratada, unido a las teorías sobre quién es su protagonista (en las que algunos ven a la madre del propio Leonardo), y a que se trata de una de las pinturas más rescatadas por el arte popular, convierte la obra en un clásico del que es difícil escapar.
La última cena
Leonardo ocupa también la plata en este top de pinturas antiguas más buscadas. Es probable que el 500 aniversario de su muerte, celebrado el año pasado (2019), influya en esta posición. Pero en realidad el ser uno de los artistas que más ha aportado a la historia del arte marcando el Renacimiento con nuevas técnicas como el sfumato y sus juegos de sombras que acercaban las pinturas a la tridimensionalidad le dé esta relevancia. Uno no se es ejemplo de «hombre del Renacimiento» por nada.
Esta pieza ubicada actualmente en Santa Maria delle Grazie (Milán) que es previa a La Gioconda, se creó entre 1495 y 1498, y supera con creces su tamaño (4,6 metros de alto por 8,8 metros de ancho), recupera una imagen religiosa de fuerte carácter simbólico. El conocimiento histórico que nos puede aportar una pintura no se limita al estilo, la temática y la propia realidad de su época; sino que en ocasiones como este nos permite acercarnos también a otros momentos históricos como es este caso. Ya que La última cena ha sobrevivido a dos amenazas de guerra. La primera cuando las tropas de Napoléon usaron la pared donde se pintó el fresco como zona de prácticas de tiro, y la segunda cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, sobrevivió en el convento que la acoge sin ningún techo que la cobijase. Lo que nos recuerda lo importante que son actualmente los trabajosde conversación.
La joven de la perla
El costumbrismo no habría llegado a ser lo que es sin los trazos de Johannes Vermeer. Aún adscrito al Barroco de Países Bajos su obra supuso un profundo cambio de concepto al centrarse en la vida de interior, y seguramente este cuadro de 1665 que se encuentra en el Mauritshuis (La Haya), al que muchos denominan La Mona Lisa del norte, es el más ejemplarizante.
Aunque es probable que no se trate de un retrato, sino de lo que definen como «tronie», una palabra holandesa para una pintura de una figura imaginaria con rasgos exagerados, genera una energía muy peculiar que puede percibirse en todos los cuadros del artista, aunque su obra fue muy reducida, y especialmente en todas su obras con mujeres como protagonistas como Muchacha leyendo una carta, Dama al virginal o La Lechera.
Volver a estas obras puede requerir un viaje a los museos que las exponen pero la tecnología también nos permite acercarnos a ellas a través de colecciones virtuales que, aunque perderán el halo, como ya reflexionase Walter Benjamin. Los avances en la conservación de obras, en lo que se especializan galerías como Artur Ramón, consiguen que pase el tiempo que pase la pintura antigua pueda ser disfrutada.