Lo siniestro, esa tendencia a lo malvado, a profundizar en la zona más oscura, siempre ha acompañado al arte. Desde que apareciera por primera vez el término siniestro en el Cantar del Mío Cid, esta perspectiva de lo oscuro ha evolucionado a través del romanticismo noir, del tratamiento artístico de la guerra, o del interés de los surrealistas por el inconsciente más puro.
Partiendo del decálogo clásico de los artistas siniestros el periodista Andrés Torres Rubio ha seleccionado en el libro Ars Obscura. Los nuevos góticos (Editorial Ártica) 10 artistas contemporáneos que profundizan en la imagen del horror. Todos los ámbitos artísticos se dejan llevar por la representación del mal, entre los artistas tratados lo hacen a través de la escultura Justin Novak, Clark Ashton Smith y Patricia Piccininni, o a través de la imagen Xooang Choi o Anton Semenov…
El libro, documentado con múltiples imágenes, presenta a cada artista enlazando su vida y trayectoria con todo lo que supone esta búsqueda en la representación de lo oscuro, de lo que los demás no cuentan, de lo que pocos se atreven a exhibir.
Nokton Magazine: En lo relativo al arte ¿en qué formatos se mueve más cómodamente lo siniestro? ¿Hay alguna temática que predomine?
Andrés Torres: Cualquiera podría llegar a pensar que lo siniestro forma parte de la concepción pop del terror. Esto es fantasmas, vampiros, momias y hombres-lobo que no hacen sino reflejar nuestro miedo ancestral a la muerte. Sin embargo creo que etiquetar lo siniestro dentro de la esfera del arte resulta cuanto menos complicado tal y como he aprendido escribiendo Ars Obscura. Un muñeco de nieve de sonrisas diabólica, una figura de porcelana que se corta las venas o Barbie y Ken protagonizando violaciones y torturas son buenos ejemplos, presentes en el libro, que ofrecen nuevas cotas de lo siniestro situadas en otra dimensión artística. Lo siniestro, también el arte, puede encontrarse en cualquier parte. Como suele decirse todo depende del cristal (oscuro) con que se mira.
NM: ¿Cómo ha sido el proceso de selección de los 10 artistas en los que profundiza el libro?
AT: Todo empezó por Beksinski. Mi editor, Alfredo, y un servidor, somos unos apasionados de lo oscuro. Sólo tienes que fijarte en los libros editados por Artica que además de biografías de artistas con un estilo propio perfectamente definido como Murnau, Blake o Caravaggio, incluyen reediciones de obras muy misteriosas como Earth Inferno de Austis Osmar Spare, escritor, pintor, oculista y mago, coetáneo de Aleister Crowley, o La Galería Fúnebre de espectros y sombras ensangrentadas que publicaba Agustín Pérez Zaragoza en 1831.
El caso es que durante un café, Alfredo me habló de Beksinski, un artista polaco que le fascinaba y que había sido asesinado después de recibir 17 puñaladas en su casa. Años antes vio morir a su esposa -cuyo “retrato” ilustra la portada del libro- y sufrió el suicidio de su hijo. En cierto modo todo lo que había pintado antes de su desdichado final parecía adivinar un funesto destino. Su trabajo, su historia y el particular humor de Beksinski nos entusiasmaron y nos empujaron a buscar nueve artistas más para completar una breve enciclopedia.
Pero Beksinski, El hombre que había pintado a la muerte, fue quien sentó las bases de nuestra búsqueda en la que abrimos el foco a fotógrafos, escultores, diseñadores gráficos o incluso taxidermistas… de cadáveres humanos.
NM: La vida de algunos de los artistas comentados es turbulenta, ¿has encontrado relación directa entre esto y su arte?
AT: El arte, la escritura, el periodismo… cualquier proceso creativo está directamente relacionado con tu propia concepción del mundo, tu propia visión de las cosas e incluso la herencia de lo aprendido de tus padres. Negarlo es absurdo. La depresión ante la ruina económica que sacudió la vida de Clark Ashton Smith, escultor de gárgolas y amigo personal de HP Lovecraft, influyó decisivamente en su obra. Una ambición “científica” desmedida, situada en la misma frontera del crimen, capaz de exhibir cadáveres humanos disecados en ciudades de medio mundo tuvo mucho que decir en los días de gloria del Doctor Gunther Von Hagens. La historia familiar de Lukas Houdek que narra una salvaje ola de represión y venganza contra los nazis, una vez derrotados, cuando fueron expulsados de lo que hoy es la República Checa, o la figura paterna de Xooang Choi sometida a la dictadura militar surcoreana frente a la amenaza soviética de sus hermanos del norte han marcado a fuego su trayectoria artística. Pero también es justo decir que hay un chaval despreocupado en Siberia, creo que poco consciente de su talento, que a golpe de click de ratón es capaz de ofrecernos unas ilustraciones perturbadoras que están al alcance de muy pocos artistas. Nos gustan más, al publico me refiero, y sobre todo a los periodistas, pero no hace falta tener una vida atormentada para ser artista.
Lo más importante es el talento, como demuestra HR Giger el padre de la criatura, el amigo de Dalí que diseñó desde un pequeño cantón de Suiza a Alien, el Octavo Pasajero, para ganar un Oscar de Hollywood. La historia que más me ha fascinado a la hora de escribir el libro.
Foto facilitada por el escritor.