Las novedades literarias están cargadas de thrillers, podríamos entender que quizás es así porque ahora necesitamos más que nunca momentos para desconectar, pero en realidad es un género que lleva años despuntando. Y es que los resuelvemisterios empedernidos son muchos y saben que siempre van a encontrar algo interesante en este género. Entre los últimos lanzamientos encontramos la novela Animal de la periodista asturiana Leticia Sierra.
Mientras va dando pasos para conocer más sobre el asesinato, la novela Animal nos va descubriendo personajes, rincones, procedimientos policiales y, el día a día de una redacción regional de prensa. Y este último es uno de los puntos que más se disfruta del libro, ya que a la par que investigamos junto a los policías e incluso con la jueza, lo hacemos desde la visión de una periodista.
Olivia Marassa es esa periodista que nos va guiando por el misterio a través de sus investigaciones y que nos permite descubrir las rutinas tras un periódico local, desde cómo se toman deciones, a la importancia de las imágenes o a cómo se ha de redactar una noticia; incluso navega por los límites éticos de la profesión (esos que se debaten entre información y morbo). Además es una protagonista de esas que ya no solemos encontrar en estos thrillers tan populares, porque ella es natural, no tiene ningún pasado oscuro, ni nada sorprendente en su vida, y esto se agradece.
Animal comienza con el descubrimiento de un cuerpo en la comarca asturiana de Siero. Y a partir de ahí nos dirige a través de pistas y descubrimientos por pasados turbulentos, engaños, prostíbulos y mucha intriga. Nos va presentando nuevos personajes a medida que avanza la novela mientras vamos de la mano de la prensa y la policía que, aún trabajando alineados, lo hacen de forma muy diferente.
La novela Animal recuerda el estilo de otros thrillers publicados por la misma editorial (Ediciones B) como La música de los huesos (Nagore Suárez) o la saga Reina Roja (Juan Gómez Jurado). Títulos que se leen de forma ágil y entretenida en los que descubrir al culpable es la máxima ambición, aunque no reniegan de trasladarnos a ciudades y personajes con mucha enjundia.
En los agradecimientos la autora parece desvelar que el libro es una venganza en papel (en un papel que habla también de la propia venganza) por un hecho que conoce; “comencé a escribir esta novela para enjaular al animal que llevaba dentro y que, en un momento determinado de mi vida, quiso alimentarse de mi”.