Las mil y una ferias del libro

La Feria del Libro de Madrid es una cita perfecta que cada año nos recuerda que no sólo importan las cifras.

Recapitulando: a la Feria del Libro de Madrid, como a cualquier otra feria de cualquier punto de la geografía, se va a comprar libros con un poquito de descuento. ¿De verdad alguien se cree que todo un evento librario de este nivel, con tantas personas implicadas y tantas sensibilidades plasmadas en papel, puede quedar reducido a un mero intercambio económico? Las cifras importan, porque la vertiente comercial se mantiene en el concepto más puro del término ‘feria’, pero más importan las vivencias y los recuerdos de aquellos que pasen por el madrileño parque de El Retiro.

La cita madrileña de los libros nunca se olvida de los más pequeños y busca un lugar predominante para ellos en la programación que plantean cada año. La educación de nuevos públicos y fomentar el amor por la lectura. Las risas de los más pequeños llenan las casetas gracias a los talleres y cuentacuentos, pero también son lectores críticos y, muchos de ellos, fieles seguidores de algunos autores que no dudan en hacer cola para conseguir un ejemplar firmado.

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Para muchos la noche es el refugio, el momento de descanso del día que sirve para escaparse entre las páginas de los libros. Por eso la noche también ha tenido un lugar propio en las actividades que han completado la 74 Feria del Libro de Madrid. Desde ampliación de horarios de apertura para conformar una particular “noche de los libros” hasta lecturas continuadas de los evocadores cuentos de Las mil y una noches, pasando por relatos para adultos, por no hablar de las fiestas y canapés que organizan las diferentes editoriales.

Pero si algo sale siempre en la prensa con motivo de la celebración de este encuentro anual son las colas de fieles lectores, fans y demás cotillas en los diferentes stands de la Feria que esperan bajo la lluvia o bajo el sol para cruzar un par de palabras con su escritor favorito y conseguir la firma de turno con alguna que otra frase de dedicatoria. Una de las firmas más multitudinarias de esta edición ha sido la de la posible nueva alcaldesa de Madrid. Manuela Carmena congregó horas de público que buscaba ese trofeo titulado  Por qué las cosas pueden ser diferentes. Reflexiones de una jueza en el que llevarse una firma. Quizás en sus páginas se concentre la receta del elixir de la esperanza para muchos vecinos de la capital.wc

Porque lo mejor que nos brinda cada año la Feria del Libro es eso, la esperanza. Ese sentimiento se agazapa en cada página desde la primera edición que, allá por 1933, formaba parte de los actos de celebración de la Semana Cervantina de la capital. Lo bueno de este encuentro es que la alegría y las buenas sensaciones no se van del parque de El Retiro por mucho que grupos de neonazis intenten amargarnos la fiesta de la libertad de expresión o que el pisoteo a la cultura siga extendiéndose por las instituciones y la sociedad. La cosa está clara, no sólo de cifras de ventas vive la feria.

Fotos de Adrián Gómez Navarro.