La literatura vampírica siempre está de moda, aunque en ocasiones se note más o menos. Sin embargo, no todos los escritores se dedican a ella con convicción desde sus inicios. Algunos solo coquetean con el género y lo dejan pasar. Este no es el caso de Miguel Rivera, un escritor que, bajo dicho seudónimo, se ha especializado en vampiros y en el lado oscuro del ser humano. Sus dos obras publicadas así lo demuestran, El retrato del depredador y El ritmo de los condenados. Y va a por una tercera.
Nokton Magazine: Hasta ahora hemos venido hablando de tus novelas, pero ¿quién es Miguel Rivera?
Miguel Rivera: Un tremendo friki. Mi vida se vio truncada cuando leí Entrevista con el Vampiro de Anne Rice a los catorce años, demasiado joven. Desde entonces supe que quería escribir novelas de vampiros, y tras varios intentos fallidos, por fin escribí la primera, El retrato del depredador en el 2017.
Tengo todo tipo de intereses, desde los videojuegos retro hasta la animación japonesa (si bien no tanto como cuando era joven), la música heavy metal, los juegos de rol y por supuesto la literatura. Cuando leo novelas suelen ser más antiguas, o de temática relacionada con el mal. En la no-ficción leo con más variedad.
NM: ¿Por qué has decidido escribir con seudónimo?
MR: Por dos razones. La principal es por el contenido de mis obras, que a veces es un poco extremo (especialmente en El retrato del depredador). No me apetece que se relacione lo que ocurre en esas historias con mi nombre real. La segunda razón es que soy lo bastante mayor para recordar cuando nos aconsejaban que nunca pusiéramos la cara, el nombre o la dirección en internet, pues era una insensatez ya que cualquiera podría estar mirando. Obviamente, con el paso de las décadas las cosas han cambiado, pero yo sigo teniendo la misma mentalidad que hace 20 años.
NM: Tus conocimientos acerca del mundo vampírico parecen bastante exhaustivos. ¿Qué te atrae del género de vampiros y por qué decidiste explorarlo en tus obras?
MR: La estética, no sólo de los vampiros como criaturas, sino de la ambientación gótica en general, así como la idea de seres que viven al margen de la sociedad y tienen la esencia del mal dentro.
NM: Como cuasi experto en vampiros, ¿hay algo que te chirríe dentro del imaginario de este? ¿Crees que has aportado algo personal o distinto al mito a través de tus novelas?
MR: No necesariamente que me chirríe. Hay todo tipo de historias de vampiros; no sólo la fisiología es diferente, sino la forma de entenderlos en general. Trato de apreciar lo que cada uno intenta aportar, y si no me gusta, busco otra obra que degustar.
Una de las cosas que he aprendido como autor es que todo está inventado y hecho, especialmente con un tema que ha sido explorado durante tantas décadas e incluso siglos. No me preocupo por ser “original”, sino que simplemente escribo lo que me sale del alma. Es posible que mis intereses peculiares den a mis novelas elementos que las hagan únicas, un regustillo por así decirlo, y ojalá así sea.
NM: ¿Cómo se mantiene el interés y la tensión en una novela de vampiros?
MR: Eso depende de las peculiaridades del subgénero al que pertenezca la novela en cuestión. Algunas novelas de vampiros son de terror, otras románticas, eróticas, incluso policiacas, etc. Las mías usan como base la mentalidad y ambiente de las primeras obras de Anne Rice, mezcladas con todo tipo de elementos, pero principalmente con el de un thriller. Por eso, yo planeo la novela de antemano, preparando una especie de montaña rusa, asegurándome de que ninguna parte dura mucho o poco. La trama está pensada a fondo desde el principio, y voy dando información al lector gradualmente.
NM: Tienes dos novelas publicadas y una nueva inédita. ¿Nos hablas brevemente sobre ellas?
MR: El retrato del depredador y El ritmo de los condenados son novelas hermanas: las historias se sitúan en el mismo intervalo de tiempo. En la primera, los personajes se entregan a su naturaleza de vampiros y oprimen a los humanos; en la segunda, otros personajes la resisten y luchan por la libertad. La inédita, Los inmortales de Castilla, se ambienta en la España de finales del Siglo XV. Podría considerarse una precuela distante, y es la más elaborada de todas.
Las tres novelas tienen elementos en común: romance, intriga, y psicología entre otros. Todas son parte del mismo universo y se pueden leer en cualquier orden.
NM: ¿Qué tal tu experiencia en el mundo editorial?
MR: He tenido la suerte de que, con mis dos obras anteriores, hubo una editorial que apostó por ella y las publicó de manera tradicional. Gracias a eso tengo experiencia, y conozco los pros y contras. Sin embargo, mis expectativas eran otras, y por eso próximamente me gustaría dar un paso adelante y probar con algún gran grupo editorial, o una editorial independiente que esté más en línea con mis obras y necesidades.
NM: ¿Qué mensaje esperas que los lectores se lleven de tus novelas?
MR: No pretendo transmitir ningún mensaje en particular; escribo para expresarme. De la recepción que han tenido mis novelas he sacado en claro que cada cual interpreta el arte a su manera; lo que nace en el cerebro del autor se filtra a través de las páginas, después el cerebro del lector, y al final sus palabras. A veces un lector disfruta de mis obras exactamente por las mismas razones que a mí me gustan, y otras veces tiene una reacción que me hace difícil creer que realmente leyera lo mismo que yo escribí. La literatura es así, y en lugar de esperar que la gente interprete mis obras de una manera concreta, acepto que cada alma es un mundo.
Lo único que sí quiero decir, refiriéndome a las cosas que hacen mis personajes, es: “no hagáis esto en casa”.
NM: Aparte del universo vampírico, también presente en tu nueva obra inédita, Los inmortales de Castilla, ¿vas a explorar otros géneros o temáticas en el futuro?
MR: Nunca se sabe. Yo creo que mis obras siempre se centrarán en el lado oscuro del ser humano, pero es imposible prever qué clase de persona seré dentro de diez años. A lo mejor algún día acabo escribiendo comedias, pero de momento, lo que me fascina es la oscuridad.