La magia del cine se muda a Cannes un par de semanas al año

El Festival tiene algo adictivo que te lleva a ignorar la playa y correr sin descanso para ver seis películas al día.

 

Al recoger la Palma de Oro por Winter sleep, de manos de Quentin Tarantino y Uma Thurman, Nuri Bilge Ceylan se acordó de la juventud turca y dedicó el premio “a los que han perdido su vida en los últimos años en las revueltas” contra el represor Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, primer ministro turco.

Póster de Winter Sleep de Nuri Bilge Ceylan.
Póster de ‘Winter Sleep’, de Nuri Bilge Ceylan.

No puedo evitar preguntarme qué pensarán esos jóvenes de Aydin, el actor retirado (al que da vida Haluk Bilginer) que protagoniza la película y durante más de tres horas y cuarto divaga, en un agotador juego de plano y contraplano, sobre todo lo divino y lo humano (la religión y el papel de los intelectuales sobre todo). Divaga porque no escucha y porque, con una mirada cargada de superioridad y cinismo, hace daño a todos los que tiene cerca, en especial, a su joven mujer, Nihal, que interpreta una fantástica Melisa Sözen. Sin embargo, no es capaz de intervenir en los pequeños conflictos que se le presentan, como la rotura de la luna de un coche por parte de un niño, que planea a lo largo de la película. Nihal sí decide hacer algo y ayuda a la familia del chico, pero debido a la brutalidad y el excesivo orgullo que parecen gobernar a todos los personajes que transitan con esa impresionante Anatolia nevada no obtendrá el resultado que ella esperaba.

Fotograma de Winter Sleep.
Fotograma de ‘Winter Sleep’.

Jane Campion, la presidenta del Jurado en esta 67ª edición de Festival de Cannes, bromeó en la rueda de prensa en la que se anunciaron los premios con que, cuando vio el metraje de Winter sleep, pensó que tendría que hacer una pausa para salir al baño. Ceylan ha declarado que, en un primer montaje, la película llegó a tener una duración de más de cuatro horas y media. Cualquiera de estos metrajes me parece excesivo para contar una historia que no va a ninguna parte.

Fotograma de Mommy.
Fotograma de ‘Mommy’.

Tengo la sensación de que la Palma de este año ha estado muy condicionada por el tipo de cine que hace Campion, pero también otros miembros del jurado como el chino Jia Zhangke (director, entre otras, de la premiadísima Naturaleza muerta); que me parece que han pesado más que la del danés Nicolas Winding Refn (candidato a la Palma en 2011 por Drive) o Sofia Coppola.

Ellos quizá se han podido desquitar un poco con el Premio del Jurado, ex aequo para Mommy, del jovencísimo director canadiense Xavier Dolan, y Adieu au langage, del octogenario Jean-Luc Godard. Dos películas arriesgadas y rodadas sin ningún tipo de complejo. ¡Sólo hace falta recordar que la del veterano director francés cede la voz de la pareja protagonista a un perro y está rodada en 3D!

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El resto del palmarés quedó así: Gran Premio del Jurado para Alice Rohrwacher, por Le Meraviglie; mejor dirección, Bennett Miller por Foxcatcher; mejor guión, Andrei Zvyagintsev y Oleg Negin, por Leviathan; y mejor cortometraje, Leidi, del colombiano Simón Mesa Soto. Los premios a las mejores interpretaciones recayeron en una siempre sobresaliente Julianne Moore, por su papel de actriz desesperada y superficial en el cruel retrato del Hollywood actual que firma David Cronenberg en Maps to the stars, y en Timothy Spall, que borda el papel del pintor frío y gruñón en el biopic dirigido por Mike Leigh sobre William Turner.

Fotograma de Maps to the stars de Cronenberg.
Fotograma de ‘Maps to the stars’, de Cronenberg. Con Mia Wasikowska y Julianne Moore.

Los muchos profesionales y amantes del cine que deambulan de sala en sala por Cannes en los doce días que dura el festival seguro que ya han guardado a buen recaudo sus esmóquines y sus vestidos largos con la esperanza de poder volver a un festival que, pese a que en esta edición no ha tenido demasiadas películas verdaderamente sobresalientes, sí puede presumir de un buen tono general y, desde luego, un algo adictivo que te lleva a ignorar la playa y correr sin descanso, y casi sin comer ni dormir, para ver seis películas al día mejor que cinco. La magia del cine sí existe y se muda a Cannes un par de semanas al año.

Fotos: Prensa Festival de Cine de Cannes