«Se te va a pasar el arroz», «tienes que ser normal» o «descubre tu feminidad» son frases que todas las mujeres han tenido que escuchar alguna vez en voz de alguien de su entorno cercano, ya sea un familiar, una amiga o incluso algún compañero de trabajo. Juicios verbales que te colocan sin quererlo en una posición concreta ante la sociedad y que te califican injustamente según los ojos y el criterio de quien las pronuncia: frígida o guarra, marimacho o pija superficial, madre histérica o mujer egoista. Ninguna escapa a la sentencia.
Afortunadamente, y para ayudarnos a paliar los efectos de estos comentarios, existen espectáculos como los de Las XL y su Degenérate mucho, en los Teatros Luchana, quienes con humor, feminismo, buena música y un toque de locura, ponen de manifiesto las desigualdades del binarismo de género y tiran por la borda la visión clásica y estereotipada de la mujer, como ya lo hicieran en su anterior espectáculo con el amor romántico.
Todo empieza con un niño en un cajón azul y una niña en un cajon rosa. La niña sensible, maternal y femenina. El niño, beligerante, bruto y macho. De esta forma tan gráfica, se muestra este binarismo que nos clasifica desde el nacimiento según la forma de nuestros genitales. Ante ello, Nía Cortijo y Marta Sitjá, las XL, creen que es importante «degenerarse para ser como quieras«: «Hay regiones en el mundo donde no solo existe el masculino y el femenino, se conviven con otros géneros, pero nosotres vamos más allá, ¿y si desaparece el género? Como bien sabemos, los géneros nos los hemos inventado, no nacemos siendo femeninas o masculinos. Ya lo dijo Simone de Beauvoir ‘no se nace mujer, se llega a serlo‘. Y a nosotras nos han dado la peor parte. De todas maneras, no estamos en contra de las personas que están bien asumiendo los roles que nos dictan, lo que sí reivindicamos que nos dejen a ‘nosotres’ ser como queramos ser».
Y bajo esa reivindicación, durante la obra se reproducen diferentes clichés femeninos en las que se tratan temas como la orientación sexual, la sexualización del cuerpo de la mujer, los patrones de feminidad establecidos o la necesidad de encajar ante la mayoría, siempre basados en sus experiencias o historias personales y siempre con el objetivo de desmontar tópicos. El feminismo y la risa son las herramientras utilizadas para ello, en un momento en el que muchos ponen al movimiento feminista en entredicho acusándolo de contradictorio: «Las contradicciones del feminismo no son tantas, son muchas más las cosas que nos unen, sin lugar a dudas. Pero el patriarcado se empeña en hacer hincapié en estas cuestiones para minar la fuerza de un movimiento que ya ha prendido y que es imparable. Hay que permanecer alerta para que el árbol nos siga dejando ver el bosque», indican las XL.
La maternidad también ocupa un tema central en el espectáculo, pidiendo normalizar la no-maternidad o la maternidad arrepentida, harta y cansada. Un aspecto que todavía lastra a las mujeres y les hace sentir culpables de sus sentimientos, obligadas a ser supermadres. A este respecto, las credoras opinan que «ya se están empezando a visibilizar muchas madres arrepentidas, que quieren mucho a sus hijes pero que si pudieran ir para atrás, no volverían a hacerlo». «Tenemos que conseguir que esto no pase y que si sucede, no se penalice. Es buenísimo querer tener descendencia, pero no lo es todo. Nosotras somos dos, una con y otra sin, y como decimos en el espectáculo: seamos madres o no lo seamos, somos estupendas. Hay que normalizar la no-maternidad«, concluyen.
Pero las XL también saben ponerse serias para denunciar temas más graves como la gran lacra de esta sociedad: la violencia de género, aunque, eso sí, a golpe de una canción rockera que enloqueció al público y que lanzó un mensaje bien claro y directo: Mátate tú primero, una invitación al violador que no requiere de aclaración y que evidencia que ellas, como muchas mujeres, también están hartas de su situación. «Nosotras personalmente sí estamos hasta el coño-ríen- ¡Y es para estarlo! ¡Nos va la vida! Si no nos defendemos nos violan, nos torturan, nos matan… El que no entienda esto, que se lo haga mirar». Además, afirman que, desde sus papeles de actrices, tienen «el placer de poder agarrar este hartazgo y plasmarlo en arte, al gritarlo delante de 300 personas todos los días«. «Es gratificante, porque te has desahogado», añaden.
Brillo, tacones, faldas cortas y reggaeton pero también bigotes, puros, falos gigantes y rock and roll. Las XL utilizan todo lo que está a su alcance para demostrar que lo normativo, los roles de género y los estereotipos no van con ellas. ¿Te unes a su fiesta?