‘La espera’ y el pecado de los Goya

Víctor Clavijo, Ruth Díaz y Moisés Ruiz protagonizan el regreso al cine español del director F. Javier Gutiérrez
Víctor Clavijo, Ruth Díaz y Moisés Ruiz protagonizan el regreso al cine español del director F. Javier Gutiérrez

En la cuenta atrás para los Premios de la Academia, arrancan las quinielas y borbotean las probabilidades, parte de la emoción de la carrera hacia el Cabezudo más deseado. Pero cabe también reincidir en el asombro por aquellos títulos que sigilosamente estarán ausentes el próximo 10 de febrero en el recinto de la Feria de Valladolid. ¿Se repiten clichés para el cine de género?

Si incomprensible es que La mesita del comedor, de Caye Casas-uno de los títulos más rompedores y premiados del cine español a nivel internacional este año-, no tenga ni tan siquiera distribuidora, tampoco en menor medida deja de sorprender que La espera, de F. Javier Gutiérrez no cuente con, al menos, la nominación de Víctor Clavijo a Mejor Actor por el descenso a los infiernos de un personaje tan asfixiante como exigente. En proceso de estreno en plataformas, tras su reciente paso por las salas, recuperamos la conversación con su director y protagonista, que se reencuentran quince años después de la mítica 3 días, para reivindicar el cine que renuncia a la etiqueta.  

Nokton Magazine: Os reunís más de una década después de rodar 3 días, la ópera prima de Javier. ¿Cómo lo habéis vivido?

Francisco Javier Gutiérrez:  De forma muy especial. Víctor y yo somos amigos y durante todos estos años estaba ese “hay que hacer algo”. Pocos actores tienen su implicación y entrega. Este personaje requería una transformación completa, física y emocional, y se ha volcado. Ahí está el resultado. También me reencontré con Antonio Pérez, el productor de mi primera peli, al que quería agradecer su apoyo dándole otro título para su filmografía.

Víctor Clavijo: Ha sido un reencuentro maravilloso. Partimos de la ventaja de que nos conocemos mejor. La confianza ha hecho que me haya llevado a un límite, a un reto muy gozoso. La confianza ciega en el talento brutal y descomunal de Javier hace que uno se quiera entregar al 150%. Sabes que algo interesante y original quedará.

NM: 3 días es una película de culto fuera de nuestras fronteras.

FJG: Sí, creció mucho en el extranjero. En EEUU le dedican podcasts, aparece en libros y ha sido reconocida. ¿Sabes? Tenía la necesidad de cerrar un poco ese círculo. Después de la vorágine de la película de estudio, no he encontrado el momento de calma, pero pude sentarme a escribir esa continuación espiritual de Tres días que es La espera. Aunque no tenga mucho que ver, es el mismo universo e incluye sus guiños.  

NM: El término inclasificable va acorde a La espera. A momentos, thriller rural; en otros, drama o western; folk terror en gran parte del metraje…

FJG: Mis referencias cinematográficas son una mezcla. Bebo del cine de Saura, por ejemplo “Los santos inocentes”, pero como chaval veía cine fantástico y películas de Hitchcock, Brian de Palma, Spielberg, Lynch o Cronenberg. Al mismo tiempo, mis padres amaban el western. Aunque no fue mi género favorito en la infancia, aprendí a amar a Sergio Leone y ese tempo calmado y rico en detalles.

VC: Sí, es una película distinta. Su mezcla de géneros la convierte en un género en sí misma. Me parece muy interesante que no abarque el terror desde la fórmula del monstruo, el fantasma, el asesino con el cuchillo en la mano… sino mostrando cómo hay terror en lo desconocido a plena luz del día, en la maldad humana. El auténtico terror de la vida está en el terror emocional.

NM: ¿Su versatilidad favorece las lecturas?

FJG: Hay diferentes capas: La más superficial, la del thriller con el elemento fantástico. Más digestivo, para un público más amplio. Tiene otra más bíblica, con la simbología del peso de la culpa y de la tradición católica y lo que arrastramos del pecado original. Y hay una capa muy humana, lo que hace que encuentre un público universal.

VC: El campo, además, tiene sus propias reglas, es un terreno fértil para la fantasía. El hombre de ciudad ha dejado de creer en mitos, leyendas y cuentos. La naturaleza posee misterios casi insondables para el ser humano. La película conecta con la poesía de García Lorca.

NM: El tratamiento de la imagen parece pictórico. Las texturas podrían palparse.

FJG: Siempre trabajo con referencias de arte porque he crecido con el olor al óleo de las pinturas de mis hermanos. Tengo muy clara en mente la constitución de la composición, la textura y la paleta de color de las imágenes.

VC: En esas referencias subliminales casi “crísticas” al personaje y al calvario que vive, encontramos por ejemplo los momentos que estoy tumbado sobre la cama, en ropa interior blanca. Javi buscaba que los planos remitieran al Cristo de Mantegna.

NM: Rodasteis en pleno agosto en Sevilla. ¿Fue lo más sacrificado?

FJG: En 3 días fue igual, pero aquí hemos pasado incluso más calor. Los coches marcaban 50 y algo todos los días, lo cual era imposible de llevar. Ha sido una película muy dura, en todos los sentidos. El presupuesto ha sido menor que en mi ópera prima. La rodamos en poco más de 4 semanas.

VC: Rodar en verano bajo el sol sevillano y en poco más de un mes, pero cuidándolo bien, sin perder el detalle como sabe hacerlo Javi… El nivel de concentración de todo el equipo era altísimo. Nos ha tocado en muchas ocasiones ir a una sola toma. Cuando Javi me presentó el proyecto, me dijo que iba a ser más duro. Yo pensaba que no, ya que en 3 días tuve siete accidentes, pero no, está lo fue más (ríe).  

NM: ¿De qué manera?

VC: A pesar de la pérdida de peso que hube de abordar, lo más duro ha sido el viaje emocional y estar concentrado todo el rato en esas emociones. Es un viaje a la oscuridad del alma y el corazón: La rabia, la culpa, el dolor y el deseo de venganza, el deseo autolítico… Deja un gran nivel de vulnerabilidad y fragilidad a nivel actora. Estar todo el tiempo en ese estado es de lo más complicado que me ha tocado.

FJG: El viaje de Víctor es duro y muy humano. Su personaje trata de un pobre hombre, con principios y moral, que en un momento dado, por hacer lo que considera correcto, comete una infracción y su vida cambia. Las consecuencias son extremas y afectan a su familia. Como en 3 días intentaba reflejar desde la belleza, la oscuridad y la fragilidad del ser humano.

NM: Javier, hace años que vives y trabajas en EEUU. ¿Cuán complicado ha resultado dar con la financiación para hacer la película en España?

FJG: Difícil. He tenido que hacer muchas idas y vueltas. La película no cuenta con ayudas ni subvenciones públicas, excepto Canal Sur, que siempre nos apoya. Se ha financiado con capital privado. Yo ni siquiera he cobrado para hacerla. Es fruto de la pasión de todos. Los productores se la han jugado. Hemos puesto toda la carne en el asador.

NM: ¿Qué sucede para que el cine de género no cale en los grandes premios?

FJG: Debido a la experiencia de 3 días, no he tenido grandes esperanzas en ese sentido porque la industria española, sobre todo la Academia, es bastante conservadora, cosa que no pasa en otros países que aprecian un trabajo en un género como el fantástico. Películas como Titán, Palma de Oro en Cannes. Está muy superado en Hollywood. Jordan Peele se llevó el Óscar al Mejor guión original por Déjame salir. En España, en cambio, hay un cierto complejo, no se pone en la misma categoría una película dramática o realista que un filme que juega con géneros y explora.  

VC: La directora de 20.000 especies de abeja lo dijo en su discurso en Los Forqué. Es una industria que nos pone a competir a unos con otros, pero con un sistema que no favorece a mucha gente. Sobre todo, a las películas pequeñitas, sin una gran promoción detrás. Habrá que buscar una fórmula para que todo el cine que compite lo haga en igualdad de oportunidades.