La escritora Laura Blanco acerca de sus novelas: «Dos vampiros en una logia masónica en los años 60 que tienen el don de “leer la sangre”»

Todos queremos leer a Laura Blanco. A estas alturas, podemos afirmar algo así. Y es que su serie de libros Caso Blackbird tiene como elemento diferencial, dentro de todo este mundo de vampiros y novelas góticas, que los personajes son dos chupasangres de una lógica masónica en los años 60 con un don que no había «visto» (leído) nunca antes y tú, querido lector, tampoco.

Nokton Magazine: Laura, ahora que ya han pasado algunos meses del lanzamiento de tu segundo libro, ¿qué sensaciones tienes?

Laura Blanco: ¡Estoy muy contenta! Mucho mejor de lo que esperaba. Antes de soltar el manuscrito, tenía esta inquietud de si gustaría tanto como la primera novela, porque las opiniones que ha cosechado La Sirin son buenísimas.

Afortunadamente, la acogida está siendo excepcional. Muchos lectores me han escrito para decirme que les ha gustado incluso más Los Averni, que al tratarse de una secuela hay más acción desde el primer momento, más drama… En un club de lectura me dijeron que la habían disfrutado más. Se ha ido formando una comunidad lectora muy bonita y me siento muy arropada cada vez que me mandan estos mensajes. Les estoy muy agradecida.

NM: A mí hay dos cosas que me siguen fascinando. Una de ellas es que afirmes tan claramente que La Sirin es un homenaje a Jane Austen con vampiros. ¿Dónde vamos a encontrar exactamente ese homenaje en la historia?

LB: Por un lado, en la ambientación. Tenemos un vecindario rural típico de la Regencia inglesa, donde hay unas pocas familias que se tratan entre ellas y donde las buenas maneras y el extracto social de cada cual tienen mucho peso. Los lectores pueden reconocer algunos arquetipos de la época: el padre de familia que tiene propiedades que le rentan dinero, la madre casamentera que quiere asegurar el porvenir de sus hijas solteras, el reverendo, el médico… y dos primas que se quieren como hermanas, en las que los austenitas reconocerán rasgos de algunas de las heroínas de novelas como Sentido y Sensibilidad o Emma.

Y, por otro lado, en el estilo. En las novelas de Caso Blackbird la historia no se cuenta directamente, sino que son dos vampiros en una logia masónica en los años 60 que tienen el don de «leer la sangre» para extraer las vivencias de la persona a la que pertenecía. En La Sirin están leyendo la sangre de Mary Benedict porque se va a celebrar un juicio y, para poner por escrito su vida, escogen el estilo literario de Austen. La narración imita ese lenguaje irónico, esa agudeza a la hora de retratar los defectos de las personas en el ámbito privado, esos conflictos de las apariencias… y también algunos de sus temas: la importancia de calar bien a las personas, emparejarse bien, etc.

NM: Con Los Averni nos pasa igual. Nos la presentas como una novela inspirada en la obra de Mary Shelley. ¿En qué lo vamos a notar?

LB: En la segunda novela, estos vampiros escribas de sangre tienen el cometido de extraer el testimonio vital de otra persona. En esta ocasión es un médico obsesionado con la sangre que va a llevar la investigación científica hasta sus últimas consecuencias con tal de pararles los pies a los vampiros. Aunque por el camino tenga que renunciar a lo que más quiere.

En Los Averni tenemos dilemas morales, reflexiones sobre si la maldad es inherente al hecho de ser un monstruo… También hay episodios de pérdida que guardan paralelismos con la vida de Mary Shelley. Todo ello con un estilo gótico y mucho más oscuro, que se recrea en la naturaleza como reflejo de las emociones de los protagonistas. Pasamos del costumbrismo de Austen al romanticismo de la autora de Frankenstein.

NM: Sigues con tu gira de presentaciones y próximamente estarás en el Celsius. ¿De qué temas has venido tratando en tus últimos eventos y charlas sobre el mundo de la literatura?

LB: Hace un par de semanas en Madrid tuve la oportunidad de participar en una mesa redonda sobre romance histórico en la que hablamos sobre cómo documentarse para escribir historias en otras épocas. La verdad es que es un proceso apasionante: leer periódicos de la época, biografías, recetarios, catálogos de museos de la moda… los escritores podemos llegar a invertir una cantidad asombrosa de horas en confirmar hasta el detalle minúsculo, pero es algo que reconozco que disfruto mucho.

NM: También te veo escribiendo un montón…

LB: ¡Sí! Estoy avanzando en el borrador de mi siguiente novela, que explora lo más oscuro de las pasiones humanas y las relaciones tóxicas en un ambiente aislado, una mansión que podría estar encantada… o no.

NM: ¿Qué es lo más difícil a la hora de escribir dentro del género gótico/horror/misterio?

LB: Es un verdadero desafío atrapar la atención del lector desde el principio. Hace poco, precisamente en una mesa redonda sobre terror, comentábamos que es un género que requiere de una cierta paciencia en el lector. Primero debe conocer a fondo al protagonista, cuáles son sus miedos o las cosas que más le importan, porque si no, cuando la historia lo lleve al límite y empiece a poner todo eso en riesgo, al lector le va a costar que le importe lo que le pase. No es casualidad que las novelas de Stephen King sean tan extensas, creo que precisamente tiene que ver con lo bien que presenta a los personajes en esos compases iniciales de la historia.

NM: No me puedo ir de aquí sin pedirte que me hables también de las últimas antologías en las que has participado ^^:

LB: ¡Claro! Hace poco ha salido a la venta con Apache Libros Japón Cyberpunk, una antología con ocho relatos de ciencia ficción que tienen el denominador común de una ambientación futurista y un poco desoladora en un Japón dominado por la tecnología. En mi historia acompañamos a Makoto, un técnico de reparación de conexiones neuronales a domicilio, que encuentra una niña perdida y decide acompañarla a su casa. Lo que no sabe es que la niña miente y le va a meter en un buen lío del que lo mismo no sale vivo.