Jordi Boixaderas: “Sigo disfrutando con los gags de Tom y Jerry”

Fotograma de 'Tom y Jerry: Aventura en el tiempo', de Gang Zhang
Fotograma de 'Tom y Jerry: Aventura en el tiempo', de Gang Zhang

Su timbre produce tal familiaridad que de inmediato nos preguntamos si a nuestras espaldas aparecerá Máximo Décimo Meridio o el rey Leónidas en carne y hueso. Porque el actor y doblador Jordi Boixaderas (Sabadell, 1959) es la voz en español de Russell Crowe, Gerard Butler, Clive Owen y Daniel Craig, entre otros. Pero ahora, en el 85 aniversario de dos de los más amados personajes de William Hanna y Joseph Barbera, adopta un poderoso rol de villano. ‘El megarata’ no se lo pondrá fácil a los protagonistas de Tom y Jerry: Aventura en el tiempo (Gang Zhang, 2025) cuando sean teletransportados desde el Museo Metropolitan de Nueva York hasta una ciudad dorada inspirada en la Antigua China. Todo por arte de magia.

Nokton Magazine: ¿Anida un placer oscuro y fascinante en interpretar a personajes malévolos?

Jordi Boixaderas: Te da la oportunidad de dar rienda suelta a ciertas cosas: Pegar gritos y carcajadas, jugar con la ironía y el humor negro… Todo eso es divertido. El personaje de esta rata particularmente mecánica tiene todo un trauma a sus espaldas. Así como la maldad de Tom y Jerry es muy básica, de patio de colegio, la de ‘El megarata’ es más elaborada. Recuerda al mito de Caín. Lo que producía era algo que nadie consideraba, le decían que hacía cosas que eran trucos baratos, pero según progresa con el tiempo dice “ahora vais a ver…”.

NM: Como doblador, ¿has echado en falta que Tom y Jerry cuenten con voz para cedérsela en el filme?

JB: No te digo que no, pero quizás la mayor gracia que caracteriza a ambos personajes es que no tienen diálogos. Vemos algún gesto, risilla, pedorreta y se acabó, pero siempre como dos mimos, pura expresividad. Ese es su encanto. 

NM: A diferencia de los dibujos animados de antaño, aquí acompañamos a Tom y Jerry en una aventura 3D. ¿Incide en algún aspecto del doblaje?

JB: Nosotros la hemos doblado en una copia convencional, por lo que no nos ha afectado, pero ya nos falta poquito para hacer un centenario de dibujos animados y la técnica ha cambiado mucho. Se empezó a hacer sobre los años 40 y el tipo de humor también ha cambiado. En la película se mantiene ese humor que nos recuerda al Correcaminos y el Coyote, un poco sesentón. Constantemente uno intenta hacer perrerías al otro. De una forma inocente y, otras, maliciosa.

NM: ¿Su humor conserva la garra de los clásicos?

JB: Es una fórmula que funciona, como el payaso blanco y el payaso Augusto. El contraste genera comicidad. Han integrado este tipo de humor más tradicional y primario con este mucho más elaborado, de película de gran producción como hoy en día, con malos que poseen mucha personalidad.

NM: ¿Ha sido una satisfacción participar en sus aventuras ahora que se cumplen más de ochenta años de su creación?

JB: Por supuesto. Sigo disfrutando con esos gags de Tom intentando perseguir a Jerry, Jerry haciendo un quiebro y provocando que Tom pase por en medio de un arpa, lo que lamina al personaje como si fuese filetes de carne (ríe). Este tipo de cosa tan absurda a mí me gusta mucho. Es bastante reconocible. De sus inicios hasta ahora han conservado bastante el estilo. Tom y Jerry: Aventura en el tiempo está muy bien como reconstrucción. En sus principios teníamos una cultura de imagen muy básica o inexistente y éramos un poco ingenuos. Eso se reproduce aquí.

NM: Duda para inexpertos. ¿El calibrado del doblaje de una película animada y para público familiar es distinto a una producción de acción de Russell Crowe?

JB: El tratamiento no tiene nada que ver con el género, sino con la exigencia del cliente. Que salga mejor o peor es simplemente un tema de tiempo y recursos. Hay un cierto número de cosas que hacen indefectiblemente que el doblaje mejore mucho, como una mejor sala y ajustador y trabajar con los dobladores más horas. La adaptación, por ejemplo, es importantísima. Facilita mucho el trabajo que esté bien hecha y ajustada al movimiento de los labios. Las películas de animación no tienen nada que envidiar a las otras. Cuando el cliente realmente quiere cuidar un doblaje el resultado es óptimo.

Retrato del actor y doblador Jordi Boixaderas, voz de 'La megarata' en "Tom y Jerry: Aventura en el tiempo"
Retrato del actor y doblador Jordi Boixaderas, voz de ‘La megarata’ en «Tom y Jerry: Aventura en el tiempo».

NM: ¿Cuál es tu perspectiva sobre el siempre inconcluso debate del doblaje y la versión original en España?

JB: Desde los años 60 existe esta dicotomía y siempre se ha resuelto igual: Es una cuestión de gustos. Del doblaje se han dicho auténticas barbaridades, como que por su culpa el público no aprende inglés. Se llegaba a comentar que los actores de cine no sabían hablar porque confiaban en que lo arreglaría el doblaje. Que vale, en una cierta época eso ocurría. Ibas a rodar y te decían “esto que dice el guión lo vamos a cambiar, pero ya lo haremos en el doblaje”. Era una realidad en el cine español, pero en verdad cuando las majors quieren cuidan mucho el proceso de doblaje y en todo el mundo.

NM: Sí, vemos la cantidad de versiones por idiomas que se realizan.

JB: En cualquier película que sale al mercado con cierta pretensión se alcanza un buen nivel. El verlas en V.O subtitulada tiene ventajas como desventajas: Te pierdes parte de la imagen porque lees, sobre todo con escenas muy corales donde las voces se pisan, e incluso se pierde parte de la ironía. La ironía es prácticamente de conocimiento nativo, va muy ligada a la lengua. Hay cosas que forzosamente se escapan, aunque estén muy bien traducidas. Diría que hay una serie de factores que varían de una cinta a otra y que hacen que para según cuál sea aconsejable el doblaje o sea más atractivo ver la versión original. La polémica es eterna, no tiene solución, pero lo que es cierto es que desde el punto de vista de las productoras el doblaje no es una cosa obsoleta ni mucho menos.

NM: Siendo la voz marca de la casa, ¿te han reconocido al pedir una barra de pan en un horno artesano o en la cola del hipermercado?

JB: Uy, muchas veces (ríe). ¡Podría contar…! Me ha pasado en un taxi, por ejemplo. Yo no soy muy hablador, pero el taxista te va dando conversación de vez en cuando, dices cuatro cosas y en el momento de pagar, ya te pregunta por qué tu voz le suena tanto.

NM: Ni duda cabe si esto sucede además en Barcelona, con tu larga trayectoria en reconocidas series y, por supuesto, como actor de teatro. Que por cierto, ¿alguna vez un director en escena te ha apuntado “Jordi, rebaja un poco”?

JB: Sí, cada ámbito tiene su técnica y su registro. Lo que aprendes en uno te puede servir para el otro, pero no completamente. Es verdad que en ocasiones vienes influenciado y puede que en el teatro te falte energía o en el doblaje pongas más de la necesaria. Pasa también en la publicidad y en los audiolibros, donde trabajo a menudo. Cada labor tiene su lenguaje y forma de proceder. Los códigos son bastante específicos.

NM: ¿Se repiten vicios cuando doblas a aquellos actores populares por los que te reconocemos detrás del micrófono?

JB: Creo que todo profesional tiende a intentar hacer las menos cosas inútiles posibles. Es decir, hablamos de todo aquello que no es transmisión directa de algo que hace el personaje original. A medida que pasan los años de doblar al mismo actor vas conociendo sus tics, adivinas cuándo va a hablar, su gesto previo con la cabeza… Se produce el fenómeno de que la voz se ha hecho verosímil dentro de aquel personaje, incluso para ti, o sea que ya tu cerebro también la adopta, como para cualquier oyente. Eso facilita la convicción de uno mismo a la hora de trabajar. Aunque no te des cuenta, te vas acomodando a la forma de respirar y a su forma de interpretar, lo que te permite perfeccionar.

NM: Ahora que Daniel Craig ya no volverá a vestir el traje del agente OO7, ¿echarás de menos decir aquello de “Mi nombre es Bond, James Bond”?

JB: No te creas, hace algunas cosas el tío… Cuando se mete en el rol de anti-Bond tiene papeles muy divertidos, muy coloridos. Como en Puñales por la espalda, en la que da la sensación de que se lo pasa fenomenal metido en la piel de su detective. 

NM: Si me permites, me quedo con el doblaje del personaje de Javier Bardem en No es país para viejos.

JB: Bardem es uno de esos actores admirables en todo lo que interpreta. Estupendo, fantástico. Eso se nota mucho cuando tienes que seguirlo paso a paso. Te das cuenta de cómo ha trabajado. Es un placer.

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