El DIY (do it yourself, hazlo tú mismo) se impone ante un público curioso, que quiere saber cómo se hacen las cosas y dedicar tiempo a elaborar con sus propias manos. Ligamos este concepto habitualmente con la artesanía, pero no solo con la relacionada con el diseño, también con la gastronómica porque hacer pan o cerveza comienza a ser un plan más para el sábado por la tarde. Crear algo al gusto y compartirlo se hace uno, más si hablamos de ese preciado líquido dorado que siempre, desde las tabernas medievales, ha sido sinónimo de compartir.
Tópico pero real el placer de una cerveza fresquita en una terraza a la caída del sol estival. El clima caluroso condiciona las costumbres y este puede ser un buen verano para aderezar las noches de barbacoa o las comidas de piscina con una cerveza hecha por nuestras propias manos. Para ello decidimos fabricar nuestra propia cerveza, el primer paso fue comprar un pack que incluye los ingredientes y utensilios (pueden adquirirse por separado y al gusto en tiendas físicas u online) en nuestro caso escogimos uno de Brooklyn BrewShop para fabricar cerveza del tipo IPA (India Pale Ale). A continuación seguimos los pasos que nos indica el propio pack y que son la receta habitual, aunque esta siempre dependa de las cantidades y la experiencia del maestro cervecero.
El proceso es sencillo, de aproximadamente tres horas (sin contar los procesos posteriores a la creación) y basta tener a mano todo lo necesario: jarra, olla, colador, productos para la esterilización y los propios ingredientes; agua, cebada, lúpulo y levadura. Se comienza con la creación de la masa calentando un litro de agua por cada medio kilo de malta a 71º, en el caso del pack escogido se trata de fabricar un galón (3,78 l); una vez alcanzada esa temperatura se baja a 68º y se añade la cebada. Se remueve cada 15 minutos durante una hora manteniéndolo entre 63º y 68º, pasada la hora se eleva de nuevo a 77º.
El siguiente paso es el filtrado, para ello se vierte el agua con la masa a través de un colador en el que quedará la masa. Por otro lado se calienta de nuevo otro galón a 77º y se vierte sobre la malta (lo que se denomina el mosto) que continúa en el colador. Esta operación se repite dos o tres veces. Después es el momento de la ebullición, para ello se calienta el mosto hasta alcanzar el punto de ebullición y al principio de este paso se agrega el lúpulo Columbus (es el indicado en este pack) y durante la cocción en cinco ocasiones (cada 15 minutos) se añade el lúpulo Cascade (también indicado en este pack). Después, dejar hervir a fuego lento.
Con estos procesos se ha conseguido el mosto, el siguiente paso es enfriarlo hasta que baje de los 21º y, en ese momento, se echa el mosto en la jarra (previamente esterilizada) y se añade la levadura. Después, agitar la jarra, cerrar y guardar en un lugar sin luz. A los tres días ha de cambiarse el cierre y a las dos semanas ya se puede realizar el embotellado.
El acercamiento a los procesos de elaboración que, en este caso, se basa simplemente en cuatro ingredientes; agua, lúpulo, malta y levadura, y unos utensilios al alcance de todos, no puede sino ser más que una forma de aumentar el disfrute ante una buena birra.
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