Pan y circo. Muchos, y no sin razón, comparan el mundo del fútbol actual, y su relación con la sociedad que lo rodea, con aquello que pasaba en tiempo de la Roma imperial. En época de Juvenal, como ahora, parecía que era mejor tener idiotizado al pueblo mientras los gobernantes nos/se la metían doblada con la corrupción, los desmanes y demás tropelías que nos ponen los nervios de punta. Adormecernos con un espectáculo que nos haga pensar poco y que esté de espaldas al pueblo que lo consume. Pero, ¿siempre es así? El fútbol no sería nada sin sus consumidores, sus seguidores, y hay clubes que son tan conscientes de ello que encuentran la mínima oportunidad para devolver a su masa social al menos un poco de lo que reciben de ella.
Un buen ejemplo es el Athletic de Bilbao, que, como nos comenta Galder Reguera, uno de los encargados de la Responsabilidad Social Corporativa de la Fundación del club, busca con su Fundación “devolver a la sociedad lo que la sociedad da al Athletic, que no es poco”. Y dentro de los distintos objetivos a través de los cuales canalizar ese viaje de ida y vuelta, el club rojiblanco ve en la cultura uno de los pilares maestros de la labor porque “la cultura es una herramienta fundamental en el progreso social”. Proyectos como el festival de cine Thinking Football, en el que todas las películas seleccionadas tienen un componente que permite hacer una lectura social del fútbol y que busca generar un debate social en torno a él, o el ciclo, ahora también festival, Letras y fútbol, que conjuga el deporte con la literatura, son una muestra perfecta de ello.
No son pocos aquellos y aquellas a los que se bautiza como intelectuales, incluso personas con un marcado compromiso social, que reconocen abiertamente su afición por el balompié. Hinchas de clubes que disfrutan viendo los fines de semana una hora y media de buen fútbol sin perder la perspectiva de lo bueno y lo malo de todo lo que rodea al negocio del deporte. Y cuando algunos defraudan al fisco, insultan, escupen, dejando de ser un modelo a seguir y de aportar algo positivo a sus vecinos debemos señalarlo, pero cuando el gesto y el camino iniciado es positivo, también debemos poner el acento en ello.
En esos momentos en los que un niño o niña que comienza a dar sus primeros pasos en el deporte, a nivel totalmente lúdico, se fija en la televisión o en el campo en algún jugador o jugadora, y lo toma como referencia, de manera inconsciente busca en él o en ella una serie de valores, valores que a su vez son los que definen al equipo en el que juega. Mikel Balenziaga, lateral izquierdo del Athletic Club, va a defender una de las señas de identidad de su equipo, el compromiso, no sólo dentro del campo. Se ha implicado, como el resto de jugadores, jugadoras y directiva del Athletic, en uno de los nuevos proyectos de la Fundación: el Athletic Club de Lectura.
La mecánica es sencilla y parte de una premisa que nos comenta Reguera usando palabras de Juan Villoro: “la literatura no se enseña, se contagia”, con la idea de que “nadie lee un buen libro y no siente la necesidad de compartir lo vivido a través del mismo”. Siete personalidades del club (a saber: el presidente Josu Urrutia, el entrador Ernesto Valverde, el capitán Carlos Gurpegui, Mikel Balenziaga, las jugadoras Ainhoa Tirapu y Jone Guarrotxena y el mítico ‘Txopo’, José Ángel Iribar), han recibido propuestas de lectura a través de la web de Fútbol y letras, ellos han elegido una o dos obras y la propuesta es que hagan una sesión de club de lectura sobre lo leído con distintos participantes. Balenziaga se reunirá con los niños y niñas de una ikastola para hablar de Mussche, de Kirmen Uribe. Jone Guarrotxena lo hará en la facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, donde estudia, con Santiago García, el guionista de Las Meninas, la obra que ha elegido. Gurpegui se enfrentará a Los surcos del azar de Paco Roca e Iribar se ha armado de valor y se va a leer en un mes dos títulos muy futboleros que tenía pendientes: El fútbol a sol y sombra de Eduardo Galeano y La vida que pensamos de Eduardo Sacheri.
Pero el Athletic Club de Lectura no es más que otra de las actividades para el fomento de la lectura que acompañan al festival Letras y fútbol, que esta edición irá del 2 al 6 de noviembre. El año pasado las líneas de metro y autobús urbano de la ciudad de Bilbao se llenaron con más de 60.000 ejemplares de una colección de seis cuentos en los que el fútbol y la literatura convergían como temas publicados por la Fundación. «La idea era sorprender a los usuarios que fueran leyendo en el transporte público y regalarles uno de esos libros. Lectura llama a lectura.» Este año la propuesta se une al mundo del cómic con la publicación de dos volúmenes: Diamanteak, Urrea eta Ikatza (Diamantes, oro y carbón), con guión de Unai Iturriaga y dibujo de Alfonso Zapico, y El portero, con guión de Santiago García e ilustraciones de Pablo Ríos.
El compromiso de un club con la educación, el disfrute y el compartir con los que tenemos al lado, como no faltar cada domingo en nuestra butaca del campo llueva o truene, ese abrazo con el compañero de asiento cuando nuestro equipo recurre a la épica y marca el gol que nos da el partido en el minuto 92 o el aplauso a la afición del equipo contrario en reconocimiento de su juego limpio. Una fusión de deporte y cultura, de fútbol y literatura, porque “una sociedad de lectores es una sociedad mejor. Porque una ciudadanía formada es una ciudadanía luchadora”.
Fotos: ArtBerri (cc) /Wikipedia / Fundación Athletic Club