«El silencio del fraile», el original y adictivo debut literario de B. S. Pérez

El silencio del fraile, de B. S. Pérez.
El silencio del fraile, de B. S. Pérez.

B. S. Pérez tiene un don para contar historias que atrapen al lector. Sus giros, sus tramas dinámicas y trepidantes hacen que no sea fácil despegarse de historias como El silencio del fraile, una novela negra muy visual, impactante ya desde el inicio, que además forma parte de una corriente innovadora dentro del noir nacional: la de situar en el mapa rincones poco conocidos de nuestro país y convertirlos en protagonistas de sucesos fascinantes, misteriosos, terribles, y, sobre todo, devorables para el público.

Imagínese el lector que se decide a componer una historia, nada menos que de género negro, y llena páginas y páginas de esquemas con la trama, los giros de guion, los personajes y sus transformaciones vitales a lo largo de la historia. Todo esto está muy bien, pero nuestra novela estaría un tanto coja sin una buena ambientación, un lugar que merezca la pena para acoger, quién sabe, quizá el más horrible de los crímenes, o al más abyecto de los villanos. O al más lúcido de los detectives, con sus claroscuros personales, que siempre debe haberlos. Un lugar que le resulte atractivo al lector para quedarse un tiempo en él, quizá solo de paso, durante el tiempo que tarde en leer el libro, quizá para volver a menudo a él, si conseguimos causarle un impacto, aunque esta es otra historia. La pregunta es: ¿qué lugar elegiríamos?

Seguramente, no muchos nombrarían a su localidad natal, ni siquiera una cercana. Todavía cuesta trabajo imaginar estos escenarios como «merecedores» de tal honor. Sin embargo, cada vez son más los autores que están decidiéndose a modificar este paradigma, mirando a los rincones menos promocionados de nuestra geografía y viendo en ellos unas posibilidades que hasta hace no mucho parecían imposibles de concebir. Uno de estos literatos es B. S. Pérez, natural de Jumilla, Murcia, que ha ambientado en este interesante entorno su novela debut, El silencio del fraile. «En mi caso, y creo que muchos escritores compartirán mi punto de vista, lo que yo busqué a la hora de decidirme por mi localidad fue crear algo auténtico, algo que sintiese como mío, de lo que me sintiese orgulloso, y Jumilla lo es —asegura—. La riqueza histórica, arqueológica, y mágica también, que tiene la ciudad unida a la imaginación del escritor hacen que crear una historia sea un poquito más fácil, y más cuando un trocito de ti forma parte de esa historia. No creo que nadie pueda sentirse acomplejado por su tierra, y, si lo está, quizá también pueda escribir sobre ello… Crear una historia en tu lugar de origen tiene muchas ventajas, como aprender todavía más sobre tu ciudad, ¿y a quién no le gusta pasear por las calles de una novela sintiéndose protagonista? Aunque la hayas escrito tú mismo…».

En el caso de El silencio del fraile, el efecto conseguido es doble, porque, además de la originalidad en cuanto a la ambientación, B. S. Pérez se ha basado en hechos reales, lo que hace que su novela sea aún más atractiva. «Es uno de sus puntos fuertes. Los lugares, las fechas, el monolito, el fraile incorrupto, y varios acontecimientos históricos como el accidente del autobús que venía de Adra, el cierre de la cárcel de Murcia, ¡incluso un partido Atlético de Madrid contra la Real Sociedad!, son o fueron realidad. No podría enumerarlos todos, pero el lector que tenga edad para recordar esos años 80 y que además sea de la zona podrá evocar aquellos años e introducirse en la novela ayudado por esos recuerdos», comenta el propio escritor.

La historia narrada en El silencio del fraile es adictiva ya desde el inicio, cuando dos arqueólogos encuentran un misterioso monolito en el cercano yacimiento íbero de Coimbra. Muy cerca de allí, el cadaver de un fraile que lleva dos siglos incorrupto comienza a descomponerse. Tres meses después, aparece otro religioso crucificado sobre el coro de una iglesia. Pronto, toda la zona se verá en vuelta en una serie de acontecimientos perturbadores. Y más pronto aún, el lector se verá envuelto en una vorágine de la que no podrá salir fácilmente. Esta es una de las facetas mejor trabajadas de B. S. Pérez, la de dejar sin aliento al que se adentra en sus historias, como él mismo reconoce: «Me encanta volver loco al lector con giros inesperados, pistas falsas o personajes que parecen ocultar algo. Me divierte muchísimo mientras escribo y, tras oír los comentarios de mis lectores, creo sinceramente que serían capaces de reconocer una novela mía sin saber previamente quién era el autor».

El silencio del fraile tiene otro punto a favor para engancharnos este verano, y es la facilidad con que nos encontraremos imaginando sus escenas como si de una película se tratase. Su trama, dinámica, trepidante, favorece que por momentos nos pueda parecer que estamos ante el guion de una superproducción audiovisual. B. S. Pérez no esconde su entusiasmo ente tal posibilidad: «Me encantaría. Creo que la ciudad de Jumilla, el monte de Santa Ana y su monasterio, así como el entorno y las iglesias que aparecen en la novela serían el escenario perfecto para una película, y, en cierto modo, me haría mucha ilusión, porque para mí sería como devolverle a Jumilla un reconocimiento, merecido, por haberme inspirado. Varios lectores, sobre todo jumillanos, me decían que la historia es una maravilla, que si hiciesen la película, sería “un peliculón”. “Mira a ver si lo consigues”, me dicen, así, como si yo tuviese el teléfono de Amenábar…
Alejandro, si estás leyendo esto, llámame», cuenta entre risas.