Cerocoma: El domingo era su día favorito

El domingo era su día favorito.
El domingo era su día favorito.
El proyecto de Cerocoma surge para fomentar la lectura planteando historias a leer en 3 minutos. Hoy: El domingo era su día favorito.

El proyecto de Cerocoma surge de una realidad: que las nuevas generaciones cada vez dedican menos tiempo a la lectura. Y cuando lo hacen es en formatos de consumo rápido. Por eso se han planteado fomentar la lectura adaptándola a estas nuevas formas de consumo a través de historias cortas que puedes leer mientras se enfría el café, esperas al autobús o estás sentado en el lavabo. Así que aquí también podréis acceder a esos relatos. Hoy nos proponen: El domingo era su día favorito. Además cada relato irá acompañado de una ilustración. En este caso creada por @stefanydesign8

El domingo era su día favorito

 

Mi marido me está engañando con otra, no tengo la menor duda. 

Estos últimos meses, no he visto en él a ese hombre con el que me casé hace veintidós años. Y ojo, no lo digo en el mal sentido de la palabra, al contrario. Parece otro, pero otro mejor. Hacía que no lo veía así desde…desde…bueno, ¡nunca lo había visto así!

Ese brillo en los ojos y esa sonrisa permanente en la cara solo te la aporta una cosa, volverte a enamorar. Y deja que te diga algo, una es buena pero no tonta, después de tanto tiempo juntos, dudo ser yo quien provoque esa alegría y amabilidad en él.

Me jode tener que pedirle el divorcio ahora que estamos en nuestro mejor momento. Después de superar épocas en las que discutíamos cada día, me da rabia mandarlo a la mierda ahora que llevamos tanto tiempo sin pelearnos. 

Nunca ha sido cariñoso ni detallista pero no me puedo quejar, así lo conocí y así me casé con él. Sin embargo, últimamente me tiene descolocada. El otro día cuando salí de la ducha, me estaba esperando con mi albornoz preparado para que no pasara frío. Un año atrás, desde el comedor me hubiera gritado “¿Cuántas horas llevas en la ducha? ¿Sabes que el agua no es gratis, no?”

Resulta que incluso se acuerda de la fecha de nuestras primeras citas. ¿Tú te puedes creer? Pero si ha empezado a recordar mi cumpleaños solo porqué coincide con la final del mundial que España ganó…

Aunque estamos en un gran momento como pareja, no voy a permitir que mi relación se sustente en una mentira y mucho menos en una infidelidad. He decidido seguirlo y destapar el pastel.

El domingo fingí dormir cuando muy alegre se despertó, se vistió y se fue con una de sus mejores camisas, no sin antes darme un beso en la frente. Lo seguí con cuidado hasta un polígono a diez minutos de nuestra casa. Para ser sincera, no sabía ni que existía. Me habría cambiado por una más joven, pero mucho glamur no tenía, menudos barrios. Vi que entraba en un local con luces rojas parpadeantes. 

Ahora sí que se ponía la cosa interesante. No solo era infiel, también era un putero. Ese dos por uno no me lo esperaba yo. Tardó hora y media en salir y cuando lo hizo allí estaba yo con la cámara del móvil lista para pillarlo infraganti. Dejé que se fuera sin montarle ningún pollo, total ya tenía las pruebas incriminatorias. 

Me dio tanta rabia que cuando se marchó decidí entrar en aquel antro y cantarles las cuarenta. El club se llamaba “Las señoras” aunque debería haberse llamado “Rompe relaciones”. 

—Buenos días señorita —me dijo un joven que no tendría más de veinte años desde detrás de la mesa de recepción—. ¿En qué puedo ayudarle?

—¿Ayudarme? Esta sí que es buena… soy la mujer de Gabriel, acaba de estar aquí un buen rato, ¿seguro que no te suena, no? —le dije enfadada.

—¡Claro que sí! Es uno de nuestros mejores clientes. ¿Quieres que te presente a las chicas? —respondió dejándome con la boca abierta.

Antes de que pudiera responder empezaron a salir una detrás de otra. 

—Le presento a Herminia, Dolores, Asunción, Benilde, Clemencia y Jesusa —dijo el joven.

No comprendía nada. Bueno, el nombre del local me acababa de quedar mucho más claro. Y tan señoras, la más joven de ellas no debía tener menos de 85 años. El asunto cada vez me estaba dando más asco. Infiel, putero y encima era… bueno, no sé cómo se le llama a los hombres con ese tipo de gustos. ¡Ni quiero saberlo!

—Por su cara, veo que no había oído hablar de nosotras. Será la única en toda la ciudad —me dijo Asunción que pese a tener pocos dientes tenía mucho desparpajo. 

—Verás, nosotras como ves, no estamos ya para mucho trote, hija —continuó Herminia—. No es lo que te imaginas. 

—Eso es, cariño no te asustes. Somos mujeres mayores que han vivido matrimonios desastrosos. Maridos del paleolítico que nos hicieron inmensamente infelices. Y como no queremos lo mismo para vosotras, hemos montado este negocio. Aquí aconsejamos y ayudamos a los hombres a corregir esos pequeños asuntillos que acumulados nos acaban haciendo felices a las mujeres —dijo Dolores. 

—Por eso viene cada domingo tu marido. Para corregir aquellas cosillas que aunque él no se da cuenta, pueden llegar a acabar con una relación —concluyó Asunción.

Desde entonces, el domingo es mi día favorito de la semana. Mientras estoy en la cama retrasando el momento de levantarme, sé que mi marido no está con otra. Está con otras. Las señoras, que falta le hacía…

 

 

 

 

Firma: @cerocoma_  

Ilustración: @stefanydesign8