Carolina Sanín relata el deseo de amar a través de una pantalla

'Tu cruz en el cielo desierto' es un ensayo y ejercicio narrativo de Carolina Sanín donde convergen el erotismo, las pantallas y los deseos de la autora.

¿Qué pasa con esos ‘crush’ de redes sociales con los que tenemos un pequeño enamoramiento pero al poco nos damos cuenta de que no nos van a traer más que dolores de cabeza? De esto sabe mucho la escritora Carolina Sanín, autora de Tu cruz en el cielo desierto (Blatt & Ríos, 2021), un ensayo y ejercicio narrativo donde nos cuenta cómo se desarrolla una relación a través de la pantalla.

Con Twitter de fondo, la autora va dando forma a su amor, sus conversaciones, su erotismo que va más allá de unas palabras vacías, y una larga lista de deseos, tangibles e intangibles. Sanín nos muestra cómo estando ella en Colombia y él en China inician una «relación» donde el único fin posible es el del olvido, porque – aunque ella al principio no lo sepa – él no quiere hacer de esas conversaciones algo real. El sexo que desprenden sus chats y videollamadas a él le bastan, mientras que ella queda prendada de lo que pudo ser y no fue; el no poder materializar esas largas charlas que terminan en onanismo la vuelve loca y de ahí le nace ponerlo por escrito para este libro.

 

 

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El ensayo es una revisión constante a ese imaginario donde el amor romántico se entremezcla con la erotización de una conversación con alguien que apenas conoces. Desde la editorial cuentan que «Tu cruz en el cielo desierto revisita los imaginarios culturales amorosos de Occidente abriendo un sinfín de preguntas acerca de las posibilidades de habitar una heterosexualidad no regida por el dominio masculino. ¿Es posible la erotización entre un hombre y una mujer fuera de las instituciones sociales que marcan qué es escándalo y qué es pacto conyugal? ¿Cómo se relaciona el deseo erótico con la ficción de la identidad?»

Es imposible no leer a Carolina Sanín y pensar en todas esas relaciones que se habrán iniciado, ahora más que nunca, gracias o por culpa de la pandemia, con la pantalla de por medio. La ausencia física del objeto amado queda clara en todo momento y se hace dolorosa con las palabras de la autora porque ese deseo que sienta ella hacia su poeta chileno que está en el otro lado del mundo nos duele tanto como a ella al imaginarnos que esa relación queda en el olvido.