Jean-Paul Sartre, uno de los filósofos y escritores más importantes del siglo XX, dio cita a Franz Kafka y Albert Camus en su artículo de 1943 titulado «Explicación de ‘El Extranjero’», con un resultado que genera discusión.
Camus, Sartre, Kafka. Tres nombres que resultan palabras mayores en el mundo de las letras universales y de la filosofía. El primero, Premio Nobel de Literatura y creador de la cruda filosofía del absurdo. El segundo, también Premio Nobel de Literatura (aunque decidiera rechazarlo por convicciones personales) y creador de la angustiosa filosofía del existencialismo. El tercero: la semilla, el creador de lo “kafkiano”, la síntesis del absurdo y el vacío en un mundo perverso, monumental y abigarrado. Tres figuras cruciales a la hora de entender el pensamiento y la literatura de la primera mitad del siglo pasado, y también la actual, pues su influencia estilística e ideológica continúa siendo una de las principales fuentes de inspiración para pensadores y escritores de nuestro tiempo.
En el año 1942, Albert Camus publica su obra de ficción más importante y la más representativa de toda su filosofía: ‘El Extranjero’, la desoladora historia de un hombre que ha asumido el absurdo de la vida y reniega de toda convención humana y social. La novela, a día de hoy, se encuentra entre los puestos más altos de todas las listas de obras literarias más importantes del siglo XX, aunque esto de las listas, como ya sabemos, no tiene mucha importancia, ni le hace justicia a la enorme crisis moral, humana e incluso metafísica que experimenta el lector tras recorrer sus páginas. Y es que recoge como ninguna otra la sensación de vacío en el individuo al ver pasar ante sus ojos dos guerras mundiales, al presenciar a través del nazismo una de las manifestaciones más exacerbadas de los (no)límites que alcanza la maldad humana, al sentir cómo se resquebrajan todas las falsas ilusiones de progreso que habían construido la ciencia y el positivismo a lo largo del siglo anterior. Es, en fin, la consagración del sinsentido y la prueba irrefutable de que la humanidad, por lo menos hasta ahora, no ha ido a ninguna parte.
Jean-Paul Sartre, además de filósofo y escritor, es también ampliamente respetado por su faceta como crítico literario. Es fácil imaginar a una persona como Sartre sintiendo una conexión inmediata con la novela de Albert Camus por la numerosa cantidad de conexiones que existen entre las filosofías de ambos. Así que, como no podía ser de otra manera, en 1943 escribe un artículo titulado «Explicación de ‘El Extranjero’» en el que hace un análisis profundo y comparativo de la obra del Premio Nobel franco-argelino. Y aquí es donde yo quería llegar.
El artículo, en general, es excelente y expone de manera clara y profunda las ideas principales de la novela, la filosofía que las sustenta, el comportamiento de Mersault, su protagonista, y el estilo literario de Albert Camus. Se trata, por lo tanto, de un artículo fundamental a la hora de entender la importancia y la profundidad de ‘El Extranjero’ y un ejercicio de crítica literaria llevado a cabo con precisión y elegancia. No obstante, hay una parte de la argumentación de Jean-Paul Sartre en la que tengo que discrepar, y es la que sigue.
Dice Sartre sobre la obra de Albert Camus que alguien le había dicho: «Es Kafka escrito por Hemingway». Personalmente, me parece un aforismo brillante que, más cerca o más lejos de la total exactitud, encuadra en ‘El Extranjero’ la crisis humana y existencial del primero con el estilo literario seco, crudo y desgarrador del segundo. Sin embargo, Sartre responde a esta afirmación:
“Me habían dicho: «Es Kafka escrito por Hemingway». Confieso que no he encontrado a Kafka. Las consideraciones del señor Camus son todas terrestres. Kafka es el novelista de la trascendencia imposible; el universo está para él cargado con signos que no comprendemos; hay un revés del decorado. Para el señor Camus el drama humano es, al contrario, la ausencia de toda trascendencia: «Yo no sé si este mundo tiene un sentido que está fuera de mi alcance. Pero sé que no conozco ese sentido y que por el momento me es imposible conocerlo. ¿Qué significa para mí una significación fuera de mi condición? Yo no puedo comprender más que en términos humanos. Lo que toco, lo que me resiste, eso es lo que comprendo»”.
En este párrafo, si bien muy lógico y correctamente argumentado, Sartre pasa totalmente por alto los niveles de lectura que pertenecen por naturaleza a toda obra literaria. Porque una obra literaria, especialmente si posee un carácter metafórico o alegórico, puede ser leída desde diferentes niveles de lectura y no tan sólo desde uno. Profundicemos en esta cuestión a partir del caso concreto de la comparación entre Franz Kafka y Albert Camus:
Tal y como dice Jean-Paul Sartre, es absolutamente cierto que Kafka llega a abordar la angustia existencial a niveles que trascienden lo físico y lo material. Sin embargo, su literatura también comprende un análisis desde el punto de vista del mundo material y social. En ‘El Proceso’, el lector es testigo de un universo inentendible, inabordable, de un sentimiento angustioso ante la propia existencia; pero también de un sistema burocrático, jerárquico, político y humano real, material, que es expresado a partir de la hipérbole: un caso judicial que el acusado nunca llega a conocer. La literatura de Kafka, al igual que ocurre, por ejemplo, en ‘La Peste’ del propio Albert Camus, es tan profunda que puede ser percibida e interpretada a través de diferentes niveles, que van desde lo concreto y superficial (la epidemia de peste), hasta lo simbólico o alegórico (el auge del nazismo en Europa) y lo trascendente o universal (el absurdo de la existencia humana). Las capas intermedias, donde se ve reflejado el mundo real, el sistema social, el poder inexplicable e inentendible de la autoridad, no pueden ser pasadas por alto. En el párrafo anterior, Sartre desprecia estas capas y tiene en cuenta únicamente el último nivel de la interpretación kafkiana que, si bien es quizá el que abarca los aspectos más elevados y universales de la condición humana, no es el único. El desprecio del resto de niveles conlleva una reducción de las posibilidades interpretativas de la obra y, por lo tanto, una reducción de su verdadero valor literario, cultural y humano.
Al igual que no podemos analizar la obra de Franz Kafka sin tener en cuenta las capas intermedias de cada nivel de lectura, tampoco podemos hacerlo con la obra de Albert Camus ni con ninguna otra obra literaria. Si analizáramos ‘La Peste’ tan sólo desde el punto de vista de lo trascendente y metafísico, estaríamos perdiendo un gran valor literario prescindiendo de su carácter alegórico y simbólico del nazismo. De la misma manera, no podemos hacer un análisis comparativo entre Franz Kafka y Albert Camus diciendo que uno es escritor de lo metafísico o trascendente y otro es escritor de lo inmanente y lo material: su literatura llega a cimas tan altas que ambos aspectos son contemplados en los niveles de lectura de su obra literaria.
En cualquier caso, lo verdaderamente importante para los lectores es prestar atención a todos esos niveles de lectura que pueden aparecer en una obra literaria, para tratar de exprimir al máximo todas las ideas y emociones que la obra es capaz de transmitirnos. A quien no haya leído la obra de Camus, Sartre ni Kafka, le recomiendo encarecidamente que cierre este artículo con toda la presteza que sea capaz de reunir y que se prepare para descubrir algunas de las obras literarias con más niveles de lectura que pueden ser escritas.