Es normal que ocurra en una conversación de sobremesa, o en una partida de Trivial. Alguien pregunta en qué año ganó aquel partido las elecciones, cuándo se derrumbó ese edificio, en qué liga se proclamó campeón nuestro equipo o cuándo nos dejó ese actor que nos encantaba. Y, entonces, los engranajes de nuestro cerebro comienzan a rodar, encajando unos con otros, activando una vez más la historia de nuestra vida para darnos la respuesta. ¿Qué estábamos haciendo entonces nosotros?
Porque, cuando tuvo lugar aquel terremoto espantoso en un país del sur, probablemente, nosotros estábamos viviendo nuestras primeras vacaciones en la playa. Y, cuando murió aquel presidente que no terminaba de caernos bien, estábamos a punto de examinarnos de Selectividad. Y nos acordamos del año en el que esa canción fue número uno porque no paraba de sonar en la boda de nuestro hermano. En cambio, estos vecinos de Teba (Málaga), José Ostio, Francisco Burgos y Diego Segura, no consiguen acordarse de cuánto lleva con nosotros el sueldo Nescafé, que el pasado año le tocó a su vecina Anikó. No recuerdan qué estaban haciendo cuando llegó el primero, porque el sueldo de Nescafé es para toda la vida.
Foto cc: Thomas Claveirole