Vida de startup en el ‘Valle inquietante’ de Anna Wiener

Valle inquietante, de Anna Wiener.
Valle inquietante, de Anna Wiener.
La vida de startup se materializa con máximo realismo en el libro de Anna Wiener Valle Inquietante (Libros del Asteroide).

Salir del mundo editorial para entrar en la vida de startup puede parecer muy lejano, muy apetecible, totalmente aborrecible, o ser una vivencia conocida. En cualquier caso, ya es posible vivirlo a través de un libro, porque lo que hace Anna Wiener en Valle inquietante es puro realismo. Si lo lees habiendo trabajado en el sector de la tecnología estarás constantemente asintiendo, si lo lees desde el desconocimiento te estarás acercando a la realidad que impera detrás del sueño tecnológico. Porque ya lo dice la protagonista; “nunca se me ocurrió que pudiera llegar a convertirme en una de esas personas que trabajan detrás de Internet, porque nunca me había planeado que hubiera personas detrás de Internet”.

Valle inquietante (Libros del Asteroide) es un acercamiento voraz a un nuevo universo que todos consumimos y cuyas entrañas aún muchos desconocen, un punto de visibilidad a un entorno no demasiado retratado en la literatura contemporánea mientras que la sociedad se dirige a él inexorablemente. Porque, simplemente, “mientras fuéramos productivos podíamos ser nosotros mismos”.

Encontramos a una protagonista de la que no se menciona su nombre -sabemos que es la vida de la autora- y de la que nos basta con su edad y su punto de partida para poder entrar a la perfección en todas sus reflexiones. Mujer, 25 años, Nueva York, trabajo en la industria editorial. Todas esas palabras podrían dar pie a imaginarnos el clásico argumento de serie protagonizada por mujeres jóvenes con trabajos creativos en la Gran Manzana. No encontraremos nada así. Porque aquí la Gran Manzana no es donde se vive el sueño, el sueño es la industria tecnológica y ella tiene un epicentro, Sillicon Valley –o el Área de la Bahía de California, como se cita en el Valle inquietante-. Y esa joven no tiene tan claro qué concibe como éxito; “lo único que me impedía conseguir mis metas era que no sabía exactamente cuáles eran mis metas”.

La protagonista llega a la vida de startup sin pretenderlo y no tarda en descubrir que engancha. Que esa sensación de que te hagan sentir de la familia (y del sistema) y ser parte de la creación de un cambio para el mundo acaba seduciendo. Aun cuando parte de otro punto muy diferente, que la lleva por una constante dicotomía entre sus pensamientos como alguien formada en humanidades y con intereses culturales y los del mundo de los negocios y la tecnología, se verá seducida. Seducida por un entorno que vende revolucionar lo que ya existe, seducida por conseguir incentivos y escalar (precisamente incentivos y escalar son los títulos de los capítulos de Valle inquietante), transformándolo incluso en algo deseable sin tener tiempo -la hiperproductividad manda- de pararse a pensar si es realmente a lo que se aspira. “Daban alas al impulso cultural de llenar todo tu tiempo libre de pensamientos ajenos”.

El lenguaje es determinante para ir avanzando en la novela. A través de sus conversaciones con desarrolladores de software, emprendedores, CEOs, y otros empleados Wiener describe y presenta todo ese vocabulario propio del sector y totalmente desconocido para un neófito. Interclándolo con esas vivencias que todo aquel que ha comenzado en los inicios de una startup exitosa no se cansará de contar; “la empresa estaba creciendo. Nunca había café (…) las oficinas se habían llenado de comerciales (…) la habíamos conocido antes de que hubiera reglas”. El lenguaje es así un punto determinante para entrar en esta historia y llevar al lector a plantearse si realmente la misión noble que venden las startup lo es. En Valle inquietante hay suficiente material para crearse una opinión sólida. Aunque en ningún momento se nombre a empresas o marcas, todas se reconocen fácilmente. No hace falta mucha imaginación para intuir quien es la “supertienda online” o “la red social que todos odiaban”.

Es la búsqueda personal de una veinteañera la que marca el ritmo de la novela. Que parte de un momento en el que “a los milenials no les gustaba poseer cosas, sino vivir experiencias. Aquello no era una nueva estrategia de mercado, sino toda una ideología cultural”. Una joven que intenta aprender JavaScript en un fin de semana, cena en locales de moda, hace escapadas para consumir MDMA, es víctima de micromachismos… una joven que se siente parte del nuevo mundo que se está creando. Una joven que no tiene claro si ese nuevo mundo es mejor en algo.

Y como mujer joven en busca de cierto éxito Valle inquietante se centra mucho más en las relaciones profesionales que en las personales. El amor y la familia ocupan muy pocas páginas, algo más las amistades; las universitarias que se han quedado en Nueva York con otra vida y otras ideas, y las que comienzan a forjarse en este nuevo entorno. Son estas las voces de la conciencia, las que la llevan a reflexionar sobre la realidad de lo que está construyendo. Para bien o para mal. Porque constantemente tenemos varias versiones y perspectivas sobre esa vida de startup que ya ha irrumpido.

Los escenarios son también un buen apunte para entrar en el ecosistema con detalladas descripciones de las oficinas de empresas tecnológicas y de las calles de la ciudad. Calles que se van transformando en una constante de tiendas pop up, restaurantes monoproducto, exhibiciones de coches y patinetes con logos de plataformas digitales, gente muy rica y gente muy pobre. Lo representa con San Francisco, pero es fácil reconocer en ella casi cualquier urbe.

Valle inquietante es una lectura apasionante para aproximarse a una realidad aún desconocida por muchos que no se plantean qué hay detrás de ese Internet que constantemente están utilizando. Permite ahondar en el sector tecnológico, en los nuevos formatos que presenta para el tradicional mundo de los negocios, en la pasión por la innovación, en la necesidad cultural, en quiénes están haciendo Internet… pero, especialmente, plantea reflexiones muy válidas sobre el camino que estamos tomando.