De un tiempo a esta parte, el madrileño barrio de Lavapiés se ha convertido en un foco cultural en la capital. Su multiculturalidad, la vida en las calles, los bares, las expresiones artísticas que llenan sus paredes están siendo seguidos con gran atención por los agentes culturales y los vecinos, sin hablar del cierto miedo que despierta el incipiente (o quizás no tan inicial) proceso de gentrificación. Una de las muestras de ese bullir cultural se materializó con la unión, porque la unión hace la fuerza, de las salas de artes escénicas del barrio bajo la Red de Teatros de Lavapiés.
Este entramado de apoyos, bautizado también como Lavapiés Barrio de Teatro y que nació hace dos años impulsado por Juan Diego Botto, Alberto San Juan y José Sanchis Sinisterra , cuenta con nombres como el Teatro del Barrio, la Sala Mirador, El umbral de primavera, Nuevo Teatro Fronterizo, Teatro Circo Price y el CDN Valle Inclán, entre otros, dando muestra de las alianzas público-privadas para un fin mayor. Juntos suman más de 1.000 butacas y ofrecen 400 espectáculos al mes. Ahora se lanzan, siempre con la idea de luchar por la dignidad del oficio del teatro, a organizar el primer ciclo Lavapiés a escena.
La idea es que el ciclo se celebre anualmente y cada edición estará dedicada a temas sociales y de actualidad. Esta primera se centrará en promocionar la creación artística de las mujeres que trabajan en la investigación y experimentación en las artes escénicas, la creación literaria y el pensamiento contemporáneo, ámbitos que suelen quedar a la sombra en las programaciones de los teatros institucionales y privados. Durante todo el mes de noviembre las salas que conforman la Red se llenarán de proyectos escénicos (teatro, danza, performance) surgidos de las mentes y los cuerpos de mujeres.
Como comentan los responsables del ciclo, “tradicionalmente, se espera que las mujeres que trabajan en la escena sean actrices, no directoras ni mucho menos dramaturgas”. De ahí que esta primera edición se centre principalmente en dar esa promoción necesaria a textos y creaciones escénicas llevadas a cabo por mujeres. Para la selección de proyectos se abrió una convocatoria con un único requisito: las propuestas tenían que estar escritas por una mujer y dirigidas por una mujer. De todas las recibidas, los espacios integrantes de la Red eligieron los espectáculos que por su temática específica tuviesen cabida dentro de su línea de programación.
Los espectáculos escogidos han sido Miedo o soltar. Historia de las despedidas en 4 partes, de la compañía La Familia Rootless, y Mocú (3.442 km), de La trapecista autómata, que estarán todos los viernes del mes en El umbral de la primavera, y La verdadERA historia. Blancanieves, de la compañía 3 segundos. También habrá cante y danza con No estoy aquí para entreteneros, de la compañía F. de Asfalto, todos los domingos en la sala Mínima espacio escénico no convencional. La tortuga acoge otros dos montajes: Lesiones incompatibles con la vida, de Ocara Producciones, y En clownstrucción, de la compañía Degustando placeres. Además, habrá tiempo y espacio para la reflexión y el diálogo en el encuentro con las dramaturgas que conforman la selección que tendrá lugar en La Corsetería de Nuevo Teatro Fronterizo el 14 de noviembre.