Tamara García Iglesias: “El cine tiene una deuda con el cuerpo de la mujer”

Fotograma del corto documental 'Locas del ático"
Fotograma del corto documental 'Locas del ático"

La lectura crítica de la locura femenina pergeña una crónica de siglos de sesgos y opresiones de género. Locas del ático, cortometraje documental con el que la directora Tamara García Iglesias aspira a la carrera hacia el Goya, entrelaza imágenes decimonónicas de diagnósticos de histeria con los fotogramas silentes de las protagonistas del cine mudo. Un mecanismo subversivo que deconstruye el expuesto objeto de deseo y experimenta con el intencional subrayado de la (mal)interpretación a la que las mujeres han sido sometidas.   

Nokton Magazine: Tengo entendido que conociste la existencia del catálogo de fotografías de mujeres histéricas del doctor Charcot por casualidad. ¿Fue el destello para sacar a estas mujeres del ostracismo?

Tamara García Iglesias: Sí, encontré las fotografías de una de sus pacientes sin saber qué era. Ahí empecé a mirar el libro completo. Pensé que aquellas mujeres estaban haciendo de Santas. Charcot publicó dos libros fotográficos que parecen una propuesta de performance, pero que para él son la evidencia científica de la existencia de la histeria.

NM: Sus apreciaciones manifiestan conclusiones pintorescas. A pie de uno de los retratos aparece la siguiente nota: “Melancolía cataléptica”.  

TGI: A mí lo que me llamó la atención fue cómo un científico puede leer o significar los síntomas de una persona para poder tener la razón. Sin cuestionar los métodos o sin preguntar a las enfermas.

NM: El doctor Charcot se focaliza de forma casi obsesiva en una de sus pacientes, Justine. Decenas de fotos “documentan” un proceso. ¿Le pudo la creación de un “mito”?

TGI: Sí, él quería ser reconocido por haber clasificado una enfermedad, quería tener el crédito ante la comunidad científica. No le importó manipular o mentir para eso. Justine era su enferma favorita, aparece fotografiada en varias de las supuestas etapas. Sin embargo, ella huyó del hospital, de La Salpêtrière, disfrazada de hombre, y terminó trabajando de actriz en un cabaret.

NM: En Locas del ático vinculas la construcción de la imagen de estas pacientes con el discurso narrativo en torno a la mujer del cine mudo. ¿Qué te condujo a esta correspondencia?

TGI: Empecé a pensar en las actrices que prestan su cuerpo y su voz y en el respeto que me produce esto. Empecé a pensar cuantas veces nosotras hemos visto escritos personajes de mujer que nada tienen que ver con la experiencia de ser mujer. Y no hablo exclusivamente de la representación del amor o del sexo, sino de algo más profundo.

Retrato de la directora Tamara García Iglesias, guionista y realizadora del cortometraje documental ‘Locas del ático’.

NM: El corto es consciente de su corriente de pensamiento, pero se despliega en la poética de las imágenes y las sensaciones. ¿Buscabas el aspecto performativo desde la forma?  

TGI: Así es, buscaba entender cómo el montaje no significa materiales de archivo que pones “sobre antes” o “detrás de”. Me parecía que estaba en el medio: Entre el archivo y el texto.

NM: La teoría del “útero errante” -origen del diagnóstico de histeria en el XIX- caló tan hondo que a lo largo de la Historia dio explicación a cualquiera de los males que afectaban a las mujeres. ¿Queda trabajo para desvincular el término “histérica” de la condición femenina?

TGI: Para mí, la popularización de las imágenes y cómo desde el cine se filtran a la realidad. Yo no he visto nunca un pirata del siglo XIX, pero me lo imagino por las pelis. Creo que las imágenes pueden construir una forma de entender la locura, en cuanto que vas al arquetipo. ¿Cuántas mujeres hemos visto encerradas en manicomios o locas en el cine? Un montón. ¿Tiene que ver con la realidad del trastorno? Muy pocas veces.

NM: Marguerite Duras, cuya presencia recorre el relato, escribió en Los ojos verdes: “Ser para uno mismo su propio objeto de locura y no volverse loco, en eso podría consistir la desgracia maravillosa”. ¿Por este motivo Locas del ático transita sin gravedad, incluso con humor, por el discernimiento improbable de la locura?

TGI: Qué bonito esto que preguntas… Creo que nosotras, nuestro cuerpo y nuestra mente son en realidad las únicas herramientas que tenemos para entender realmente lo que vivimos. Esa distancia de la que habla Duras en tu cita, en la que poder estar loca y consciente signifique la locura, es una forma de ver la salud de forma mucho más comprensible. Me hacía mucha gracia lo de que los personajes femeninos que me iba encontrando en el archivo hablasen.

NM: ¿Qué simbólica sería la nominación a los Premios Goya con un corto que no teme decretar “mi cuerpo ha sido tu primer cine” antes de los títulos de crédito?

TGI: Llegar ya a la nominación me parecería un milagro. Un corto experimental feminista… Creo que el cine tiene una deuda con el cuerpo de la mujer, en su trato tanto dentro como fuera, en su significado y en su sentido de la belleza. Realmente han contado lo que necesitaban sin preguntar. Pero más allá de lo que narra, por la forma deslavazada del corto y cómo se va de un material al otro, significaría que podemos ver más cosas que una narrativa lineal.

NM: ¿Cómo explora tu nuevo proyecto la imagen que el audiovisual europeo ha mostrado sobre determinadas realidades?

TGI: Hauek ez Dira Orbainak (‘Estas no son las cicatrices’) trata de inventarse una realidad y hacerla pasar por documental. En Europa es reconocida nuestra obsesión por «explicar» lo desconocido. El largo plantea si en estos momentos de las narrativas se pueden hacer las películas desde el mismo lugar en nombre de la libertad creativa.

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