Sonidos en un cóctel de ron

La decoración no es suficiente, los cócteles precisan de sonidos con los que poder viajar sin movernos del sitio y dejarnos guiar por sabores desconocidos.

Saborear una combinación fresca, aromática y embriagante en una terraza al borde del mar es una de las primeras imágenes que se muestran en nuestra mente si pensamos en relax, en tiempo de ocio y calma. Es precisamente el sonido del mar el encargado de aportar tranquilidad a la escena, ¿y si el sonido saliese de la propia copa? Está es una de las propuestas que estuvieron presentes en el VI Festival de Ron que tuvo lugar el martes 29 en el restaurante del museo Reina Sofía.

Sonido de mar, o de lluvia, es lo que se percibía al acercarse al oído una copa azul de apariencia normal. Era el sonido, que duraba todo el tiempo que se tardase en tomarla, y no la decoración la auténtica esencia de este cóctel que según explicaba su creador recoge también el olor del mar añadiendo ajo marino como ingrediente. Lluvia sobre el mar es el nombre que le daba aunque el concepto abarca mucho más y quiere proyectarse como una línea que capte ese sonido en cada ciudad en la que se esté tomando. Una copa conceptual que parte de una bebida transparente y hace su propia magia al añadir peta zetas para conseguir ese particular chispeo que traslada a islas paradisíacas.

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Bombones rellenos de ron.

Viajar mentalmente a una de esas islas paradisíacas era tarea fácil durante el festival, el ambiente caribeño lo marcaban los acordes latinos y los vivos colores de las copas. Para completar cualquier viaje imprescindible prestar atención al paladar, los sabores de la tierra mutaban en una de las armonías más especiales, la de ron y chocolate. El chocolate era el otro gran protagonista y sus posibilidades eran infinitas, para mantener el ambiente imprescindible un gran porcentaje de cacao y un relleno de ron líquido. No es el único maridaje de alcohol y dulce que hace furor.

Las posibilidades del ron radican en la creatividad de cada barman, desde combinaciones más tradicionales con ginger ale a otras con jengibre en un mundo de sabores en copa. Copas de cualquier forma y tamaño, incluidas las de metal para preparar cócteles que precisaban de flambeado y cientos de ojos observando el proceso de elaboración de cada una de ellas, impregnándose de cada giro de muñeca, de cada mezcla de color y de cada aroma frutal que va emanando a cada paso de la creación.

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Para la preparación de un cóctel, flambeador y jarras.

El interés por la creatividad gastronómica ha encontrado uno de sus espacios en los festivales de bebidas y las posibilidades de sus cócteles, en algún momento puede que la gente dedique la temporada a ir de festival en festival como si de música se tratase para ir descubriendo sabores e islas de ensueño.

Fotos: Alveart (cc) / Rocío A. Gómez Sustacha